Disco Inmortal: Siouxsie and the Banshees – Juju (1981)

Disco Inmortal: Siouxsie and the Banshees – Juju (1981)

Polydor Records, 1981

Increíble que ya sean cuarenta años desde que Siouxsie and the Banshees se erigieran en una especie de arquitectos del after punk, en tono siniestro, con su cuarto álbum. Primogénitos de la oleada punk que terminaba, ahora preferían  focalizarse en un concepto a través de Juju, el que desplegaba imágenes de necrofilia, vudú, asesinatos y lujuria, todo tejido sobre su contundencia sonora.

Primero fue Kaleidoscope (1980), donde la suma de sintetizador y caja rítmica evidenciaban el cambio, para luego, pasar a la solidez con este Juju, que es una de las mejores obras de la banda porque todos los cortes son memorables. El álbum se concibió buscando la unidad conceptual en sus canciones, algo sorprendente porque significaba jugar con la esencia de las bandas que el punk había jubilado; pero Juju traía una diferenciación en temática y sonido.

Las letras se concentraban en el horror y en versos que eran absolutamente ideales para Siouxsie, quien se erigía sobre una contundente densidad instrumental que enriquecía  la oscuridad temática, dando continuidad a un sonido inscrito poco antes por Joy Division. La pieza que abre es una  declaración de intenciones.  Un cuento tétrico que busca que el oyente se sienta protagonista de un hechizo, al tiempo que es un resumen de la gama de sonidos que se avecinan.

‘Into the Light’ es una pieza robusta e inquietante, con una percusión obsesiva envuelta en matices psicodélicos. En un álbum oscuro como este, que ahuyenta la luz para su óptima escucha, asoma la contradicción con una canción que habla justamente de esa luz. ‘Arabian Knights’ es uno de los emblemas de la banda, junto con ser la más pop; esto y su fantástica línea de bajo, la acercan al post punk que igual comulgaba con las melodías más masivas de la época. ‘Halloween’ es un lugar común para una banda con una propuesta como la de Siouxsie Sioux, quien además se pone la máscara y se entrega a lo lúdico de la celebración, al ritmo de una psicodelia acelerada y un riff que se abre paso a golpes. ‘Night Shift’ es gótico, oscuro, asfixiante y define el paseo por el lado turbio de lo psicodélico, refrendando el sello de la banda. Inspirada en el destripador de Yorkshire, dentro del sombrío catálogo de horrores que presenta el disco, le deja espacio a lo necrófilo. ‘Voodoo Dolly’ es un buen final porque es un éxtasis de oscuridad que, además, te coloca de nuevo como víctima de la magia negra. Siete minutos de pesadilla que cierran el círculo iniciado con el hechizo de ‘Spellbound’, y cuya duración le permite crear caos y distorsión, con un cierto vínculo final a Sonic Youth y Velvet Underground.

La influencia de Juju hoy se aprecia evidente en, por ejemplo, toda la carrera de Robert Smith, quien acabaría, en aquella época, sustituyendo a McGeoch; y por el lado del rock gótico como nicho, Juju es pieza fundacional y fue sembrando una huella que llegó hasta Johnny Marr y John Frusciante. Juju es un lujo, una pieza de colección de toda una etapa, donde era difícil conciliar una narrativa terrorífica con calidad musical, pero Siouxsie y los Banshees dieron cátedra en esos alborotados inicios de los ’80, aunque después se terminarían relajando un poco. Pero nadie les quita la enjundia oscura que se estampa en este excelente disco, el que nos sugiere una escucha danzando alrededor de una hoguera en la noche.

Macarena Polanco

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