Janis Joplin, la voz que nunca dejará de cantar

Janis Joplin, la voz que nunca dejará de cantar

Recuerdo el momento de descubrimiento y experimentación. Generalmente, dentro de un grupo de amigos que disfruta del rock, suelen salir los íconos sesenteros en cada conversación porque ellos cambiaron los paradigmas, las miradas y el lenguaje musical que dio pauta para todo lo que vino después. Fue en esas conversaciones cuando conocí (o escuché) a Janis Joplin y tuve en mis manos ese disco “Grandes Éxitos”. Ella ahí,  montada en su moto, con esa actitud desenfadada, sólo expresando libertad y alegría tras esos inmensos lentes que apenas dejan ver la luminosidad de una mujer que, siendo tan joven, ya estaba escribiendo una página que costaría llenar en los años venideros: la de las mujeres en el rock.

El segundo paso dentro de este descubrimiento a su figura y leyenda fue, por supuesto, oír su música. Y fue cuando escuché «Maybe» y «Cry Baby» que me fue más fácil comprender el por qué es mito hasta hoy dentro del rock y el blues: una mujer en 3 palabras: voz, intensidad e interpretación.

En 1963 todo empezaba para la joven nacida en Texas. Atraída por el nuevo estilo de vida de la recién iniciada revolución hippie, se marchó a San Francisco. Allí fue la vocalista de Big Brother & The Holding Company, formación que llegaría a ser muy popular en 1967 a raíz de su mítica presentación en el Festival Internacional de Monterrey. Janis amaba la libertad creativa que descubrió en San Francisco y le encantaba interactuar con otras bandas, y fue así como hay registros de actuaciones con The Grateful Dead, Jefferson Airplane, Quicksilver Messenger Service entre otras. Durante esa presentación, y cuando interpreta “Ball and Chain”, emblemático blues de Big Mama Thornton, es cuando la audiencia queda boquiabierta y ávida de descubrir a este nuevo fenómeno musical, sin que aún se supiera cuál sería su trascendencia más allá del escenario.

En 1969 lanzó “I Got Dem Ol´Kozmic Blues Again Mama”, su primer disco en solitario. El álbum fue un gran éxito de ventas y reportó a Joplin una inmensa popularidad. A partir de entonces, ella y su banda fueron contratados por el productor de Bob Dylan, Albert Grossman. Pero Janis ya eclipsaba a los Big Brother, las críticas sobre ella fueron muy buenas y la prensa empezó a centrarse solamente en su figura. Y como siempre ocurre, este éxito no iba de acuerdo con nada de lo que ella creía musical, inspirador o correcto, y le producía vitales contradicciones. Ahí empezaron sus problemas para manejar su condición de estrella, para manejar una vida privada anárquica y cada vez más pública, siendo más notoria su adicción a las drogas.

Si miras el documental “Janis: The Way She Was”, donde el 90% es show y el resto pequeñas frases de las contadas entrevistas que dio, te das cuenta de que todos admiraban esa fuerza que transmitía su voz, bandera de lucha de ese menudo cuerpo que llegó a ser símbolo femenino de la contracultura de los ’60, y la primera mujer en ser considerada una gran estrella de rock. En los shows por televisión no necesitaba de lindos vestidos ni peinados a la moda, sólo bastaba esa voz y su presencia, la que era profundamente luminosa, y así lo destacaban los presentadores y periodistas de la época.

– “¡Qué mujer!”, exclama el presentador luego de la actuación.

-“No exageres”, señala ella tratando de respirar.

-“Estás muy acelerada (high). Sé lo que significan estas expresiones de moda”, trata de empatizar el comunicador.

“No sé si sepas mucho de moda porque estoy viendo tus zapatos”, alude Janis.

La risa explota en el estudio y ella se apodera de la situación. Sobre y bajo el escenario todo se trataba de ella y de ese equilibrio falso entre la potencia en el escenario y su fragilidad fuera de este.

En septiembre de 1970 se trasladó a Los Ángeles para grabar “Pearl”. Y estaba en eso cuando salió a celebrar un buen día en el estudio, para que 18 horas después su cuerpo fuera descubierto sin vida. Todos quedaron sorprendidos pues, asumían, que Janis ya no consumía y estaba en la mejor época de su vida. En 1971, seis semanas después de su muerte, salió el disco “Pearl” siendo un rotundo éxito, logrando el número uno durante 14 semanas. Como homenaje, se dejó el tema “Mercedes Benz” a capella (emblema, sello, característica de su potencia), ya que fue la última canción que grabó.

Ingresada en 1995 al Salón de la Fama del Rock. En 2004 la revista “Rolling Stone” la ubica en el lugar 46 dentro de “Los 100 mejores artistas de todos los tiempos”. En 2008 la ubicó en el puesto 28 dentro de “Los mejores cantantes de todos los tiempos”, y en 2013 recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

Janis, quizás, no transformó el lenguaje instrumental del rock como sí lo hizo Hendrix con su guitarra; quizás no transformó la lírica ni tenía la inquietud cultural de Jim Morrison, pero como figura del rock nos dejó canciones vibrantes como «Piece of My Heart», «Down on Me» o «Try (Just a Little Bit Harder)», y sus versiones personalísimas de blues tórrido como «Ball and Chain» o de «Cry Baby» y ese desgarro vocal que tanto la define, o del «Me and Bobby McGee» de Kris Kristofferson. Quizás no tenía un mensaje de paz, quizás no tenía los versos nasales de Bob Dylan, quizás no era muy técnica; pero sí tenía una luz trasmitida por su voz, esencia del discurso de los 60’s y  que la hace merecedora para estar, con honores, dentro de una página especial en la historia del rock.

Su sonrisa franca, la potencia de voz extraordinariamente dotada para transmitir emociones, su energía desbordante, su feroz interpretación. Janis Joplin fue una apóstol del movimiento hippie y una voz sin precedentes dentro de las mujeres en el rock. Una rebelde por sistema.

Su documental, te lo dejamos completo:

Macarena Polanco

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