The Mars Volta en Chile: un frenético encuentro con su gente

The Mars Volta en Chile: un frenético encuentro con su gente

Por primera vez en Chile The Mars Volta dio un show en solitario ante un Movistar Arena más que ansioso respecto a lo que le esperaría vivenciar 

Fotos: Jerrol Salas 

Y es que en las ocasiones anteriores los conciertos que el conjunto brindó en el país estaban dentro de la cartelera de otros platos fuertes, centrándose en presentaciones de pocas canciones y harta improvisación que quedaron como anécdotas de nicho. Finalmente, la deuda se saldó y con gran acierto, por la elección de un número centrado principalmente en recorrer sus primeros dos trabajos, los más aclamados por la crítica y los fanáticos. 

Con un retraso de 20 minutos los liderados por el puertoriqueño Omar Rodríguez-Lopez a cargo de las guitarras y el vocalista Cedric Bixler-Zavala centraron su presentación en una revisión exhaustiva de las canciones que los volvieron una dupla de culto dentro del rock psicodélico y el progresivo con tintes de música latina, donde los cortes con el estatuto de clásico dieron espacio a múltiples improvisaciones y por supuesto al juego cómplice que la música generó en términos atmosféricos. ¿Interacción con el público? Fue casi inexistente: la intención era otra, y era que la música hablara.

Seis fueron las canciones que sonaron del disco debut De-Loused in the Comatorium del 2003; tres del Frances The Mute del 2005; dos del Homónimo recientemente lanzado el 2022 y una del Amputechture del 2006. El juego de luces esparcido en el escenario con espejos siguió cada una de las canciones matizando la presentación, y recurriendo a colores similares a los compuestos por las portadas de cada album al que pertenecía cada canción, sin interrupciones o pausas entre una y otra pieza expuesta. Además, cada músico utilizó todos los recursos que dispusiera para alcanzar los característicos sonidos de las secciones instrumentales: contrabajo y bajo en escena; múltiples pedales y el amplificador Orange de Omar con la bandera de Puerto Rico; bongós y percusiones varias; etc.

El inicio fue duro y directo: ‘Vicarious Atonement’ en ascenso a ‘Roulette Dares (The haunt of)’ y ‘L’Via L’Viaquez’, canciones que pusieron inmediatamente a tono a los asistentes. De hecho, las canciones nuevas, como Graveyard Love y Shore Story fueron coreadas por los conocedores del público, siendo que el último trabajo del grupo, por su carácter más electrónico y de canciones breves, generó reacciones mixtas en la fanaticada.

‘Drunkship of Lanterns’ y ‘The Widow’ fueron las frenéticas y dinámicas canciones que antecedieron al climax de la noche: ‘Son et Lumiere’ con ‘Inertiatic ESP’, las que se dejaron oír con fuerza y las que fueron cantadas en conjunto a Cedric. Terminado el show, los músicos rápidamente abandonaron escenario y dejaron al público esperando un encore, pues el show de aproximadamente dos horas transcurrió en un abrir y cerrar de ojos.

Esperemos que los esfuerzos de productoras locales como DG Medios pueda seguir trayendo aquellos artistas que tienen históricamente una deuda con su fanaticada local, en una seguidilla de espectáculos en vivo que no se han detenido desde el retorno a la presencialidad post pandemia. ¿Es más probable que Tool ahora venga a Chile, después de este concierto? Esperemos que sí.

Rodolfo Galleguillos

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