Videografía Rock: «Take Me Out» – Franz Ferdinand

Videografía Rock: «Take Me Out» – Franz Ferdinand

Pink Floyd promovió una nueva generación donde el rock no tenía límites musicales ni visuales. Pasaron décadas para que una nueva banda definiera lo que el “art rock” había sido cosa de Roxy Music, Genesis, Velvet Undergound o el mismísimo David Bowie: Franz Ferdinand daba el golpe a la cátedra con su debut homónimo y las influencias artísticas se notaron tanto en letras y música, como también en sus videos.

“Take Me Out” sería la elegida para que la mezcolanza de ideas que tuvo Alex Krapanos y compañía fueran plasmadas con sus influencias tanto de minimalismo, dadá, constructivismo o suprematismo ruso. Es así como desde el principio la banda mostraba que sería diferente a lo establecido. La portada de su debut es basada completamente en el minimalismo ruso y el front de “Take Me Out” es un homenaje a Alexander Rodchenko con su afiche para la película documental de cine mudo de 1926 “One-Sixth Part of the World” de Dziga Vértov.

La portada del single ya daba pistas de cómo sería la pieza audiovisual la cual estaría a cargo del director sueco Jonas Odell y Kapranos expresó que «tuvimos mucha suerte cuando hicimos el vídeo porque teníamos todas estas ideas, pero no sabíamos si era posible hacer un vídeo así, o si costaría cientos de miles de libras o algo, pero, afortunadamente, nos encontramos con un tipo llamado Jonas Odell. Laurence de Domino lo conocía y pensó que estaría interesado en nuestras ideas, así que chateamos e inmediatamente tuvo todos los puntos de referencia y realmente le gustaron. Nos gustaron los otros vídeos que había hecho, nos gustaba mucho su estilo y dijo que le encantaría estar involucrado. Así que nos envió un clip de cómo se imaginaba el vídeo, así que lo miramos y pensamos Wow, esto es fantástico, el tipo está realmente en nuestra sintonía. Fue muy divertido, le enviamos muchos e-mails pasándole nuestras ideas y para saber cómo iba. Creo que hizo un trabajo increíble, quedamos realmente impresionados”.

El camino estaba pavimentado y el análisis a cargo de Kapranos es con frases sacadas de alguna revista de las artes vanguardistas del periodo de entreguerras: «es una especie de dos dimensiones en un estilo tridimensional, si es que tiene algún sentido. Se trata de un montaje de imágenes; nosotros mismos, imágenes y cosas tomadas de otros lugares, puestas juntas en una forma abstracta. Eso da al vídeo un estilo extraño y espasmódico”.

«I say don’t you know / You say you don’t know / I say… Take me out!» (Te digo “¿no lo sabes?” /Tú dices que no sabes / Yo digo… ¡Sácame de aquí!»).

El contacto visual con su público siempre fue la piedra angular. La escuela de Bellas Artes de Glasgow les dio los argumentos necesarios para que el aspecto gráfico fuese la real importancia en todas sus representaciones. Incluso, el propio bajista dijo en ese tiempo que lo que quería demostrarle a sus seguidores es igual de “comparable a las lágrimas derramadas por el mariscal Haig al contar el número de hombres que había enviado al ataque”.

El dadá de Raoul Hausband y los carteles optofonéticos que desintegran el lenguaje se nota en varios momentos en la obra de Odell: aislamiento de sílabas, conceptos mutilados y palabras desordenadas combinan y articulan lo que es la expresión gráfica con lo que es la acústica. Incluso, en el arte del austriaco es una de las mejores formas de enunciar lo que es Franz Ferdinand, pues sus obras son abrumadoras tanto en óptica y fonéticamente al lector y a los oyentes.

La pieza del director de videos suecos donde destacan trabajos con The Rolling Stones, U2 o Erasure se podría definir de muchas formas. Sin embargo, tal cual como la revista Der Dada en su segundo número lanzado en 1919 reflexionaba “o puede que no sea nada, es decir, que lo sea todo”, pues el trabajo hecho a gran escala es una secuencia magnífica donde las influencias que tuvo Franz Ferdinand se vieron concentradas y representadas como una forma provocadora en lo literario y traviesa en lo musical.

Los escoceses se convirtieron en una de las bandas más pretenciosas del mundo con su estilo musical y artístico, que los llevó a vender más de tres millones de copias el 2004 y 18 mil discos cada semana en los Estados Unidos. La fusión de su rock artístico con la música indie con tintes rave no había sido tan acogida en la historia de la música como fue con el sorpresivo primer disco que incluso los llevó a ser más populares que David Beckham en el Reino Unido.

Por Bastián Cifuentes

Nacion Rock

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *