2013: ¿Cuáles eran los discos que escuchábamos hace una década?

2013: ¿Cuáles eran los discos que escuchábamos hace una década?

Un excelente crítico de música llamado Adrien Begrand, que ha publicado en diversos medios a lo largo de su carrera (Decibel, PopMatters, MSN Entertainment, NPR y muchos más) comentaba en un artículo perdido por internet, que a lo largo de nuestra vida hay momentos musicales importantes, pero que quizá aquellos que suceden durante nuestra adolescencia son los más duraderos.

Su teoría es que nuestro gusto musical y la memoria musical que desarrollamos se parecen a un lienzo en blanco. Cuando somos muy pequeños puede que prestemos atención o no a la música que escuchan nuestros hermanos mayores, padres, tíos, etc., pero no es sino hasta que la opción recae en nuestras manos que comenzamos a dibujar nuestro gusto musical. Las primeras asociaciones se vuelven colores primarios y trazos básicos de soporte y nuestras relaciones posteriores con la música necesitan ese marco de referencia. La repetición constante, la búsqueda de identidad, esa de la que adolecemos precisamente, se va llenando con letras y notas que se impregnan de manera muy profunda. La música que conecta con nosotros nos habita y a partir de ello podemos encontrar una relación entre nuevos sonidos y nuevas experiencias con lo que nos ha ido confortado o maravillado.

Estamos seguros que entre nuestros seguidores hay personas que tenían 13 años en 1993 o la misma edad en 2003 y quizá lo mismo en 2013, por ellos algunos de los primeros discos que ellos pudieron escoger ante la oferta lanzada en ese año fueron: 

«AM» de Arctic Monkeys, que a la postre se convertiría en el más exitoso y quizá último álbum (al menos hasta la fecha) en mantener el estilo rockero de sus orígenes. Alex Turner comentó que luego de grabar este álbum tuvo una crisis de identidad y mucha dificultad para poder crear nuevas piezas y por ello se ha refugiado en otros estilos e influencias en los trabajos posteriores. «Do I Wanna Know?» y «Why’d You Only Call Me When You’re High?», se han convertido en himnos de amor no correspondido.

En el caso de los canadienses Arcade Fire, y su cuarto álbum «Reflektor», su evolución musical los acercó un poco más a Talking Heads y originó o quizá confirmó la tendencia de que el “indie” se volvería el estilo favorecido para llenar los espacios principales de los más diversos y exitosos festivales musicales. Gracias a la producción de James Murphy de LCD Soundsystem, hay menos sensibilidades de lo-fi y más brillo en todo lo que se oye en el álbum.

Otra prueba del ascenso del indie fue el lanzamiento de «Trouble Will Find Me» de The National, que incluso le significó abrir algunos conciertos de Foo Fighters en México y otras latitudes. El álbum fortaleció la costumbre de que sus discos reciben críticas generalmente positivas de los principales sitios web de música, con elogios por las letras emotivas y el sonido cohesivo del álbum, la combinación perfecta entre música rock y folk. 

Queens of the Stone Age regresaba luego de seis largos años con «…Like Clockwork». Tras un proceso rutinario de operación de rodilla que se complicó de sobremanera, con consecuencias casi fatales, Josh Homme no sabía a ciencia cierta si la banda continuaría. Durante la grabación también fue despedido Joey Castillo, otrora baterista de Sugartooth, Danzig y en algún momento incluso considerado para trabajar con Black Sabbath. Como sucede cada vez que Dave Grohl se sienta a colaborar con QOTSA un disco mágico salió a la luz. Incluso se organizó una presentación de varios temas del álbum en el programa de televisión de David Letterman, que no tiene desperdicio.

Nine Inch Nails también lanzó el excelente «Hesitation Marks», un regreso a su estilo más electrónico en sus orígenes y que contiene «Copy of A», una canción que se ha convertido en una favorita en sus sets en vivo. Pearl Jam, que desgraciadamente cada vez se toma más y más tiempo en lanzar discos, produjo el excelente “Lightning Bolt” y nuevamente se esforzó por tocar decenas y decenas de shows en diversos puntos del planeta, confirmando que su lugar es en el escenario.

En el caso de Daft Punk, con su cuarto álbum de estudio: «Random Access Memories», la intención era reducir al mínimo el uso de instrumentos electrónicos y recurrir al uso de músicos de estudio y grabaciones en vivo. Mientras que durante los años 70 ‘s y 80’ s la música disco fue vapuleada por los críticos, en 2013, este álbum fue ampliamente favorecido por mucha de la crítica especializada y el legado de Nile Rodgers también fue reevaluado. Retomando el boom “indie”, bandas como The National, Phoenix y Vampire Weekend, todos con excelentes álbumes lanzados ese año, irían obteniendo más proyección y adeptos.

El álbum homónimo de Paramore es una auto-reinvención madura y aventurera que combina rock, pop y electrónica en un sonido cohesivo. Hayley Williams entregó algunas de sus letras más personales y poderosas hasta ese momento y la banda mostró un enorme crecimiento y versatilidad, aunque algunos fanáticos pudieron haber extrañado la energía punk de su trabajo anterior. A la distancia, también cabe destacar el trabajo de Justin Meldal-Johnsen como productor, un músico que ha tenido posiciones envidiables: bajista de Nine Inch Nails, director musical tanto de Beck como de St. Vincent, productor de Arcade Fire, Florence + The Machine y Deafheaven entre otros.

«Sunbather», el debut de Deafheaven es un álbum sorprendente y que desafía la clasificación, combina black metal, post-rock y shoegaze en un sonido único y cautivador. Canciones épicas que permanecen regularmente en su setlist, conviviendo con su estilo musical más reciente. Y siguen destacando la intensa voz de George Clarke y el intrincado trabajo de guitarra de Kerry McCoy.

«13» de Black Sabbath es un regreso bien logrado (y tristemente su despedida) para ¾ partes de la alineación legendaria de la banda más importante del heavy metal; aunque la falta de Bill Ward en realidad sí es muy notoria en algunas composiciones. Las canciones siguen siendo pesadas, oscuras y aprensivas, la marca de la casa. Una muestra más del trabajo de guitarra de Tony Iommi y el bajo de Geezer Butler anclando un disco. Iommi, posteriormente reconoció que no disfrutó trabajar con Rick Rubin por la obsesión del productor a intentar develar secretos de grabación de los años 70 ‘s cuando la intención inicial de la banda era llevarse menos tiempo en el estudio.

Una de las sorpresas de ese año fue el álbum debut de CHVRCHES, un disco hasta cierto punto optimista y con canciones pegadizas que combina el synthpop de los 80 con una producción electrónica moderna. La voz de Lauren Mayberry y los diversos sintetizadores crean una atmósfera irresistible. Las letras tocan temas de amor, desamor y empoderamiento.

Otro de los grupos que se volvió sumamente popular durante ese año fue Vampire Weekend. Los cambios en su sonido para «Modern Vampires of the City» lo convierten en un álbum menos infantil y más introspectivo. La voz de Ezra Koenig con sus letras reflexivas y poéticas aborda temas como la mortalidad, la fe y los desafíos de la vida moderna.

Esperamos que estas retrospectivas de 30, 20 y 10 años conecten con ese escucha inicial, el aventurero, el pintor inexperto que busca y explora, que traza y asocia y que charla con otros, comparte técnicas, trucos, críticas (esperamos constructivas) y una sensación de comunidad.

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Ricardo Mora

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