Otro de los proyectos de Mike Patton, Tomahawk, como ya te hemos informado, se encuentra…
Tomahawk- Oddfellows: la delgada línea
Ipecac Recordings, 2013
Tomahawk es una de las pocas bandas que aún cae en el abismo de lo comercial, porque sus integrantes gozan de fortunas en otros proyectos y porque este grupo ha sido llevado con la consigna del talento por delante. Musicalmente no han sido convencionales y líricamente han expandido sus creaciones, las que han creado un ambiente que, muchos críticos, han definido como un rock de esencia, puro, es decir, crudo pero digerible.
Oddfellows ya era el cuarto esfuerzo de la agrupación; se lanzó en 2013 volviendo a un hard rock alternativo a dos velocidades, de corte muy noventero. De alguna manera, el disco dejaba entrever que no había ganas de saltos al vacío; que sí la banda sabía de dónde venía, en 2013 empezaba a dar luces hacia donde iba. Es cierto que Oddfellows tiene una primera escucha difícil y no se impone de inmediato; es como si recibieras un cruce entre la última época de Faith No More y Disco Volante de Mr. Bungle, es decir, algo muy comedido; tal como en Album of the Year, donde se aplacó la brutalidad, obteniendo un resultado más eficaz que original, esta nueva obra de Tomahawk igual ofreció algunas bombas, estribillos pegadizos y una pegada infalible, muy llamativa en ‘South Paw’ y ‘Waratorium’, por ejemplo.
Mike Patton seguía siendo el vocalista más versátil del rock, pasando de un crooner misterioso a un altavoz furioso. En cuanto a los temas, ‘I.O.U.’ tiene teclados sutiles que se van difuminando poco a poco en cortos riffs. ‘White Hats/Black Hats’ se pasea entre marcados bajos y vocalizaciones exigentes que imprimen el sello Patton. El tema responde absolutamente a un buen pop/rock rescatado del garrero Mit Gas. ‘A Thousand Eyes’ no brilla tanto pero funciona bien como antesala de la gran ‘Rise Up Dirty Waters’, la cual entrega la marca Dunn: una elegante base jazz interrumpida por gritos de alto calibre; de lo mejor del álbum.
También hay psicodelia en ‘The Quiet Few’; un verdadero trance al que nos invita Denison y que dan ganas de escuchar muchas veces, y por el contrario, ‘I Can Almost See Them’ es un cable a tierra en el prefacio de ‘South Paw’, el tema más rock de la lista y lleno de fuerza, en manos de John Stainer. ‘Baby Let’s Play’ suena sexy y huérfana dentro de la variedad de la placa, aunque con los acompañamientos de voces en segundo plano, se vuelve favorita. ‘Typhoon’, con un aura punk, cierra los casi 42 minutos de Oddfellows, una experiencia que nos recuerda a que si Album of the Year es el más flojo (nunca malo) de Faith No More, por ese intento por vender y vender, este Oddfellows adolece de algo parecido, porque no rompe esquemas. El disco no muestra solo la visión de Patton, y por eso requiere un par de escuchas, para apreciar su propuesta de eficacia por sobre originalidad.