Desde El club de la pelea hasta Belleza americana: Cinco bandas sonoras que no puedes dejar de escuchar

Aunque mucha gente no lo aprecie, la música es otro actor dentro de una película. El caso de Psicosis siempre es analizado como un ejemplo de que una película cambia, del cielo a la tierra, cuando el músico entrega su propuesta. O la característica melodía de Tiburón, que se quedó grabada en la mente de una generación completa, definiendo a la película pero a la vez definiendo el papel de la partitura en el cine. Y el caso de El Exorcista está metido terroríficamente en nuestro inconsciente colectivo.

Acá te proponemos cinco películas cuyas bandas sonoras más vale la pena googlear, rescatar y escuchar para sentir la trama de otra manera, o mirar la película desde otra perspectiva:

El club de la pelea: David Fincher se fija en cada detalle. Y para él la música no es un condimento más, es vida, pausa, teatralidad. Los Dust Brothers hicieron un trabajo magistral con la música de esta película, que tenía un guión muy incómodo. EZ Mike y King Gizmo se olvidaron de lo clásico y le propusieron a Fincher algo más ambiental, jugar más con la coquetería de la electrónica (la propuesta en los créditos es simplemente genial, no hay otra palabra), el trabajo de percusión, mezclado con tintes electrónicos, deja la obra en otro nivel; también hay silencios, como forma de estribillo, que suavizan la escucha y te hacen ponerte alerta de lo que vendrá a continuación. Luego de esta experiencia, Fincher captó la idea de la libertad que da la música al irse ajustando al guion de una película. Lo que ha hecho después con Reznor y Atticus Ross tuvo su piedra de base, que es este trabajo fantástico en una de las películas claves del cine actual.

Krull: Una película Lado B si se quiere pero que destaca por su propuesta musical. A la hora de buscar nombres claves en lo que a creación de soundtracks se refiere, James Horner es un Dios. Nos había deslumbrado con la partitura de Star Trek II, Aliens o En busca de Bobby Fisher, pero en esta cinta muy de culto, hay una épica en la creación musical. Se pasa del drama a la ficción con simpleza, con sutileza, se escucha la grandiosidad de la propuesta con mucha lírica, violines, harta trompeta; se siente el deleite de quien escucha.

El curioso caso de Benjamin Button: Para esta película Fincher confió en uno de los compositores que la está llevando hoy en día: Alexandre Desplat. Reconocido por tener un gusto exquisito, se la jugó en este drama para crear pura delicadeza, fineza, la que va de la mano con la idea central del guión que busca respuestas o reflexiones sobre el porqué del paso inexorable del tiempo. Música para los sueños, para el recuerdo, para evocar la felicidad de tiempos pasados. Melodía esperanzadora. Al oído es un trabajo sumamente clásico pero a la vez suena muy moderno, reconfortante, envolvente, para una película que es pura reflexión.

Contagio: Cliff Martinez no puede quedar fuera de ninguna revisión de soundtracks memorables. Trabajos como los escuchados en Traffic o Sexo, Mentiras y video lo ponen en el top 5, y si trabaja al lado de Steven Soderbergh, mucho mejor. Pareciera que la visualidad de los trabajos de Soderbergh buscaran la música de Cliff, quien tiene la suavidad precisa para bajar la guardia a tanto barroco. Lo que hizo para Contagio es pegajoso, justamente contagioso; si la idea del guion es mostrar la paranoia que siembra una extraña enfermedad y que se esparce como la peor noticia, la música debía ser igual que un gancho pero sin hacerte pensar, solamente escuchar y tararear en tu cabeza.

American Beauty: Música perfecta para una película perfecta. Si Thomas Newman ya había golpeado la mesa con Tomates Verdes Fritos o Camino a la Perdición, lo que hizo con esta película ganadora del Oscar rayó en lo perfecto. Ganó el Grammy como mejor banda sonora con temas preciosos como “Dead Already”, la que es una obra que grafica bien a la película. Mezcla de rock con pasajes instrumentales, mezcla de ira pero que desemboca siempre en tranquilidad.