Disco Inmortal: Black Sabbath – Heaven and Hell (1980)

Disco Inmortal: Black Sabbath – Heaven and Hell (1980)

Vertigo Records, 1980

Black Sabbath desde hacía tiempo iba a la baja. Con Ozzy Osbourne errático, por la gran cantidad de drogas, y una pobre última producción; que fue la gota que rebalsó el vaso —Never Say Die! (1978). La molestia no se hizo esperar y terminó expulsado. Para su reemplazo fue llamada una estrella en ascenso: el ex-vocalista de Rainbow, Ronnie James Dio —fallecido en mayo de 2010. Bajo esta nueva encarnación apareció la 9ª entrega de los de Birmingham: Heaven and Hell, publicada el 25 de abril de 1980.

Con pasos en estudios de grabación en Miami y París, por primera vez llamaron al inmortal productor Martin Birch, muy relacionado al trabajo de Deep Purple; y por consiguiente a los ya nombrados Rainbow, en una muy buena conexión del cantante. De portada fue escogida la ilustración Smoking Angels, del artista Lynn Curlee —hecha un año antes, pero que se basó en una fotografía de 1928. Dio remarca la decisión: “Lo que nos gustó fue que mostraba a tres ángeles aparentemente relajados, haciendo lo que la gente normal podría hacer: fumar y tener un juego amistoso de cartas. Estaban tomando un descanso del trabajo, se podría decir”.

Fotografía de 1928, base de la portada de Heaven and Hell.

La apertura acelerada de Neon Knights, la última de esta colección en ser compuesta, está cargada al mito y cultura medieval. Un punto de quiebre con lo que venían haciendo, tomando un aire diametralmente opuesto; y que tuvo la labor de ser el single promocional que adelantó el disco. El bajista, principal letrista hasta antes de ello, lo ilustró en uno de los primeros episodios de That Metal Show (2009): “Cuando recién nos juntamos, Ronnie dijo que él se encargaría de todas las letras, y todos los demás celebramos. Fue un gran alivio, escribe de otra manera sobre otros temas; fue grandioso para mí, porque me costaba saber de qué escribir hacia el final de los 70’s. Creo que cuando él escribe, las letras siempre salen mejor”. Algo que venía ensayando de hace varios años atrás, como escudero de Ritchie Blackmore en la banda del arcoíris, orientándose hacia los tintes épicos; pero por sobre todo con una lírica deliciosa.

En contraparte; Children of the Sea fue la primera hecha, en un chasquido de dedos, una vez que unieron fuerzas —historia siempre remarcada en los conciertos, en especial durante la última etapa juntos. Tras la delicada apertura de guitarra de Tony Iommi, Dio nos habla sobre los Hijos del Mar: “En la neblina de la mañana, en la orilla del tiempo, hemos perdido el sol naciente; una señal final. Mientras la neblina de la mañana pasa y se extingue; alcanzamos las estrellas, cegamos el cielo”, despacha con completa soltura la primera estrofa; para luego cambiar el ritmo, a uno más primigenio que es marca registrada de Black Sabbath. Aunque aquella versión no prosperó como se esperaría. Lo que la salvó, encumbrándola en lo más alto, fue su corte en vivo; sacado de la placa Live Evil (1982), que le hizo ganar considerable potencia.

Lady Evil, y su intenso muro sónico a cargo de Geezer Butler y Bill Ward —acrecentadísimo en directo; podría relacionarse de alguna forma a lo creado por Dio en Tarot Woman, una de las grandes perlas de su periodo en Rainbow: la imagen femenina que se debate entre el ocultismo y satanismo, siempre en clave de rock pesado. Vibra que se mueve hasta el tema homónimo, la monumental Heaven and Hell. El particular momento en que Ronnie hace gala de su sello patentado, la mano cornuda, para en concierto hacia el final ser iluminado por un par de reflectores rojos desde abajo —sin contar que podía alargarse hasta llegar a los quince minutos de duración. Según sus palabras: “Es sobre la capacidad de cada ser humano para elegir entre hacer el bien o el mal, esencialmente porque cada persona tiene el cielo e infierno dentro de ellos”, de paso sindicándola como una de sus favoritas. La introducción quedando grabada a fuego: “Cántame una canción, eres un cantante. Perjudícame, eres portador del mal. El diablo nunca es un creador; cuanto menos das, más aprovechador eres. Así que sigue y sigue; es el cielo y el infierno”.

Wishing Well, un medio tiempo inclusive jovial, le prepara el terreno al que fue el segundo y último single promocional: Die Young. Iniciado por los teclados del sesionista, y desde allí colaborador inamovible hasta los 00’s, Geoff Nicholls —fallecido en enero de 2017. De esencia lúgubre al que de manera tímida se le acoplan las seis cuerdas, de un momento a otro pisa el acelerador; tocando el tópico, en tono poético, de “la futilidad de la vida frente a su naturaleza efímera”. El peso ligero de Walk Away deja listo el cierre para Lonely Is the Word, otra mayor que es abierta por un afilado riff — “Es un largo camino a ningún lugar, y voy partiendo pronto”. Tras el aplastante monolítico, le da lugar a los cambios de ritmos que revelan la verdadera naturaleza blues de la canción —como comentó el nuevo integrante, a cómo fue pensada.

Heaven and Hell se trató de un salto al vacío donde ya no tenían nada que perder, y todo por ganar; transformándose en un bálsamo para Black Sabbath de cara a una nueva década, y a la larga uno de los pilares centrales del catálogo. Le valió buenos dividendos, como no los tenían hacía tiempo; llevándolos de vuelta a los primeros planos, y de paso le dio un empujón hacia la inmortalidad a Ronnie James Dio —que pese a pronto haber emigrado de allí, para iniciar su propia agrupación, tuvo un par de notables regresos (1991-92, 2006-09). Hoy, a cuarenta años desde su llegada a estanterías, sigue sonando contundente y fresco.

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