Pistol, la serie: Entre la rabia y el ruido

Pistol, la serie: Entre la rabia y el ruido

Un grupo de marginados malditos que prendió fuego al Reino Unido con sus impulsos nerviosos de transformación comprimidos en dos minutos. Pistol es la crónica de una revuelta social, de una época y una banda que vandalizó la historia y reescribió el futuro de quienes no tenían nada.

La serie tiene momentos de magia caótica, de fantasía rock, de la potencia insana del punk. Los dos primeros capítulos valen la pena por una banda sonora demoledora que incluye a Bowie, T. Rex, Ottis Redding, Pink Floyd y Sly and the Family Stone, pero a partir del tercer capítulo toma velocidad y comienza a captar algo de esa celebración pagana hecha de furia y asco que fue el punk, llegando hasta el último episodio es una bomba filmada como un sueño lisérgico de una belleza sucia y sofisticada.

Pistol tiene una marcada influencia como un documental/biopic definitivo de los Pistols, cuando usa imágenes de archivo intercaladas en la narración de la serie que muestran disturbios, huelgas, a la realeza, la represión policial, a la clase media con banderitas británicas: la foto de un país dividido, al borde de una crisis social. 

Al comienzo de la serie las luchas por el poder interno se van disipando para dejar lugar a la música, pero nunca desaparecen, con Steve Jones como protagonista absoluto para recrear y aumentar su propio mito: el robo de los equipos de Bowie del Teatro Odeon, el robo a la tienda de ropa de McLaren, los flashbacks de los abusos que sufrió por parte de su padrastro, su miedo escénico, los cuatro días colocado de speed (metanfetamina) en los que aprendió a tocar la guitarra.

El germen del punk británico surgió del descontento, del desempleo masivo, de falta de oportunidades, de familias rotas, de crisis del estado de bienestar y ascenso del neoliberalismo y neo fascismo. Los Sex Pistols parecen nihilistas sui generis, salidos de la nada, manipulados por Malcolm McLaren, el mánager que los usó para hacer una gran intervención del espacio público con el objetivo de derrocar al gobierno. “No quiero músicos: quiero saboteadores, asesinos, tropas de choque. Estoy haciendo una revolución. Del caos, el futuro puede emerger”.

Toby Wallace (Steve Jones), Louis Partridge (Sid Vicious) y Christian Leeds (Glen Matlock) tuvieron que aprender a tocar sus instrumentos. Wallace también pasó un tiempo en Los Angeles con Jones para capturar mejor su personalidad. Para Boyle no se trata de que se vean iguales a los músicos o de la excelencia actoral: lo importante es capturar la intensidad y la urgencia del punk, su nerviosismo y aceleración lo cual logran con intensidad.

En el look lumpen del punk puede estar una clave de su éxito y de su abrupto final: “Con la heroína llegaron las camperas de cuero y las crestas. Se volvió un uniforme, cuando de lo que se trataba era de que seas tú mismo”, dice Rotten en The Filth and the Fury.

Rotten mismo fue quien demandó (sin éxito) a la producción por el uso de sus canciones, calificó a la serie como “la mierda más irrespetuosa que he tenido que soportar. Uno de mis problemas con los Pistols es la forma en que todos piensan que Malcolm manipuló a la banda y que nosotros éramos sus títeres. La serie lo perpetúa un poco. Pero esa es la historia: mucha gente lo cree y mucha gente sabe que no es verdad”.

Si los Ramones inventaron la música punk, los Sex Pistols hicieron el resto: actitud, ropa, ideas, unas letras saturadas de inteligencia y cinismo que eran una invitación a ser quien eres, a que empieces algo nuevo; el funeral del futuro de aquellos que se entregan a la época sin cuestionarla a la vez que la celebración del futuro de aquellos que no esperan nada de nadie porque saben que son descartables. El punk fue el instinto hecho forma, el grado cero del rock de un primitivismo demoledor, una obra de arte que intervino lo social y que le sacó al mundo la sensación de estar embalsamado.

«Pistol» ya está disponible en HULU. La producción de FX está basada en el libro Lonely Boy: Tales From a Sex Pistol, y narra las memorias de Steve Jones, el legendario guitarrista de la banda punk rock de fines de los 70’s.

Nacion Rock

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