Ian Fraser Kilmister (1945-2015): el último rey del rock ‘n’ roll

Ian Fraser Kilmister (1945-2015): el último rey del rock ‘n’ roll

Ian Fraser Kilmister nació el 24 de diciembre de 1945 en Reino Unido, murió a los setenta, en 2015. Sin embargo, su figura perdura como fuerte referente, Lemmy Kilmister es un personaje tan potente que pareciera estar vivo, no solo con su música sino también por lo que representa, el rock ‘n’ roll en persona.

Dentro de los momentos en la vida de Lemmy que nos pueden hacer comprenderlo en algunos matices, fue su experiencia con Jimi Hendrix. A los 22 años Lemmy fue a Londres en busca de una nueva vida, una más suya. Al comienzo vivía en el departamento de la única persona que conocía en la ciudad, su amigo Neville, quien trabajaba en la escena musical de aquel entonces siendo incluso parte del staff de The Who. Fue en esta época que asumió como mánager de un incipiente grupo llamado The Jimi Hendrix Experience. Neville le ofreció trabajar como roadie y así lo hizo quien años después sería el fundador de Motörhead.

Hacía un poco de todo, desde preocuparse de la amplificación y pedales hasta conseguirle ácido a Jimi. Toda una experiencia junto al que sería una leyenda de la guitarra, si bien fue medio año el que compartieron fue una etapa que marcó al músico; “Cuando Jimi tocaba era como si se detuviese el tiempo”, llegó a expresar Kilmister. Aunque no le parecía bien que Hendrix rompiera sus instrumentos para impresionar al público.

Fue en 1975 que formó Motörhead, el nombre viene de la última canción que compuso para su grupo anterior Hawkwind, un grupo que se agarraba de la psicodelia e intentaba hacer un rock espacial. Lo que buscaba Kilmister era algo más compenetrado con su estilo y así fue como acompañado de Eddie Clarke en guitarra y Phil Taylor en batería irrumpió en la escena del heavy metal y el hard rock. Durante el 1980 y 81´rompieron cráneos con discos como “Ace of Spades” y “Overkill”. Esto se potenciaba con presentaciones en vivo donde Motörhead quedo en la historia, aquella manera de tocar el bajo Rickenbaker de Lemmy adornaban una banda llena de mística y un verdadero cañón sin perder armonía.

Toda la rudeza que emanaba Lemmy no impedía apreciar en algunas ocasiones su sensibilidad humana, como recuerda Dave Grohl (Nirvana, Foo Fighters), semanas después de la muerte de Kurt Cobain, el ex baterista de Nirvana estaba solo en un bar; “No me conocía de nada, y cuando me vio, se acercó a mí y me dijo, ‘chico, lamento mucho la perdida de tu amigo’. Mi admiración por él no hizo sino aumentar”. Más de una generación de rockeros vibraron con Motörhead y fueron influenciados hasta hoy, como James Hetfield quien le ha rendido homenaje más de alguna vez a su ídolo y amigo.

Lemmy también forjó amistades con otras leyendas como Ozzy Osbourne, incluso Kilmister compuso la letra de grandes hits como “Mama I’m Comming Home” o “Hellraiser”, así como varias del disco No More Tears (1991). Era también un gran letrista, un tipo hábil, “Escribió un montón de cosas, todo el mundo lo subestimó. Era un hombre muy inteligente y muy ilustrado. Lo extraño todo el tiempo”, expresó el príncipe de las tinieblas.

El británico e ídolo del heavy metal, vivió desde los noventa en Los Ángeles, sus últimos años en un pequeño departamento a cuadras del Rainbow Bar and Grill, lugar donde más disfrutaba tomándose un Jack Daniels y jugando máquinas de apuestas, más de alguna vez con sus pequeños shorts de mezclilla, se construyó un personaje admirado transversalmente en la industria, tanto por su honestidad como por encarnar de manera irrepetible la actitud del rock.

Por Sebastián Vargas

Nacion Rock

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