Echo and the Bunnymen en Chile: Oda a la retromanía

Echo and the Bunnymen en Chile: Oda a la retromanía

Una de las grandes cosas que le ha pasado a nuestro país desde que se instalaron plataformas festivaleras como Maquinaria (ahora transmutado a Rock Out) o Lollapalooza, es que Chile se ha convertido en sede ideal para muchos músicos en favor del placer del espectáculo, y para muchas bandas que por momentos ni pensábamos que pisarían escenarios locales, como el caso de Echo and The Bunnymen, esta importantísima  banda de Liverpool, Inglaterra, que ha sido influencia de mucho lo que recorre el indie rock actual.

También era impensado hace un par de años, dado el hecho que la banda estaba separada, fue este 2014 el que hizo que la banda volviera con un disco muy a la altura llamado “Meteorites”, del cual pudimos escuchar varios temas ayer, canciones que se mezclan prácticamente sin notar con aclamados clásicos ochenteros de la banda. Un sonido retromaníaco que se mantiene intacto pese al paso de los años y las rupturas internas.

Muy atrasado comenzó todo, con una insistente prueba de micrófonos, casi una hora de retraso que empezaba a colmar la paciencia de muchos asistentes a través de gritos, silbidos y pifias, hasta que finalmente a las 21.50 arrancan estos señores místicos, con Ian McCulloch a la cabeza que pareció ser salido de una postal new wave de hace tres décadas atrás.

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“Meteorites” justamente abría la tanda, de su nueva placa de estudio que nos reconocía en el cincuentero cantante una vigencia vocal digna de elogios (pese a su vicio inseparable como es el cigarro, el cual no aguantó ni arriba del escenario, donde se le vio fumando y cantando tupido y parejo).

La cosa se prendió con ‘Rescue’, sendo clásico del debut de la banda «Crocodiles» (1980), y donde la guitarra del bastante gordo Will Sergeant empezaba a cobrar los primeros protagonismos de la noche. Acto seguido ‘Never Stop’ pegada a un cover de ‘People Are Strange’ de The Doors dejaba las cosas mucho más entusiastas (de hecho fue algo insistente con el tributo a Morrison, en el segundo tema ya había habido un guiño a ‘Roadhouse Blues’).

“Yo hablo poquito español” decía McCulloch tratando de comunicarse, en intentos algo decadentes por ser empático. Temas como ‘Holy Moses’ del nuevo álbum y ‘Bedbugs and Ballyhoo’ nuevamente lucían el filo de la guitarra de Sergeant, pero el power de la batería de  ‘Constantinopla’ y la estridencia de otro clasicazo de antaño sepa Joy Division como ‘All That Jazz’  dejaban claro el nivel de banda que estábamos presenciando, los padres de toda una movida incrustada en nuestras memorias.

Llegaban más clásicos y más cigarros de parte de McCulloch, por cierto, el público ya muy entregado en un candente Teatro Cariola, lugar que por cierto gozará de mucho protagonismo en cuanto a rock se refiere, los sideshows de Rock Out (Devo, Melvins, Fantomas) serán la gran prueba de fuego a un remodelado local que será sede de shows íntimos o de reducida convocatoria de aquí en adelante al parecer. Es así como sonaba ‘Killing Moon’ coreada a pulmones por el séquito más fiel, que bailaba y gozaba por estos inolvidables acordes. Sergeant aprovechaba de lucir su hermosa mandolina, tanto en look como en sonido.

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La primera despedida llegaba un poco antes de las 23:00 hrs. Y el turno era para ‘Nothing Last Forever’ remozada con los coros de ‘Walk on the Wild Side’ de Lou Reed. ‘Lips Like Sugar’ del homónimo del ’87 era otra que no podía faltar en una versión extendida en ese oscuro y poco iluminado escenario que tuvimos (es más, a McCulloch y su peinado ochentero casi ni pudimos divisarlo desde ciertas distancias, algo que es parte de su misticismo).

No se pensaba en otro encore pero llegaron a sellar todo ovacionados con ‘Ocean Rain’, hora del último cigarro del vocalista y de la real despedida a las 23:25.

Un show para fanáticos, que se vieron al menos conformes por los emblemáticos clásicos, aunque la banda cuenta con una vasta gama de buenas canciones que al más purista difícilmente pudo haber dejado del todo contento. Un sonido único y llevadero por décadas, los maestros del post punk vinieron a reclamar su trono y salieron totalmente airosos.

Por Patricio Avendaño R. 

Fotos: Jerrol Salas

Setlist:
Meteorites
Rescue
Villiers Terrace / Roadhouse Blues
Never Stop
People Are Strange
Seven Seas
Holy Moses
Bedbugs And Ballyhoo
All My Colours (Zimbo)
Over The Wall
Constantinople
All That Jazz
Bring on the Dancing Horses
The Killing Moon
The Cutte
Nothing Lasts Forever / Walk on the Wild Side / Don’t Let Me Down / In the Midnight Hour
Lips Like Sugar
Ocean Rain

Patricio Avendaño

2 comentarios en «Echo and the Bunnymen en Chile: Oda a la retromanía»

  1. Que tal el cariola? parece que se viene el otro año harto show ahi…..Transistor va a tirarlo pa arriba…..me perdi el show pero super buena review Pato

  2. Patricio. Comentario breve, pero muy lúcido de lo que pasó la noche del miércoles.
    La verdad es que iba atento, pero sin ninguna idea preconcebida, y lo que pasó en el Cariola fue la raja. A pesar del retraso -yo pensé que la puntualidad british iba a correr ahora-, toda la cita estuvo pulenta. Buen sonido, un público perfecto, un setlist generoso y un ánimo de la banda que sabía que tendría que ofrecernos más historia que contingencia, convirtieron la presentación en una weá muy bacán.
    Fui un afortunado de disfrutar a los Echo, aunque sea con tanta distancia de sus primeros tiempos.

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