Måneskin en Chile: Pasión por el rock a la italiana

Måneskin en Chile: Pasión por el rock a la italiana

Una banda que promedia los 22 años de edad uno espera que esté en el duro camino del aprendizaje, lidiando con las creaciones, aprendiendo a observar y combatir los abusos y vicios de la industria y pensando el momento en el mundo de la música donde quieren instalarse a vivir. El caso de esta banda italiana se percibe como si ya hubieran alcanzado la consagración hace rato, como un grupo con mucha cancha en el camino y verlos en vivo da la impresión que simplemente nacieron para ser rockstars. Esa vibra , esa energía absoluta, aquella parafernalia sensual, estética y desborde escénico no la vemos muy a diario y de verdad que se agradeció ante un público contagiado de aquello y que verdaderamente comió de las palmas de sus manos. 

Pero la banda que vemos ante nosotros no fue un éxito global «de la noche a la mañana» como se percibe. Se formaron en Roma en 2016; tocando en la calle y tocando en pubs, escuelas y en cualquier lugar que pudieran antes de ingresar a la versión italiana de X Factor en 2017. Quedaron en segundo lugar, pero su álbum debut ‘Il ballo della vita’ salió en 2018 y ganó elogios y premios en su país de origen y el suceso se dio rápidamente, comenzando a agotar las entradas en los espectáculos en toda Europa. El gran avance llegó con Eurovisión el año pasado, pero el éxito ganador del glam-rock que desafía las normas de género ‘Zitti E Buoni’ ya había obtenido el doble platino y obtuvo más de 45 millones de reproducciones antes de la final. En muchos sentidos, ya se habían ganado un lugar y la respuesta en Chile no se dejó esperar, convocando sorpresivamente un show en un Movistar, que no se lo gana cualquier banda. 

Justamente ese es el track que prendió los fuegos en un recinto en Parque O’Higgins en llamas: Måneskin saca sus garras rockeras, camisas anchas, uñas pintadas, vestimentas sensuales, exudando rockandroll, la banda desprende demasiado vigor de sus instrumentos y hacía saltar a su fanaticada- en gran parte muy joven/teenagers- a punta de estridencia rockera que sin embargo mantiene los códigos de vibrantes momentos setenteros de bandas como Led Zeppelin, Aerosmith, o Queen con acentos en el glam ochentero. La fórmula, bien ejecutada, y jugada como de libro, no puede resultar mejor en una conexión única con sus fans. 

Su propio material está alimentado con adrenalina y hedonismo, cargado de bravuconería pero sin la mierda machista: ‘Mammamia’ o una versión de ‘I Wanna Be Your Dog’ de The Stooges con una autenticidad desenfrenada, y no es solo suerte que el mismo Iggy Pop recientemente quiso ser partícipe de una versión de su sencillo ‘I Wanna Be Your Slave’, otro verdadero punto culminante de la noche, tanto así que se repitió el plato pero en una versión más estridente aún al cierre. 

Damiano David, el frontman es una de las estrellas de la noche, pavoneándose, luciéndose al micrófono (porque si algo hay que decir es que tiene una voz gigantesca) y vistiendo camisetas de Chile, pero la verdad es que es una banda muy completa, con Etna Torgio convirtiéndose en un animal de la batería, y el impresionante Thomas Raggi que a sus 21 años hace sonar la guitarra como un verdadero monstruo del rock de la talla de un Jimmy Page en sus mejores días. Punto aparte es para la diva Victoria De Angelis, quien usa referentes como Nick O’Malley y Kim Gordon como sus principales influencias musicales y que su desplante con el bajo, su entrega con su gente y cómo la vemos disfrutando tocando y lanzándose al público nos hizo quererla aún más. 

La fiesta de Måneskin  tuvo síntomas de rock and roll circus, pero Damiano también se notó muy preocupado por la gente y pidió contadas veces que no se agolparan en la parte delantera de cancha vip pidiendo tiempos y espacios suficientes para evitar complicaciones que se pudieran lamentar. El momento emotivo sin duda lo propagó «CORALINE», un tema con toda la pasión italiana de los clásicos ​pero con unas cuotas zeppelianas que hacen de ella una de sus grandes canciones.  Miembros de la audiencia arriba del escenario convertían todo en una locura con «LIVIDI SUI GOMITI», para ir abrochando un concierto muy corto pero intenso, donde también pudimos ver su nuevo hit «SUPERMODEL», que ya fue coreado por todo el público. 

Se habla mucho hoy en día de bandas que pueden «salvar el rock» y aunque ese ejercicio desde acá consideramos que es innecesario, pues hoy en día hay por montones de propuestas que mantienen viva esa llama, Måneskin con creces ya ha arrancado con una tremenda base haciendo un puente espectacular entre las viejas y nuevas generaciones. Los detractores han intentado ignorarlos como un acto de moda o la novedad del año, pero Måneskin no es una broma, ni una banda invento. Están viviendo la gloria del rock and roll como lo hizo en algún momento Mötley Crüe, Van Halen o Guns’N Roses, pero con los códigos desprejuiciados, abiertos y disidentes que esta generación y las futuras necesitan. 

Patricio Avendaño

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