«So Far, So Good… So What!»: Megadeth tan lejano pero tan bueno

«So Far, So Good… So What!»: Megadeth tan lejano pero tan bueno

Capitol Records, 1988

Si hay un disco algo subvalorado en la discografía de Megadeth, ese disco debe ser So Far, So Good… So What! Editado un 19 de enero de 1988, quizá fue el punto de inflexión para lo que compositivamente buscaba Mustaine y compañía, pues es el álbum que está entremedio de dos gemas indiscutidas como son Peace Sells y Rust in Peace, y tal vez en esa instancia le costó brillar y tomar la relevancia que sin duda tiene. En retrospectiva en ese año, Metallica estaba apunto de dejar el mundo rendido a sus pies con …And Justice for All, Slayer consolidaba madurez con South of Heaven, y Anthrax con su State of Euphoria buscaba responder a las expectativas.

Debido a esto, Mustaine debió pensar “No… Aún no es momento de madurar o apaciguar las composiciones”, y ahí está el riff inicial de Set the World Afire, un mazazo de frenéticos riffs con los que Dave cual serpiente hambrienta nos tritura y devora sin piedad. Anarchy in the U.K , su tributo a los Sex Pistols, exuda actitud y desenfado a raudales, demostrando que Mustaine tenía las pelotas para tomar un himno del punk y hacer una versión que en vivo terminó siendo más speed y enérgica que la original.

En Mary Jane y 502 tenemos el símil de un Megadeth algo más elaborado, pero aún cabreado, que no está dispuesto a concesiones que las etiquetas puedan catalogar como progresivas. Luego se da paso a una pieza clásica y fundamental en el set list de la banda, la canción que Mustaine dedicó a Cliff Burton, su ex compañero de banda en los salvajes primeros días de Metallica. In My Darkest Hour es solemne como desoladora en su final, ese magistral cambio de ritmo que ocurre cerca del minuto cuatro de la canción marcan la calidad de Megadeth al componer piezas alejadas del thrash tradicional para privilegiar feeling y oscuridad en sus composiciones.

Liar y Hook in Mouth, dos canciones aparentemente de medio tiempo, en vivo tienen un ajuste que las  hace  totalmente mosheables y devuelven a Megadeth el glorioso ímpetu thrash que caracterizó su primera época. Tal como dictaba su poder en 1988, Megadeth cerró los 80’s con un disco necesario y que con lo justo nos alentó a esperar la que algunos consideran su mejor pieza, pero esa… es otra historia.

Por Nelson Silva A. 

Nacion Rock

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *