«Brighten»: la marca registrada de Jerry Cantrell en un viaje por las sombras, la esperanza y dulces armonías

«Brighten»: la marca registrada de Jerry Cantrell en un viaje por las sombras, la esperanza y dulces armonías

Warner Music, 2021

Jerry Cantrell le ha dado mucho espacio en su recorrido a Alice In Chains, la banda de su vida y sus amores, y quizá eso no ha permitido que pueda desarrollar tanto su veta en solitario, entregándonos con brecha de varios saltos en el tiempo ciertos discos de su cosecha, pero la verdad es que él es la esencia de aquella banda que no suelta al momento de componer música de su propia cepa: la oscuridad, los momentos cautivantes, la nostalgia y el fantasma de su ex-colega y amigo Layne Staley están en todo y este disco no será la excepción.

Dicho esto, es un verdadero placer darle play al disco y no dan ganas de soltarlo ni hay espacio para aburrimientos ni degradación hasta el final: las exquisitas melodías, las tonalidades tan intrínsecas de su genio y figura están tan presentes que gustan por lo variado: si bien la oscuridad es premisa, hay melodías muy alegres y esperanzadoras también, se nota que estuvo disfrutando del disco, desde el nombre del tema que tituló al álbum hasta sus incursiones más country y folk/rock clásico, en temas como «Atone», además de «Black Hearts and Evil Done» (adorables y simples rasgueos de guitarras) y «Prism of Doubt” (gracias en gran parte a la presencia de pedales de acero en esta  pista).

Cantrell le da el valor además en la consistencia al «álbum» como un logro global en una era en que las bandas y nuevos artistas brillan y tratan el arte con un «menos es más» con «el single» como valor, pues acá Cantrell pulió las canciones para darle coherencia y por eso solo fueron nueve las elegidas y el guitarrista nos lleva de viaje por un conjunto completo de canciones sublimando el pack completo como una obra redonda. Cantrell ciertamente logra la hazaña en este lanzamiento.

Como coproductores del álbum, Cantrell y Bates hacen un excelente trabajo, los momentos de mas luces del disco requerían mayor experticia para sacarle el jugo a las armonías de Cantrell, tanto vocales como en la tonalidad de su guitarra, hermosa y querida compañera de toda su vida, a la que el compositor ha sabido sacar provecho: «Nobody Breaks You», «Siren Song», «Had to Know», (que sombríos crescendos mantiene en ésta) como los mejores ejemplos.

Y si bien Cantrell suena a «Cantrell» en todo su espectro, hay diferencias sustanciales que están claramente en la madurez de un hombre que se nota ha crecido musicalmente, pero no pierde la sensibilidad. La intensidad que empieza a cobrar el disco en su tramo final hace de este viaje algo trepidante, en cuanto a letras y música, por cierto (‘Nadie te rompe tanto como tú y tu corazón’ o ‘En mi oscuridad tu eres la luz, es curioso cómo el sentimiento nunca se va, cuando me equivoco, tu tienes la razón, llevas el recuerdo en mi alma’). Punto aparte la emotiva forma en que trata «Goodbye», para el cierre, tema original de su ídolo Elton John.

Si somos fans de Alice In Chains, de aquellas letras que te llegan a los huesos y que te hicieron en algún momento reflexionar, te dolieron el corazón, pero te hicieron vibrar de emociones al mismo tiempo, y  si además somos querendones de la marca registrada del guitarrista en su historia, este disco es una verdadera delicia que nos entrega el músico a sus 55 años de una trayectoria intachable.

Nacion Rock

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