Cancionero Rock: «Pregón para iluminarse» – Los Jaivas (1975)

Cancionero Rock: «Pregón para iluminarse» – Los Jaivas (1975)

Tal vez en lo que siempre ha residido la clave del éxito de Los Jaivas, esa cosa tan transversal (en que le puede gustar a un amante de la música pop, romántica, metal, punk o progresiva) son los estados de ánimos que transmiten. Y por supuesto, que los transmiten honestamente, lo cual es muy importante. Pese a que esta gran canción de su disco homónimo (llamado también El Indio) que pretende ser un disco de canciones positivas, también hay mucha melancolía y tristeza. El estado de ánimo, según Eduardo Parra siempre ha tratado de ser anti-bajón, incluso cantando cosas tristes. De cualquier manera, este no es el caso y ésta la que mejor expone esa regla de la alegría, pero es porque los símbolos esperanzadores están en todo, más aún en una época en que en Chile (1975) no se vivía precisamente una sensación de júbilo, sino que muy por lo contrario.

Los Pregones eran ciertos enunciantes populares, que gatillaban a viva voz un llamado en un acto en la calle o al aire libre con el que se inicia una celebración o anuncio importante, relacionado con cualquier cosa de interés común y muy visto en la América Latina del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Pronto se acompañaron de música creando una especie de género, y que es justamente lo que hace Los Jaivas acá, que es usar esta vieja costumbre para «iluminar» almas con una de sus mejores canciones. La verdad es que ellos son los mejores «Pregones» contemporáneos que un pueblo que abraza la música y las letras unificadoras podría querer.

Como si un pajarito nos cantara en una mañana después de una lluvia o de mal clima, el viaje de «Pregón» arranca con la flauta dulce de «Gato” Alquinta, que es gran parte responsable de esta canción y donde lo vemos por sobre todas las cosas muy inspirado con las letras poéticas y metafóricas (un palmo a palmo bien interesante que tuvo con Eduardo en este sentido) y que nos mete mágicamente en este asunto de luz en el alma en que todo suena agradable, incluso más llegando a este clímax tan particular que llega con una virtuosa arremetida de pianos, charangos, guitarras eléctricas, bajo y batería, lo que eleva al nivel de inmortal su grandilocuencia y espíritu.

Es del período argentino, más bien en Zárate, la ciudad donde compusieron canciones como “La conquistada», «Canción del sur» y «La vida mágica ¡ay sí!», importantísimas en su carrera. El folclore argentino, paraguayo y latinoamericano en general acá juega uno de los roles más fundamentales. El tiempo que sirvieron allá los hizo acreedores de muchos fans trasandinos, por cierto, y han sido aclamados cada vez que han vuelto a cruzar la Cordillera de Los Andes. Y es que Los Jaivas es una banda que despierta mucho cariño, ya sea en Chile o en cualquier parte del mundo.

La letra está tan enraizada en nuestra cultura popular que es prácticamente imposible no seguirla aunque no seas necesariamente fan de la banda y sí, cuando hablan de este enunciado luminoso es porque justamente va dirigida a su gente, sus compatriotas que no lo estaban pasando muy bien que digamos, pero que fueron rociados con esta especie de vara mágica musical de esa alegría encantadora del tema.

Vengo de la cordillera al mar
Voy de paso por esta ciudad
Traigo lunas para su jardín
Y ramitos de sonrisa en flor
También traigo dulce de amistad
Pa’ las penas y el dolor
Amor, dulce de amor
Amor, dulce de amor

Por Patricio Avendaño R.

Patricio Avendaño

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