Gold Standard Laboratories / Universal / Strummer, 2005 Si de discos “cabezones” se trata el…
Disco Inmortal: The Mars Volta – De-Loused in the Comatorium (2003)
GSL / Universal / Strummer, 2003
Pocos músicos han evolucionado de manera tan notable y rápida como el puertorriqueño Omar Rodríguez-López y el cuasi mexicano Cedric Bixler-Zavala, amigos desde su adolescencia en El Paso (Texas), venidos de la prometedora banda post hardcore “At the Drive-In”, quienes desde 1994 hasta 2001 estuvieron dándonos cátedra de lo que la energía musical y la fuerza del sonido (a veces muy crudo) podía hacernos sentir. La banda se disuelve en 2001 por muchas circunstancias las cuales ahora no explicaremos, pero claro está que el salto que la dupla Rodríguez-López/Zavala da desde la última placa de su anterior banda al debut de “The Mars Volta” con “Deloused in the Comatorium” (2003) es enorme. Rodríguez-López armado de un arsenal de equipo para dar forma a los extraños sonidos de su guitarra y Bixler-Zavala refinando un tanto su voz y llenándola de efectos componen “Deloused in the Comatorium”, el que se nos presenta como un exquisito viaje lisérgico-sonoro, apelando a la sicodelia setentera, el rock duro, el consumo de opiáceos, el uso de la creatividad extrema y por supuesto muchos cojones.
Algunos datos interesantes de este debut son la incorporación del bajista Flea, de Red Hot Chili Peppers para esta grabación (en reemplazo de la bajista original Eva Gardner), el legendario productor del disco Rick Rubin, la locación elegida para grabar que fue la famosa mansión del propio Rubin 2451 del Boulevard Laurel en L.A. (donde los Chili Peppers graban “Blood Sugar Sex Magik”) y macabramente hermosa portada del disco a cargo del artista inglés Storm Thorgerson, responsable de portadas tan emblemáticas como la de “The Dark Side of the Moon” de los Floyd.
“Deloused in the Comatorium” está compuesto como un réquiem moderno, un regalo que el dúo le hace a su mentor, el artista, pintor, poeta y músico Julio Venegas, quien intentó suicidarse con una dosis de veneno para ratas mezclado con morfina, pero al fallar y luego de despertar del coma finalmente salta de un puente sobre la autopista interestatal 10 de El Paso, logrando finalmente su cometido. Para homenajear a su propio “Diamante Loco” crean la historia de Cerpin Taxt, quien, al igual que Julio, tiene una sobredosis posterior a inyectarse una dosis letal de alguna sustancia y es ahí donde comienza la historia de lo que experimenta el protagonista en su viaje por el Comatorium.
Todo comienza con la intro de un minuto y medio “Son et Lumière”, en donde el protagonista Cerpin Taxt hace alusión al veneno de ratas inyectado y al parecer soporta un tortuoso dolor en todo su cuerpo (“Manage with all the other rats, nurse said that my skin will need a graft, I am of pockmarked shapes, the vermin you need to loathe // “Gestándome con todas las demás ratas, la enfermera dijo que mi piel necesitará un injerto, soy de formas desfragmentadas, las bestias que necesitas odiar”). Es una pieza de un sonido perturbador, con un comienzo suave que va desencadenando de a poco un ritmo irregular y con un fondo sonoro que se asemeja a la sirena de una ambulancia, es por lo menos inquietante.
El viaje continúa con la brutalmente energética “Inertiatic ESP”, donde comienza el sueño dentro del coma. Rodeada de impresionantes compases irregulares, la letra nos cuenta la sensación de estar perdido en este doloroso y perturbador estado. Investigando un poco el tema habla del viaje de Cerpin Taxt en forma ESP (Ectopic Shapeshifting Penance Propulsion), que es la forma que adopta durante este viaje en donde siente el interior de su cuerpo atravesado una y otra vez por criaturas en forma de arañas, que son los Tremulants (seres de la imaginería artística de Julio Venegas), las cuales son emuladas en los sonidos de la guitarra de Rodríguez-López. En su composición está cargada de abstracciones de ritmos latinosk, que pasan un tanto desapercibidos debido a lo eléctrico del sonido.
Continuando con “Roulette Dares (The Haunt Of)” donde el protagonista despierta ya totalmente fuera del ESP, en un lugar abandonado y pasa la noche en el Rulette Dares, un vagón de tren maldito, en donde es atacado por una criatura mientras el tren viaja a gran velocidad. El sonido del tema continúa en la misma línea del anterior, con un coro desgarradoramente cantado por Zavala a la perfección (“Exoskeletal junction at the railboard delayed”/ “Se retrasa la unión exoesquelética del ferrocarril”). En medio del tema un cambio de ritmo donde la baterista Jon Theodore pasa a ser la protagonista, y los demás instrumentos se funden en el fondo de manera de crear un extraño pasaje sonoro para volver nuevamente a la intrincada lírica. El tema se calma hacia el final y se desvanece de a poco en sonidos ambiguos y misteriosos.
Continúa el breve acústico instrumental “Tira me a las arañas” para pasar abruptamente a “Drunkship Lanterns”, una pieza cargadísima de ritmos latinos de la más pura escuela de Santana, donde la guitarra de Rodríguez-López y las percusiones hacen verdadera poesía sonora, y no menor es la voz de Cedric que alcanza unas tonalidades al borde de su límite, mientras el bajo del experimentado Flea suena potentísimo. Este puede calificar como uno de los puntos más elevados del disco. Esquizofrenia, salsa, rock progresivo y hardcore espacial nos describen el estado de desesperación de Cerpin Taxt, quien despierta en un océano clavado a una balsa, de donde logra escapar para introducirse a un submarino. Repitiendo una y otra vez “Counting the Toll” // (“Contando las campanadas”) nos hace sentir su desesperanza y desorientación. Un tema increíble que quedó para siempre en nuestra retina en esa esquizofrénica versión en vivo que dieron los Volta en los MTV Video Music Awards de 2003.
El siguiente corte es “Eriatarka” que comienza con una hermosa y melódica guitarra, la voz es suave y melodiosa. Un breve pasaje que hace antesala sonora al estribillo y nos rememora el inicio del álbum. El coro irrumpe con fuerza hablando de una especie de experimento que están haciendo en un quirófano con el cuerpo de Cerpin Taxt, en su delirante viaje por el coma (“Trackmarked amoeba lands craft, cartwheel of scratches, dress the tapeworm as pet, tenticles smirk please, flinched the cocooned meat, infra-recon forgets, gotta be a way of getting out // “En una pista marcada por las amebas la nave aterriza, ruedas de carreta arañadas visten a la tenía como mascotas, los tentáculos sonríen por favor, estremecen la carne del capullo, el infra-reco se olvida, debe haber alguna forma de salir”). Cedric Zabala canta repetidamente “If you only knew the plans they had for us” (“Si supieras el plan que tienen para nosotros”), como haciendo patente la incertidumbre de estar siendo intervenido físicamente sin entender nada.
Una serie de ruidos electrónicos nos dan paso a “Cicatriz Esp” que nos muestra otro de los sueños de Cerpin Taxt, en donde adopta la forma de Clavetika Tresojos, su versión femenina bicéfala, quien flota sobre las dunas, pudiendo matar a todos con su voz, y quien protege al líder de una rebelión. “I’ve Defected” (“He desertado”) canta Clavetika al ser vencida. Es una épica pieza de doce minutos y medio de duración. La voz de Cedric es lamentosa angustiosa, la guitarra se vuelve un continuo de notas alargadas, mientras el bajo y la batería marcan de una manera potente. El tema está lleno de interludios bastante silenciosos en contraposición con la potencia del coro. El solo principal del tema en manos de Rodríguez-López es extenso (quizás demasiado) comenzando de manera bastante rockera, pero ya en su parte intermedia está lleno de efectos sonoros, pasajes cámbricos y silenciosos. El tema vuelve con potencia latina a retomar la historia terminando de manera muy power y abrupta.
“This Apparatus Must Be Unearthed” comienza con un potente ritmo de 3/4, con una batería potentísima en donde Theodore se luce. Si la escucháramos independiente de la música es un verdadero sólo. “I’ve been waiting for so long, for someone to, mend all the blame, I’ve been searching for so long, for something to anonymous avenge my name” (“He estado esperando por tanto tiempo para que alguien repare toda la culpa. He estado buscando por tanto tiempo algo anónimo que vengue mi nombre”) dice la frase principal. El tema suena bastante más directo que los anteriores, con un ritmo casi constante y sin muchos cambios. La guitarra suena poderosa al igual que la voz, finalizando con una especie de “electronificación” del ritmo que acompaña todo el tema.
“Televators” es un hermoso tema para casi culminar esta historia, comenzando con sonidos de pájaros mezclados con ruidos ambientales para enlazarse de manera progresiva con una guitarra acústica. Narra de manera muy poética como Cerpin vuelve del coma a la realidad, tras su doloroso y esquizoide sueño en el Comatorium para luego lanzarse al vacío, estrellándose en el concreto para realmente morir y ser llevado por los Tremulants (“Just as he hit the ground, they lowered a tow that stuck in his neck to the gills” // “Al tiempo que él impactaba contra el suelo, ellos bajaron una grúa que entró por su cuello y engrifó las branquias”). El sonido del tema es emocionante, la guitarra acústica suena hermosa en contraposición con una serie de ruidos de guitarra eléctrica. Las voces dan una extraña sensación de paz en contraste con lo oscuro del mensaje que narra. Una pieza maravillosa para casi culminar con esta bizarra narración del viaje hacia la muerte de Cerpin Taxt, quien no olvidemos es una especie de alter ego del artista Julio Venegas.
El último corte del disco lo trae la longeva “Take the Veil Cerpin Taxt”, una especie de inquietante epílogo de la muerte que nos deja con la idea de que Cerpin Taxt queda vagando en pena. El tema de ocho minutos de duración es musicalmente excelente para terminar esta obra, recogiendo toda la musicalidad del disco. Nuevamente nos encontramos con los Volta tocando con gran energía, la batería y el bajo haciendo un ensamble perfecto, la guitarra de Rodríguez-López tocando de melodías increíbles y Cedric Bixler-Zavala cantando a tope. El tema se ve varias veces interrumpido por pasajes de ritmos entre cortados, y sonidos sicodélicos que vuelven repentinamente con la fuerza del hilo conductor. Rock progresivo y experimental mezclado con ritmos latinos, percusión y sonidos espaciales son la tónica con que termina esta pieza fundamental del rock de principio de la década de los 2000.
No se puede no decir que “Deloused in the Comatorium” es una pieza fundamental de la historia del rock y que es un disco que es necesario escuchar. Recoge de manera magistral una serie de tendencias y musicalidades, que difícilmente se pueden amalgamar de manera tan articulada como en esta obra. Cuando uno escucha el disco de principio a fin es realmente coherente como hacen los pasos entre tema y tema. Aún sin entender ninguna letra uno puede ir haciéndose la idea de la narración de una historia, casi como una película contada a través de la música. Es un sonido que en ese momento fue muy fresco y llegó un poco a rememorar las raíces del rock, combinándolo con lo que fue el rock sicodélico y progresivo; sumándole un toque de sonidos electrónicos, haciendo una especie de resumen sonoro de varias décadas, cosa que lo hace un disco de culto.
Por Álvaro Guajardo