Sid Wilson y la historia con Dave Buckner de Papa Roach: Literalmente se le desconfiguró la cara cuando escuchó ‘Iowa’ de Slipknot

Iowa de Slipknot es un disco indudablemente devastador y también fue su puerta de entrada a la música aún más extrema, experimentando con más dobles pedales, blast beast, percusiones brutales y un sonido cada vez más pesado en las guitarras. El segundo LP de la banda de 2001 superó la barrera dejada con su infernal debut, y antes de eso, no había nada igual.

De hecho, la agresividad sin igual del álbum, particularmente para una banda de nu-metal, y los temas líricamente desenfadados los convirtieron en una fuerza única y tan poderosa que literalmente «podría derretir caras», según Sid Wilson. El DJ de Slipknot recuerda con detalles que hubo un caso en el que él y sus compañeros de banda tocaron en Iowa para el entonces baterista de Papa Roach, Dave Buckner, y, según los informes, su rostro «comenzó a colapsar por el puro horror de la música que salía de los parlantes».

Durante una conversación reciente con Revolver, Wilson recordó que el productor Ross Robinson le había entregado a Slipknot las mezclas finales de Iowa mientras estaban de gira antes del lanzamiento del álbum. «Ten cuidado con esto», advirtió Robinson cuando Wilson y sus compañeros de banda obtuvieron las grabaciones. Naturalmente, los enmascarados no prestaron atención al consejo de Robinson, y cuando decidieron tocar el álbum para Buckner en su autobús durante una gira con Papa Roach, Wilson rápidamente se dio cuenta de todos los poderes de la música que estaban a punto de desatar en el mundo.

Disco Inmortal: Slipknot – Iowa (2001)

«Teníamos el álbum Iowa cuando estábamos de gira con Papa Roach», explica Wilson. «Y a Dave, el baterista original, le dijimos: ‘Oye, ¿quieres escuchar el nuevo álbum?’ No creo que haya salido todavía. Y él dijo: ‘Sí’.

«Se sube al autobús y creo que tal vez estábamos en la tercera vía. Y solo miré su rostro y comenzó a sentirse incómodo, y estaba mirando al suelo y esas cosas. Y luego miró hacia arriba y yo estaba mirando hacia él, y su cara se derrumbaba, un lado entero de su cara, y se le cayó como cuando tienes un ataque.»

«Toda su cara se derritió y se quedó ahí abajo», describe Wilson mientras demuestra la desfiguración facial tirando hacia abajo de sus mejillas. «Su ojo, todo. La música colapsó su rostro. Destruyó todo su mundo justo en frente de mí. Yo estaba como, ‘¿Estás bien?’ Y él dice: ‘Tengo que irme’. Y se puso de pie y se fue y dijimos, ‘¿Qué diablos?’

«Y no estoy mintiendo. No fue solo él haciendo una mueca. Esta cosa [señalando su rostro] perdió todas las ganas de vivir. Todo un lado de su rostro. Se fue, miré a los muchachos, yo dije algo como, ‘Oh, Dios mío, ¿lo acabamos de joder? Espero que esté bien’. Ni siquiera sé realmente qué pasó ese día. Estuvo ahí fuera el resto de la gira y esas cosas… Supongo que vio a un médico o algo así. Pero así de peligrosa era esa mierda».

Después de que se publicó esta historia, el propio Buckner se acercó a Revolver con un recuerdo del evento ligeramente diferente, aunque igualmente rudo. En ambas versiones de la historia, el desenlace siendo el mismo: el Iowa de Slipknot derrite rostros.

«La verdadera historia es que yo, Jacoby [Shaddix, cantante de Papa Roach] y Tobin [Esperance, bajista] fuimos a Houdini Mansion [estudio de Robinson] con los chicos de Slipknot mientras estaban allí grabando Iowa», recuerda Buckner. «Nos tocaron el álbum en la sala de mezclas con el volumen subido a 11. Salí de la habitación con los oídos zumbando, y cuando me desperté al día siguiente y el lado izquierdo de mi cara colgaba de mi cráneo, ¡totalmente paralizado!»

«¡Pensé que había tenido un derrame cerebral durante la noche! Inmediatamente vi a un médico y resultó que tenía Bells Palsey, que se desencadena por un traumatismo en el nervio facial que atraviesa el canal auditivo en el cráneo. Las causas pueden incluir un traumatismo por fuerza contundente , ruido extremadamente fuerte y, aparentemente, ¡Slipknot! La música de Slipknot literalmente derrite rostros».