Disco Inmortal: Ozzy Osbourne – No More Tears (1991)

Disco Inmortal: Ozzy Osbourne – No More Tears (1991)

Epic Associated, 1991

Ídolo de la vieja escuela, creador de un movimiento musical y cultural, protagonista de eventos turbios, macabros, peleado con la iglesia y amiguillo de MTV. Pero por sobre todo eso, un gran rockero. La etapa setentera de Ozzy está llena de virtud. La etapa ochentera, sobre todo para los que crecimos ahí, tuvo más ligazón a su vida personal alejándonos la imagen de quién es en verdad. Pero al llegar los ’90, ya más viejo y con ganas de aprovechar todo lo novedoso que ofrecía el mainstream a nivel musical y de marketing, y tras el flojito “No Rest for the Wicked”, nuestro madman regresó lleno de fuerza, lleno de vitalidad, plasmada en el disco “No More Tears”.

“No More Tears” es uno de los mejores discos de Ozzy Osbourne en solitario. En este trabajo se asentaría el guitarrista Zack Wylde como permanente en la banda de Ozzy, durante más de 20 años, al mismo tiempo que fue uno de los últimos discos del malogrado baterista Randy Castillo. En las composiciones, deja historia la alianza con Lemmy Kilmister (Motörhead), quien escribió 4 canciones.

 Wylde descarga el brillante riff inicial de “Mr Tinkertrain”. Genial primer corte con el que se despejan dudas sobre por dónde iba a ir el disco. Buen solo de Wylde y buen final con esos coros acompañando el riff principal. Continúa el recorrido con la rápida “I don’t wanna change the world” con guitarrazos que son marca registrada, un tema muy Ozzy, con toda su factura, temazo. La intensa balada “Mama, i’m coming home” nos llena de emotividad y muestra a un Ozzy con buena voz y frescura de ideas; canción con aire sureño, melódico, que pone pausa precisa y balancea el disco perfectamente. El comienzo de “Desire” es lo mejor del tema, te levanta el ánimo y te deja a mil. Continuamos con la descarga de creatividad e impresionante calidad del tema que da nombre al disco. Tiene un gran video y a un protagonista absoluto en el bajo, demoledor en todo el sentido, junto con el riff principal que ya son marca dentro de la discografía de Ozzy. El solo prepara la atmósfera con teclas y batería, para que esa guitarra se rompa con todo. De lo mejor que han grabado Osbourne y Wylde juntos.

“S.I.N” pareciera estar anclada en el pasado, pero basta con que Ozzy abra la boca para callar a cualquiera. Un puente y un coro sublime. Zack da una lección tras otra a las seis cuerdas. Riffs que son vitamina pura. “Hellraiser”, aparte de ser una gran película, junta a dos gigantes en un tema trascendente, no dentro del disco pero sí como historia para contar; muy cercana a las mejores obras del “Blizzard of Ozz”, suena lejana, como trayendo las raíces a ese presente noventero. “Time After Time” es otro tema medio tiernucho que aflora la vertiente romántica. “Zombie Stomp” son 6 minutos de placer continuo. Melodía al tope, sonido country o bluegrass si se quiere. La composición del primer minuto de “A.V.H” es demencial; Zack vuelve a estar genial en ese nivel de aceleramiento, recordándome lo mejor del espectacular “Diary of Madman”. “Road To nowhere” empieza con Zack soltando melodías a destajo para ponerse al servicio de Ozzy en otra balada tan grande que te come el alma… Gran tema para el cierre, porque el concepto del disco es la escucha a oscuras, en tu habitación, cantando estas canciones como si no hubiera mañana.

Los mejores puede que no tengan gran voz, pero lo suplen con carisma y personalidad. Como Iggy, Jagger o Liam Gallagher. En la historia del rock estará graduado de grande nuestro Ozzy, siempre dotando de melodía a sus canciones y este disco, de su era noventera, es el más redondo de todos….lo acercó a una nueva generación, apalancó a Black Sabbath al conocimiento de las juventudes que tan lejanas veían lo que aconteció en los setenta.

Un nuevo Ozzy nacía con “No More Tears”, dejando atrás los escándalos, abriéndose a la nueva era, pero siempre sostenido en un trabajo de heavy moderno y bien facturado. Han pasado más de 20 años y pasaran 20 más y este disco seguirá en nuestras casas, porque muchas bandas nuevas soñarían con poder estructurar un disco como este.

Macarena Polanco

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