Los germanos preparan un repertorio único, con canciones clásicas que nunca han tocado antes en…
Sodom: 40 años de poder incondicional
Los alemanes no defraudaron en su regreso al país
Brutalidad y crudeza es lo que se vivió ayer en Teatro Coliseo, un vendaval de potentes riffs y voces espectrales gracias a las bandas que entregaron lo mejor de sus clásicos temas. De alguna forma se revivían los sonidos y estética old school del thrash metal noventero, casacas de mezclilla llenas de parches, zapatillas clásicas de caña alta de todas las marcas, cabelleras largas y ese ánimo de moshing incandescente que tanto nos representa. La visita de los alemanes de Sodom siempre es bienvenida, banda que no necesita presentación ya que desde sus inicios, han estado desatando un torrente de acero de guerra relámpago teutónico sobre los headbangers nacionales. También tienen la distinción de ser una de las primeras reflexiones sobre el black/death metal, y una de las pocas bandas de este tipo que se mantuvo consistentemente bien en su transformación del thrash metal.
Las presentaciones de los nacionales Luctus Hydra y Dekapited estuvieron en un muy buen nivel, potencia, energía, en ellos la locura se plasma en riffs y tonos de guitarras que emulan desolación, furia e insanidad, percusiones machacantes que le impregnan un pulso apesadumbrado, febril y por supuesto las blasfemias y lamentos son expulsados en español que son bien recibidos por los presentes que no dudan en alentar a sus coterráneos.
Sinister, los neerlandeses lanzaron lo mejor de su armamento, la capacidad y técnica de sus integrantes en cuanto a las guitarras y la batería tienen la capacidad de pasar inmediatamente de un estado agresivo directamente a un patrón de riff agregado elegido que suena perfectamente con el contrabajo y los ritmos explosivos de la batería. Estos elementos tienden a permanecer el tiempo suficiente a medida que avanzan a través de diferentes texturas, hasta que regresa la furia de la agresión lo cual lo demuestran en The Malicious y Blood Ecstasy, los que sonaron al principio dejando una locura entre los metaleros asistentes, Sadistic Intent, Symphony Nr XII y Afterburner, anuncian claramente voces guturales que van hasta gritos agudos donde sus estilos de riffs son particularmente notables, ya que cada patrón de riff intenta traspasar los límites del death metal.
Ya hacia el final The Masquerade of an Angel y Deformation of the holy Realm mostrando lo mejor del death metal de la vieja escuela de los días anteriores a ese término, y como tal, fueron técnicos, brutales, ennegrecidos, vanguardistas, rápidos y pesados.
Sodom es un clásico del thrash siempre bien recibido en suelos nacionales por su música y letras de agresión lunática de poder incondicional, sus riffs usados por la mayoría de las bandas de black y death metal de la época siguen ocasionando caos y desenfreno cada vez que tocan en vivo, su presentación pasó por la mayoría de una extensa discografía, pero en «Agent Orange» fue cuando sostuvieron su show, donde temas como Sodomized, Agent Orange y M-16, encendieron a los thrashers, junto a moshing y bengalas llevados por los sonidos llenos hasta el borde de metal abrasador.
Leave Me In Hell, cover de Venom fue un punto alto al igual que Equinox, pura retroalimentación y acordes lentos y potentes del infierno, Caligula y Nuclear Winter que golpean como una tormenta furiosa desde arriba con una precisión mortal. Blasphemer, Incest y Ausgebombt, resuenan con el bajo distorsionado del líder de la banda y vocalista Tom Angelripper, una volea contundente de graves, que se encuentra con su gruñido feroz.
Ya para el final, Remember the Fallen, un genial cover de Motorhead -Iron Fist- y Bombenhagel que golpeaban a los presentes con velocidades grindcore para su verso y estribillo, que luego irrumpe en modo fiesta con un colapso. Este número emplea generosamente una sección de mosh constante para que las guitarras hagan trizas, que recuerda un poco a los pasajes más groovy de Motörhead, y culmina en una extraña mezcla de himnos nacionales que abarca las superpotencias de la Segunda Guerra Mundial.
Con lo épico de thrash/death metal se agita en abundancia atronados a una velocidad vertiginosa, en un furioso asalto a los sentidos. Sodom toma el control de las vías respiratorias y te golpea en la cabeza con su agresión. Desde el primer minuto sonaron agresivos, crudos y brutales.