Disco Inmortal: Bon Jovi – Slippery When Wet (1986)

Disco Inmortal: Bon Jovi – Slippery When Wet (1986)

Mercury Records / Vertigo Records, 1986

Desde que irrumpieron en la escena hard rock, Bon Jovi ha pasado por varias etapas. Sin embargo, la banda ganó importancia muy pronto y supo trabajar su vigencia hasta hoy, porque aún llenan estadios en todo el mundo con fans incondicionales que corean, a todo pulmón, esas canciones que alumbraron los ’80 y que no hacen caso al paso del tiempo. El fenómeno que causa Bon Jovi, en pleno siglo XXI, es un tesoro muy valioso que no muchas bandas pueden atribuirse, identificando como punto de partida para tan generosa cosecha la aparición de su tercer álbum, parámetro que les permitió subir la apuesta en plena escena glam. De portada censurada en Estados Unidos y con tracks repletos de genuino hard rock, los años nos han dado la perspectiva para señalar que «Slippery When Wet» fue gigante, en un año de gigantes, ya que 1986 es venerado por todo amante del rock rebelde y puro.

En «Slippery When Wet» se produjo una conjunción que no había existido en los discos anteriores de la banda: la fusión de los talentos de Jon Bon Jovi, Richie Sambora y Desmond Child depuraron un estilo que aclaró sus ideas musicales, las que los harían sobresalir del resto. Estribillos largos, sentimentalismo sin fallas, una estructura melódica que buscaba la progresión a través de una esencia muy country; esta línea le dio valor agregado al disco y subrayó el virtuosismo de los integrantes, sobre todo de Richie Sambora, un guitarrista contundente y que aplicó tanto sentimiento a los temas que logró su propia trascendencia.

«Let It Rock» es un gran gancho al partir con esa intro barroca y con teclados a lo Deep Purple que dan paso a un tema magnífico y atiborrado de hard rock muy norteamericano. Y qué decir de «You Give Love a Bad Name», un tema que nos ha acompañado siempre y cada vez despliega más energía. El sonido es marca de Desmond Child, el genio de la época, y que le dio una creatividad única desde el inicio a capella, para estallar en un rush de locura. La voz de Jon está implacable, perfecta para el estilo y el tema no demoró nada en llegar al número 1 del Billboard.

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«Living on a Prayer» es el estandarte. Es aquella canción que a primera melodía te trae a la mente la imagen de los de New Jersey con sus pelos largos, pantalones de cuero, caras hermosas y sus videos de presentaciones en vivo. Radiable hasta el hartazgo pero jamás agotadora, destaca por ese efecto talk-box característico de Sambora, por los teclados precisos de Bryan y por el bajo de Such, combinación que fue sinónimo de solidez rítmica. Child, nuevamente, se hizo notar creando el famoso estribillo, el cual seguimos coreando hasta hoy porque se convirtió en una de las melodías más reconocibles de los ’80. «Social Disease» es un hard más clásico debido a los arreglos de los metales, y logra cierto aire de jazz gracias a la colaboración de Tom Keenlyside. En esa época era sugestivo comenzar un tema con los gemidos de una mujer, pero luego de ese aporte discutible, el track se vuelve pura energía, con un riff e instrumentos de viento simplemente de lujo. Es uno de los temas mejores logrados y es excelente previa para un clásico de clásicos. «Wanted Dead or Alive» es única. Cuenta con una memorable intro acústica, a doce cuerdas, que nos grafica la calidad instrumental que logró la banda. ¿Entonces, eran algo más que chicos lindos haciendo rock?. Claro que sí, y este track, tipo road song, fue prueba de ello. Tiene pasajes muy sobrecogedores y cuenta con el mejor trabajo vocal del disco, pues casi no hay coros. Logró llegar a la cumbre y atraer la mirada de la prensa especializada.

«Raise Your Hands» es el típico himno de estadio, digerible y energético. «Without Love» es más lineal y hasta prescindible, mientras que los teclados radiables dan paso a la balada «I’d Die for You», de estructura simple pero del gusto de los adolescentes, consumidor relevante para la banda. Prosigue «Never Say Goodbye», una power ballad con la que supieron impresionar. El éxito que logró este tema convenció a las discográficas de apostar por este formato de balada para alcanzar los charts, por lo que un amplio número de bandas se la jugó por este tipo de canciones. Por otro lado, «Never Say Goodbye» fue la prueba de que Jon y Richie no necesitaban a Desmond Child para componer temas que llegaran al corazón y que se alejaran del gusto del rockero clásico, pero imponiendo un sonido igualmente impactante . El cierre es con «Wild in the Streets», una propuesta pop-rock algo melosa pero interesante.

La portada de «Slippery When Wet» tiene su historia. Hubo una original que mostraba la camiseta de una mujer, debidamente mojada, y con los senos asomándose entre el trasluz. Pero, al igual que lo hizo Geffen, en Estados Unidos, con la primera portada del «Appetite for Destruction», «descartaron» el diseño y lo reemplazaron por un vidrio que tiene escrito el nombre del álbum, con letras que simulan lo mojado.

Gracias a este disco, con harto hard y hits armados con inteligencia y calidad, Bon Jovi se consolidó y marcó una pauta en el mercado, pues las discográficas se lanzaron a la caza de bandas con características como las suyas; aunque hubo muchos clones, solo ellos dominaron la década y la pantalla de MTV hasta el surgimiento del grunge. «Slippery When Wet» vendió 28 millones de copias, de los cuales 12 millones corresponden a Estados Unidos y fue el auténtico trampolín que los catapultó a la vigencia de la que gozan hasta hoy. Dejando de lado el atractivo físico de Jon y Richie, los temas develan calidad musical y de composición, excelentes singles, algunos de ellos arrolladores, y un toque de distinción gentileza de Sambora, que en sus acordes estuvo totalmente iluminado.

La mirada del tiempo nos ha permitido analizar el aporte instrumental en una era de sexo, MTV y drogas, pero en la cual Bon Jovi se vistió de sus mejores armas (y vaya que sí las tenían) para comenzar a recorrer un camino que los llevaría a cumbres incluso más creativas, consolidando un sello indeleble en los imprescindibles discazos «New Jersey» y «Keep the Faith».

Macarena Polanco G.

Macarena Polanco

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