Disco Inmortal: Led Zeppelin (1969)

Disco Inmortal: Led Zeppelin (1969)

Atlantic Records, 1969

Fue publicado el 12 de enero de 1969, sin duda una fecha histórica para el hard rock ya que algo nuevo iba a catapultar al Olimpo del rock a unos verdaderos dioses y creadores del estilo. Es el gran debut de Led Zeppelin, que incluye dos versiones del músico de blues Willie Dixon (“You Shook Me” y “I Can’t Quite You Baby”), además de siete composiciones originales de la banda. Entender este álbum implica saber qué estaba sucediendo en la escena musical y social de finales de la década de los 60. Los ideales hippies de alcanzar un mejor mundo a partir del amor, la convivencia –y los químicos–, se comenzaban a juzgar por los más jóvenes como ideas anacrónicas y sin ningún sentido práctico. Ante esta situación, la cultura se vuelca hacia un malestar intranquilo, una inconformidad que ya no se materializaba a través de las protestas pacíficas, la unión y la hermandad, sino por medio de una especie de rabia contenida que encontraba en la música de bandas como The Kinks, The Who y Zeppelin una nueva manera de trascender y de explotar.

En medio de esta urgencia para canalizar la ira reprimida, de abandonar aquella necesidad irresuelta de evadir la realidad y habitar escenarios quiméricos de paz y de amor, el primer álbum de Led Zeppelin enseña nuevas formas de evasión a través de la energía, el sonido alto, las vibraciones y las embestidas de una guitarra demasiado electrizante, casi convulsiva. En el contexto que enmarca el lanzamiento de este álbum los ideales de unión y de amor se cambiaban por una desparpajada incitación al sexo y a la promiscuidad; la negación de la realidad se convertía en la necesidad de absorberla toda y de horrorizarse con los espantos que producía; el anhelo de paisajes serenos e inmaculados por rayos de sol se cambiaba también por un repentino deseo de fundirse en la oscuridad. Incluso los químicos que le permitían vivir a las bandas las largas jornadas de grabación, giras y conciertos cambiaron progresivamente, pasando de la relajación que provocaba la marihuana a la agitación y al frenesí de las anfetaminas.

Bajo estas condiciones, el primer álbum de Led Zeppelin es pura dinámica. Con Jimmy Page como productor, la idea fue siempre la de mantener una alta variación entre la intensidad y la fuerza en las secciones de cada canción. Para Page, la dinámica siempre fue una idea central en la creación artística, pues era lo que permitía generar una progresión, lo que ayudaba a contar una historia y a matizar los sonidos de acuerdo con las emociones que se querían transmitir. La grabación del álbum tardó solo treinta horas, distribuidas en dos semanas en el mes de octubre de 1968. La idea era captar la esencia de la banda en vivo y la energía que generaba. En una entrevista, poco después del lanzamiento del álbum, Page explicaría lo siguiente: “La forma en la cual yo entiendo la grabación consiste en tratar de captar el sonido en vivo que se produce en el estudio, la emoción de cada momento… tienes que capturar todo lo que puedas de los distintos sonidos que se generan. Esa es la esencia de todo”.

Con estos principios: dinámica, reproducción de la energía y captura del sonido en vivo, se grabaron las canciones que harían parte del álbum. En general, todas van creciendo a partir de una especie de balada acústica hacia la irrupción estruendosa de toda la banda, generalmente antecedida por un instante de silencio, justo en el momento perfecto, o por un grito desmedido de Robert Plant. Todas las canciones hablan de las ambigüedades que se producen cuando se ama a una mujer, la necesidad de tenerla pero a la vez de abandonarla, pues ante el flujo de sus emociones tal vez no siempre se puede estar preparado. Se habla constantemente de mujeres que pueden llevar a cualquier hombre a la ruina, que pueden mentir, engañar y generar profundas heridas, pero ante las cuales no se puede dejar de sentir el deseo por un toque de amor. Esta compleja, ambivalente y confusa posición sobre las mujeres, el sexo y el amor son los temas centrales en todas las canciones.

La prima canción del álbum, “Good Times Bad Times” comienza a construirse lentamente hasta que explota luego del instante de silencio que caracteriza a la banda, con la irrupción de una enorme cantidad de notas tocadas por Page en su guitarra. “Babe I’m Gonna Leave You”, que habla precisamente sobre la necesidad de decirle adiós a una mujer, a pesar de todo lo que se le pueda llegar a extrañar o a echar de menos, comienza con unos acordes acústicos que son reemplazados por la furiosa batería de Bonham. “You Shook Me” incluye en el final uno de los sellos de la banda, el diálogo entre las notas agudas de la guitarra y la voz de Page que las imita. “Dazed and Confused”, tal vez la mejor canción del álbum y con casi siete minutos de duración, está llena de matices y dinámicas entre el incesante galopeo del bajo y los solos de guitarra. El histrionismo de Page le permite usar un arco de violín para tocar la sexta cuerda y reproducir aquellos sonidos únicos que le dan mayor atmósfera a la canción. “Your Time Is Gonna Come” comienza con un solo de órgano ejecutado por Jones, y “Black Mountain Side” es una canción instrumental que demuestra una vez más la capacidad de Page para ejecutar de manera limpia, su guitarra. Por otra parte, “Communication Breakdown” es tal vez la canción más pesada del álbum, con rápidos riffs de guitarra que se entremezclan agitadamente con las incursiones furiosas de la batería. Los gritos de Plant marcan el preludio de aquellos momentos en los cuales toda la banda arde al mismo tiempo. “I Can’t Quite You Baby” incluye modulaciones basadas en el blues, y “How Many More Times” es una canción que demuestra la versatilidad de toda la banda y la increíble capacidad que tienen para interpretar sus instrumentos y vincularlos en una compleja espiral de sonidos.

Muchas de las cosas que hizo Led Zeppelin en este primer álbum han servido de inspiración para miles de bandas en las siguientes décadas. No solo anunciaba el final de una era sino también la llegada de una nueva manera de hacer las cosas, de integrar los sonidos, de generar dinámicas que contaran historias pero que sobre todo produjeran emociones. Así, esa sensación de vitalidad que provoca el álbum, de abrir las puertas de la percepción, como diría Huxley, y de experimentar la música de una manera mucho más directa y también más profunda se genera a través de una experiencia única e inolvidable.

Por Alberto Aldana 

Nacion Rock

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