Napalm Death y “Scum”, la primera patada del grindcore

Napalm Death y “Scum”, la primera patada del grindcore

Earache Records, 1987

En los fríos suburbios británicos de inicios de los ’80, aún se respiraba el último olor del punk, el que para entonces ya había dado paso a géneros más extremos, como el hardcore o el crust; al mismo tiempo, en otros sectores de Inglaterra, Venom gestaba otro movimiento radical y Estados Unidos engendraba un nuevo estilo llamado “death metal”. Con toda esta mezcla a disposición de la floreciente juventud, Justin Broadrick, Nick Bullen y Mick Harris, empiezan a experimentar con el ruido en el sonido, con el caos sonoro, con lo genuino y poco producido; este coctel sería denominado “grindcore”.

Muchos metaleros han despreciado a “Scum”, la primera obra de Napalm Death y considerado debut del género, porque lo consideran inaccesible, por lo extremo de su composición en general. Con 28 furiosas canciones que se digieren en solo 33 minutos, el álbum debut de Napalm Death estableció nuevos estándares en velocidad, pesadez y duración de los temas. ¿De qué se trata?, de mezclar letras incendiarias, de tendencia antisistema, con un fondo musical demoledor. Baterías velocísimas, voces que no se entienden, bajos ultra graves, canciones que no pasan del minuto de duración. De eso se compone  “Scum”.

El álbum tiene una formación distinta (dos, de hecho) y ambas crearon un ente deforme en el que la voz de Lee Dorrian  hacía taparse los oídos a muchos inocentes, y en el que el muro sónico de Mick Harris a la batería, Shane Embury al bajo, y el capital Bill Steer (futura clave de Carcass), hacía estragos entre oyentes casuales. Grabado en 2 etapas, entre 1984 y 1987, la primera de ellas es la más punk y tiene a los 3 miembros originales; hay quienes no les gusta esa marcada influencia en este lado-A y es un prejuicio, porque a muchos les amarga esta “hermandad” del grindcore con el punk. La segunda parte está cargada al death metal y suena totalmente distinta a la primera, siendo el resultado de la persistencia de Mick Harris de continuar con la banda. Este lado-B es de 1987 y se destaca por tener 100% grindcore puro, con obras de 30 segundos, a puro “blast beats”, donde los recién llegados Shane Embury y Bill Steer debutan a lo grande.

De este disco se desprenden canciones  como “Scum” y “Siege of Power”, versiones rudimentarias de lo que después se convertiría en el sonido distintivo del grupo, con tonos de bajos distorsionados y un galope de beat. Y están, por supuesto, las cortísimas “You Suffer”, récord del libro Guiness por  su duración de 1,316 segundos, “Conservative Shithead”, “Moral Crusade”, “Deceiver”, “The Kill” y “’Life”. Aunque son muy cortas, como están bien estructuradas, no se sienten incompletas.

“Scum” es un álbum muy original considerando el momento en el que fue lanzado. Contenía una nueva fórmula de composición, con riffs muy rítmicos y  extremadamente  desordenados para etiquetarlos como thrash. A eso hay que agregar las voces como un complemento intenso de la música, dado el tenor muy grave de las mismas.

Los ‘80 les quedaron cortos a Napalm Death, porque gracias a “Scum” se mostraron como  adelantados a su tiempo. Por eso, los primeros años ‘90 fueron suyos en lo que al estilo se refiere, en una época de mil estilos. Pero a la hora de rasgarse las vestiduras, prefirieron privilegiar su lado oscuro y quedarse en sus alcantarillas, esas donde solamente los valientes bajan y deciden quedarse.

Macarena Polanco

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *