Disco Inmortal: Megadeth – Youthanasia (1994)
Capitol Records, 1994
El 26 de abril Megadeth de 2014 se presentó en Chile en el marco del Metal Fest con el argumento de celebrar los 20 años del lanzamiento de Youthanasia, un disco que en 1994 consolidó la nueva propuesta más amigable de Mustaine y cía. para con el metal, que en ese entonces tenía como reyes indiscutidos a los tejanos de Pantera. Siendo justos, esa ferocidad del sonido de Darrell y los «vaqueros del infierno», Megadeth ya lo había afilado en clásicos como Peace Sells… But Who’s Buying?, So Far, So Good… So What! y en el inmortal Rust in Peace que fue el epítome del mejor thrash trabajado y melódico que vio la extinta época de los 80’s.
Luego de eso su competidor más grande: Metallica, cambiaba su propuesta por un sonido más penetrable para nuevas audiencias rockeras, mismo hecho que obligo a la mayoría de sus camaradas en relajar o innovar el sonido que crearon en la época dorada del metal. Ya en 1992, Megadeth bajaba con soberbia calidad sus decibeles y nos sorprendieron con Countdown to Extinction, un disco afilado que aún tenía toques del Megadeth más metalero, pero en 1994 Mustaine sin temores al qué dirán se aventuró en grabar un disco novedoso para la época, que incluso gozó de dos clásicos singles con los que vibramos al día de hoy: Train of Consequences y A Tout le Monde, que son un obligado en sus conciertos, y que durante la década de los noventa sonaron hasta el hastío en las radios nacionales.
Novedoso porque dejó atrás lo técnico y veloz de los discos antes mencionados y cambió ese ímpetu por canciones más coreables pero aún potentes. Si Reckoning Day y Victory no le dan esa sensación de querer cabecear y acelerar el paso, entonces Mustaine no cumplió con el propósito, pero es difícil no dejarse llevar por las canciones mencionadas, la primera destacable por el trabajo de Nick Menza en batería y en la segunda Mustaine hábilmente junta y pega títulos de canciones y discos de la banda para dejar en claro que por esos días le ganaba la batalla a su adicción al trago y vaya uno a saber a qué otras sustancias ilícitas. Sin embargo, el modo más trabajado y cómplice de un sonido menos lacerante lo escuchamos en Addicted to Chaos y Youthanasia. Tal vez fue el punto cúlmine de un sonido que Megadeth terminó de pulir con el impecable Cryptic Writings de 1997.
Eran los años ’90 de Megadeth y del metal que buscaba de una u otra forma sobrevivir a la avalancha de nuevos estilos y sonidos que emergieron en esa época, tanto dentro y fuera del mundo del rock. Época que, sin ser demasiado fundamentalistas, Mustaine supo salir airoso. A finales de esa década, se quebraría el line up clásico y más solvente que tuvo el grupo con el alejamiento de Menza y Marty Friedman en guitarra, dos tipos que aún los más fanáticos echan de menos en las huestes megadethianas. Incluso del sonido nítido y poderoso del Megadeth noventero se nutre hoy una banda que algunos magazines indican como el nuevo rey del movimiento (a nivel mainstream, por supuesto) y es que las similitudes que hay en A7X y su nuevo disco son reconocibles en lo que hizo Megadeth con el certero Youthanasia. Cuentas alegres finalmente para el rehabilitado Mustaine que religioso o no, en sus días de gloria grabó a fuego lo que hoy conocemos como metal.
Por Nelson Silva A.