Disco Inmortal: Ministry – ΚΕΦΑΛΗΞΘ (Psalm 69) (1992)
Sire Records, 1992
Siempre se habla del metal industrial noventero debido al boom de bandas que emergieron en esa década, aunque claramente era algo que se estaba urdiendo desde mucho antes con grandes en la escena como Killing Joke, NIN, Godflesh y los propios Ministry, que tuvieron una muy particular evolución desde sus inicios en los ochenta derivando de algo synthpop o new wave alternativo a algo cada vez más denso, más pesado, encontrándose con un puerto brutal al que para regocijo de todos nosotros pudieron llegar. Quizá antes con el “The Mind is a Terrible Thing to Taste” ya estaban dando un gran salto, pero todo quedó totalmente plasmado como una gran obra en el ΚΕΦΑΛΗΞΘ, o “Psalm 69” para que se entendiera en lenguaje anglo. Un disco imprescindible para entender esta pesada evolución de máquinas y guitarras y que el gran Al Jourgensen logró que sonara como nunca antes.
El antecedente más notable de este disco, luego de que Jourgensen tuviera este período de “aprendizaje” metido con muchos DJ’s, proyectos y varios (Lard, 10.000 Homo DJ’s, Revolting Cocks, etc.) fue que llegado determinado momento en que debían darle algo al sello (Sire Records) sólo fue el single ‘Jesus Built My Hotrod’ el resultado de la productividad de la banda, y luego que el sello les había dado un avance de una cifra no menor de 750 mil dólares (ya que la banda se había gastado todo en heroína, crack, alcohol y juergas varias) para lo cual Jourgensen consideró que era “el doble o nada” exigiendo la misma cifra para terminar el disco, como deja contado en su propia autobiografía.
La discográfica accedió, no le quedó más remedio ante tal semejante single de adelanto, una bomba de tiempo sónica, algo nunca antes visto, jugando con los tiempos, usando técnicas de grabación únicas, con las voces del Butthole Surfers Gibby Haynes como protagonista total, desvelándonos que Jourgensen -con todo lo borracho y junkie que pudiera ser-, fue y es actualmente un master con las técnicas, grabando pedazo a pedazo las baterías, voces y demases con metodología única. Un trabajo enorme que usaron en este tiempo y que hicieron que él y Mike Scaccia terminaran desmayados tras las extenuantes jornadas de construcción del disco.
Eran dos equipos: el “Book Club” compuesto por Bill Rieflin y Paul Barker, y los “junkies” que eran Jourgensen y Scaccia, aunque la verdad Jourgensen borraba casi todo lo que hacía el otro equipo, siendo la producción de él y Scaccia lo que más figuró finalmente en la placa. Si bien esto suena como muy “cabrón” de parte de Al, el tiempo demostró que los aportes del bajista fueron bastante desechables y finalmente terminó siendo catalogado como un ladrón por parte de ‘Tío Al’ al llevarse regalías poco merecidas.
Así, de estas jornadas para nada exentas de drogas, fue como salieron joyas de la calaña de “N.W.O.”, el primer dardo certero anti-Bush citando sus propios discursos, desnudando rabia anti política que serían pauta para toda la obra de Ministry (A su hijo George Jr., de hecho, le dedicó una trilogía de discos completa una década más tarde); en ‘Just One Fix’, otra lluvia de infernales riffs, con retazos de samplers de íconos como Frank Sinatra y frases de la película Sid and Nancy (del romance sórdido de Sid Vicious y Nancy Spungen), comulgada con la bizarra y al borde de terrorífica aparición del escritor beat William Buroughs bajo un caos total audiovisual en el video.
‘Scarecrow’ es un real espantapájaros musical, donde desfila una marcha inagotable de desesperanza, oscuridad, alienación “Vivo mi vida solo con resignación/Los brazos extendidos para aquellos que no pueden ver/ Una mirada sin ojos invitan a toda esta condenación/pudriéndome en un cadáver de inhumanidad” reza la oración maldita en su corta lírica pero en el tema de mayor duración.
El apocalipsis desatado en ‘Psalm 69’, tomado del título alternativo de las citas a los libros del mago ocultista Aleister Crowley, número repetitivo no tan solo en este disco, sino en unas cuantas placas más de la banda. Percusiones demoledoras, riffs incitadores totalmente al headbanging condimentando aún más un disco sacude cráneos total.
Mientras ‘TV II’ parecía una réplica de discurso nazi bajo una locura de secuencias de batería y ruido sórdidamente bien amoldado, el cierre con ‘Grace’, con sonidos de ultra tumba daban pauta a un recurso muy utilizado por herederos de este sonido como Marilyn Manson, algo que desarrolló genialmente en cosas como el “Antichrist Superstar”, por ejemplo.
La gracia de Ministry es que ha sido una banda muy consecuente al sonido de este álbum de ahí en adelante, no solo ésta es su gran obra maestra, vinieron muchos álbumes después que explotaron la genialidad de Jourgensen, quien, pese a su avanzada edad y difícil lucha contra su adicción al alcohol y contados retiros anunciados, sigue muy vivo en pie hoy en día realizando discos, giras y volando cabezas eterna e imperecederamente.
Por Patricio Avendaño R.