«Clancy»- Twenty One Pilots (2024): Está pasando de nuevo
«Clancy» llega casi una década tras el suceso del dúo con «Blurryface» (2015) y los guiños/evidencias de esa nostalgia de antaño están en todas partes mientras recorremos sus recovecos, muy bien anticipados por sus singles y todo este montón de pistas y códigos que han estado entregando a modo de continua narrativa y misterio. ¿Es un regreso al pasado tan hilado de forma conceptual y difusa como la serie alemana Dark? Algo así.
Hay un dejo de trabajo de memoria de cuando en algún momento solían tener una banda, la cual se fue desmantelando de a poco. ¿Fue un problema? Solo el tiempo ha demostrado lo bien que han hecho las cosas Tyler Joseph y el batero que se ha ganado su sitial de honor en el sillín, Josh Dun. Shows masivos, alimentación de todo un universo conceptual que va y vuelve como viajes en el tiempo para el fandom, imágenes llenas de deja vus, e incluso se han dado el gusto de hacer guiños a las culturas de los países (como sucedió acá en Lolla y ese inesperado tributo en trompeta a Los Jaivas).
Mucha agua ha pasado desde el álbum de «Stressed out». Con Trench de 2017 se arrimaron a cierta oscuridad que por suerte se mantiene para equilibrar motores, pero sin dejar su gustillo por el indie pop inherente como en Scaled & Icy de 2021, pero donde el trabajo en voces, arreglos e instrumentación ya profesionalizaba y direccionaba mucho mejor las cosas. Su séptimo álbum, Clancy, pretende completar la historia de la mayoría de edad que comenzó con ese exitoso LP de 2015.
También, como lo fue Blurryface, ese personaje con marcas en el cuello, inseguridades y demonios, Clancy representa a un ente, como eje central de la historia. “Soy Clancy, hijo pródigo/ Listo, ven con Josh Dun”, rapea Joseph rápidamente sobre la parte de batería flotante de su compañero en “Overcompensate”, que arranca con una energía tan bien parida como hecha a mano-para aplaudir-con el ánimo de los propios clásicos álbumes de los Chemical Brothers, y que, al igual que los capos del break beat de Manchester, con un freno de mano en el ritmo para entregarse al seductor coro del tema.
De ahí en más el crecimiento es evidente: «Next Semester», apela a cierto espíritu emo, pero lo genial es que no todo va por una tangente, sumemos el tono de himno de “Backslide”, al espíritu neo-new wave en clave The Killers de “Midwest Indigo”, los imposibles tonos de «Vignette», la alta prestancia de retro-tracks como «Navigating», la psicodelia electrónica TameImpaliana de «Snap Back» o la bien pulida influencia de Rivers Cuomo cuando Joseph se arrima a la grandilocuencia vocal, alternado e independiente de lo extraordinariamente bien que maneja las rimas, como un storyteller desalmado.
Rap callejero existencialista, neo-soul, indie rock/pop, midwest emo, amiguismo insistente con los sintetizadores, coros de estadios a lo Weezer, e incluso rock electrónico, o como bien lo ha dejado dicho la propia banda, TOP trata los géneros musicales, «como un niño trata los legos».