Disco Inmortal: New Order – Power, Corruption & Lies (1983)

Disco Inmortal: New Order – Power, Corruption & Lies (1983)

Factory Records, 1983

En 1980, los días de triunfo de la legendaria banda Joy Division terminaron súbitamente. El guitarrista Bernard Sumner, el bajista Peter Hook y el baterista Stephen Morris, quedaron prácticamente a la deriva y con todos apostando al fin del grupo, dada aquella máxima que asegura que es casi irreversible que una banda pueda sobreponerse de la muerte de un vocalista popular, sin embargo, el trío sacó fuerzas de flaqueza, incorporó a la tecladista Gillian Gilbert, y decidieron continuar bajo el nombre de New Order. Para 1983, experimentarían de lleno con los sintetizadores, lo cual representó un cambio drástico comparado con lo hecho en Joy Division y en su disco debut; de esta manera, reconocían estar encantados con el optimismo de las pistas de baile, el pop y las líneas más melódicas que destilaban vitalidad. Estos elementos serían la base de un nuevo sonido y que daría paso al surgimiento de un montón de nuevos grupos durante esa década.

“Power, Corruption & Lies” todavía se siente rupturista y definitorio de una época. El segundo trabajo de esta nueva formación por fin se desprendería de la enorme carga de ser los que dieron vida a Joy Division. De las sombras de la ciudad a las luces centellantes de la pista de baile. Libertad. El primer sencillo, que al final no sería incluido, sería una iluminada canción llamada “Blue Monday”. Eran siete minutos de un pegajoso sample de batería, una base de teclado, el bajo de Peter Hook y una letra que hablaba del hastío juvenil. Las radios enloquecieron y las discoteques la adoptaron como un nuevo himno. Vendería la impresionante cifra de un millón de copias, insólito para una banda “indie” inglesa, y sería su pasaporte a la fama mundial, instalando el luminoso nombre de New Order por encima de la estela de desesperación de Joy Division.

“Age of Consent”, el tema de apertura, igual suena frío, tal y como la concluyente “Leave Me Alone”, las que perfectamente podrían haber sido parte de otro disco de Joy Division; si el primero intentaba sacar la cabeza del agua y recuperar la luz, gracias a los envolventes teclados de Gillian Gilbert, el segundo hacía una especie de conclusión con la voz de Bernard Sumner descendiendo de escalas, y dejando al descubierto cierta fragilidad. “We All Stand” tiene su letra minimalista, obsesiva, y sus cuerdas desconcertantes. El synth pop que anunciaba lo que vendría, con “The Village” y “586”; el sorprendente pop de “Your Silent Face”, con teclados más lentos, siendo un intermedio entre Kraftwerk y Joy Division; el ambiente sombrío que hacía ebullición en “Ultraviolence” y el post punk de “Ecstacy”, redondearon una propuesta refrescante de 42 minutos, y que imponía las reglas de una nueva corriente.

Con “Power, Corruption & Lies”, los de Manchester terminarían de adquirir su nuevo estilo, mucho más electrónico pero lleno de rebeldía, ironía, y al mismo tiempo bailable, complaciente y al alcance de todos. La satisfacción sería más fuerte que las dudas, la cultura pop y la era post punk conocían y adoptaban este sonido underground que saltaba a la pista de baile con total accesibilidad.

El álbum ha sido incluido en las listas de los mejores discos de los ‘80 por Rolling Stone y otros medios. Su portada también es icónica y una de las más reconocibles de la década. Se trata de un arreglo floral pintado por el francés Henri Fantin-Latour, el cual forma parte de la colección permanente de la National Gallery de Londres.

¿Cómo equilibrar, en 1983, lo real y lo virtual, los cables de computador y las cuerdas de la guitarra?. New Order fue la respuesta y “Power, Corruption & Lies” la herramienta que desintegró las diferencias creativas que había dentro de su primera banda, unificando esa musicalidad en una bomba de energía robotizada y pegajosa. Bernard Summer, Peter Hook y Stephen Morris comenzaban a dejar atrás el sonido del pasado y se abrían a una década de progresiva evolución hacia un pop que sería reconocible en múltiples formas.

Macarena Polanco

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