King Diamond en Santiago Gets Louder 2017: Épica maldita

King Diamond en Santiago Gets Louder 2017: Épica maldita

No cabía duda que uno de los grandes números del SGL iba a ser un gigante del heavy metal de todos los tiempos, quien por suerte este año, no fue invitado de forma fortuita, pues eran los 30 años de una obra maestra del género como «Abigail» que iba a revivir, esta vez, por primera vez como solista bajo la firma King Diamond, por supuesto, con su gran banda de acompañamiento.

Y lo de «Abigail» llegaba en serio. Algo pudimos ver en sus shows previos de que la cosa iba a ser más que cinco músicos tocando con un profesionalismo y sonidos increíble ( y vaya que si lo fue ayer), si no que esto se presentó como una verdadera ópera metal de terror y una oscuridad que iba desde esa macabra escenografía (cruces invertidas, sarcófagos, pinturas de demonios, velas lúgubres, vitrales) hasta la segunda parte o segundo acto, dedicado a la historia completa de Abigail, este maldito engendro que toma posesión en una casa encantada, la mansión de los La Fey y que data de 1777, en esa historia tan bien construida de ese disco de 1987.

Habían ganas, sed de oscuridad. El ambiente del Movistar en general era predominantemente decantado hacia poleras de todas las portadas de discos de King Diamond y Mercyful Fate, pues el hombre pese a sus años aun inspira un profundo respeto entre sus fieles.

Muy puntual arranca todo. Y tras la intro de ‘The Wizard’ de Uriah Heep una anciana decrépita en silla de ruedas hace su aparición junto al maestro y toda esta tremenda escenografía. «Welcome Home», nada mejor para darnos la bienvenida a esta bizarra obra de terror y de ahí notamos lo absoluto y potente que sonaría este show. Con un prolijo cuidado en el ambiente oscuro más que ideal. ‘Sleepless Nights’ y la increíble ‘Halloween’ desataba los mismísimos infiernos donde nos daba tiempo para sacudir nuestras cabezas pero al mismo tiempo notar los detalles cuidadosos de la escenografía, el arte y las puestas en escena teatrales (con una chica contratada incluso para la ocasión).

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Antes de que todo continuara el danés le da un stop imprevisto al show, puesto que las luces «realmente lo estaban quemando como a las brujas» decía. Se refería a las luces directas que pegaban muy fuerte en el escenario, por lo cual pide unos minutos para continuar. El tema se subsana y continúa su horror. Al maestro de la oscuridad no le vienen con cosas (aunque de alguna manera le estaban dando de su propia medicina).

‘Eyes of the Witch’ continuaba y la maestría sonora la verdad que impactaba, dejando a ese Movistar Arena prácticamente alucinado por completo. Por supuesto, uno de los grandes artífices de esta fiesta era el guitarrista Andy La Roque, ovacionado al momento en que King Diamond presentaba a los músicos. La verdad es que el tipo es un monstruo, pues hace sonar su guitarra casi igual con esa potencia y trato con las cuerdas heavy impresionante. Un tipo algo subvalorado al momento de reseñar los más capos del instrumento, y que ha acompañado a KD en sus travesías más épicas, tanto en solitario como en Mercyful Fate.

‘Melissa’ y ‘Come to the Sabbath’ finalizaban la primera etapa. La primera hacía resurgir la fanaticada de Mercyful y la segunda hizo saltar a todo el Movistar, por cierto, ya lleno tanto en cancha como en plateas. Broche dorado para la caída del telón inicial.

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La segunda parte nos aguardaba lo mejor: esos oscuros demonios se transformaban en la mansión LaFey y las escaleras propiciaban la teatralidad de toda esta obra: ‘Arrival’ y ‘Mansion of Darkness’ junto con el rescate de la momificada Abigail, esta infernal criatura que tomaba posesión de sus víctimas y las destruía por completo (o incluso se las comía). Teatro bizarro: a ratos las guaguas de plástico se veían algo burdas, pero lo que importaba realmente era el espectáculo que estábamos presenciando. La épica de ‘Family Ghost’ o la intratable ‘The 7th Day of July 1777’ (día fatídico donde nació muerta Abigail, generando la maldición representada) sonaba a mil por hora. La Rocque le entraba la acústica, desataba los mil infiernos con sus brillantes solos y esos riffs deliberadamente magistrales.

«Ya saben lo que viene» decía el master Diamond para desatar ‘Omens’. «This is for you Santiago» y la tremenda «Abigail» sonaba atronadora. No se podía creer el show a estas alturas y las caras contentas del público así lo delataban. ‘The Black Horsemen’ era una joya para el cierre, un tema lleno de magia, oscuridad y secciones. Ovacionado y cantado por completo. Sabíamos que era el final.

El show se pasó muy rápido y la verdad superó toda expectativa: sonido, teatralidad, protagonistas, público. El maestro del horror alzó la bandera chilena en la despedida y dejó una huella que seguro no olvidaremos, y de paso, se anotó con uno de los mejores shows del año.

Por Patricio Avendaño R.
Fotos: Lotus

Patricio Avendaño

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