«Diamond Eyes», el primer disco de Deftones sin Chi Cheng: El renacer tras la desdicha

«Diamond Eyes», el primer disco de Deftones sin Chi Cheng: El renacer tras la desdicha

Reprise Records, 2010

Noviembre de 2008. Chi Cheng, bajista de Deftones, sufre un accidente que lo deja en coma. De alguna forma, este es el inicio para la gestación de «Diamond Eyes», pues la banda estaba trabajando en su sexto álbum de estudio, el que pensaban llamar «Eros», cuando los sacudió esta experiencia pavorosa. No solamente tuvieron que cambiar violentamente los planes del proceso de creación de la nueva placa, sino que además debieron reclutar, como primera medida, a un nuevo bajista. Sergio Vega, quien se desempeñaba en Quicksand, aceptó el llamado. Con este arranque, el disco producido por Nick Raskulinecz se reestructuró para acabar marcado por una ausencia casi total de la electrónica, buscando sonar pesado y compaginando el sonido de la guitarra con el de las líneas vocales. Así, «Diamond Eyes» logra desprender atmósferas de fantasía, de magia, las que se equilibran bien con la oscuridad que lo atraviesa.

«Diamond Eyes» es el tema que abre el disco y resume bien el objetivo de la placa: un toque de misterio, con una letra contundente y un estribillo pegadizo gracias a la voz aterciopelada de Chino, la que envuelve maravillosamente la brutalidad que la rodea. El final es un gran momento, completamente heavy, luminoso, comparado a lo que logró «Minerva». Un inicio prometedor y bastante impresionante. Le sigue «Royal», la que sigue la intensidad y marca una línea continuista en el sonido de la banda. Un tema que atrae por sus guitarras densas y un bajo machacador; junto a «CMND/CTRL» comparten la ira, el rugido de unas guitarras llenas de enojo y que nos remontan al «Around the Fur», gracias a esa carga enérgica.

La parte instrumental de «You’ve seen the Butcher» es un contrapunto a los temas anteriores, presentando la primera incursión en un sonido más ambiental, sin dejar de lado las guitarras casi stoner. Moreno vuelve a demostrar por qué su voz es fundamental en lo que transmitió y transmite la banda, mientras que el bajo retumba en intensidad. «Beauty school» destaca por el patrón de la batería de Abe Cunningham, el bajo y las guitarras obstinadas en un sonido machacador. La construcción lírica desemboca en un precioso estribillo. «Prince» es una muestra de un estilo muy Korn, con guitarras en alta frecuencia al tiempo que todo se desarrolla en pro de la incertidumbre, la locura, la voz desgarrada, la melodía… eso es Deftones, y para los fans de «White Pony» este track fue un gran regalo. «Rocket Skates» resume toda la propuesta del disco. Un montón de guitarras gruesas, afiladas, siniestras, pesadas, y un sólido trabajo vocal. «Sextape» pone una excelente pausa melódica, pero enérgica. Joya. «Risk» contrasta metiendo riffs industriales, de estructura, con ritmo a destiempo, mientras que «976-Evil» se torna dramática y espectacular según caen los acordes tensos, dirigidos por una guitarra bien pesada. Un auténtico viaje progresivo y basado en las sensaciones que causa.

«This Place is Death» es otro espectáculo marcado por las habilidades de Nick Raskulinecz de otorgarle sonidos abultados y una exquisita percusión, al tiempo que los tres temas finales combinan tan bien la delicadeza y fuerza, el caos con la melancolía, que terminan de pintar este panorama que siempre es sombrío, pero que fue aderezado de esa calma que añoramos cuando sabemos que estamos en medio de la tormenta. Ese es el golpe sensorial de «Diamond Eyes» y que encantó y sigue maravillando a la fanaticada.

La portada es perturbadora, gracias a esa lechuza blanca que nos mira fijamente y que señala que la noche es la palabra clave de este viaje. La recompensa es despertar. La inclinación ambiental de «White Pony» con el sonido límite de «Around the Fur», pero dando un paso al frente gracias a la sección rítmica que acompañó la sofisticada voz de Moreno, es la máxima distinción que alcanzó este gran trabajo, el cual se vio obligado a reenfocarse en la tragedia. «Diamond Eyes» es un ejemplo de cómo una banda puede adaptar su sonido a un gran frontman y cómo las guitarras dejaron su peso en oro en cada línea. Los fans lo amaron, la crítica lo aplaudió y las ventas lo recibieron de manera extraordinaria. Un renacer tras la desdicha.

Macarena Polanco G.

Macarena Polanco

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *