Exodus en Chile: El impactante azote de los maestros del thrash

Exodus en Chile: El impactante azote de los maestros del thrash

La noche del sábado 11 el club Kmasu fue testigo de un categórico y letal concierto por parte de la leyenda del thrash americano, Exodus, en la previa de la salida de su nuevo disco; Blood in Blood out (del cual no tocaron ninguna canción) llegó a chile a remecer y recordar quienes son los jefes bastardos del genero. Cerca de las 20:25 las dependencias del club ubicado en Blanco Encalada amotinaba a cientos de thrashers que esperaban con ansias a los teloneros nacionales Massive Power; que de teloneros o banda soporte tenían muy poco (pensando en teoría que son menos expertos que el acto principal) con un thrash metal con cimientos de lo que hicieron otras glorias del movimiento. Massive Power se ganó el aplauso y una interminable danza en la loza de Kmasu por parte de los bangers nacionales con una propuesta musical ágil y poderosa con muchos matices y remembranzas a sonidos y ritmos que conocemos de memoria, pero que Massive Power aplica y ejecuta como los mejores, sonaron Moshing Race, Mass Crime Corporation, Force e incluso homenajearon al fallecido pero inmortal Paul Baloff con Violent killing posers -el primer y más carismático vocalista que pasó por las filas de Exodus- tras casi 40 minutos finalizaba la presentación de los capitaneados por Nelson Muñoz, y daban paso al matadero thrasher del que seríamos testigos.

Tras el desmonte de los instrumentos y amplificación de Massive power, el ambiente en Kmasu era de total fiesta; los bangers nacionales comenzaban a llenar los pasillos más el riguroso negro de los presentes obligaban a que las cervezas corrieran a destajo para apaciguar el calor de sábado por la noche que prometía convertirse en una ardiente hoguera con la performance de Exodus. El ambiente era el propicio para el evento y ya todos queríamos ver el regreso en los escenarios del emblemático Steve Zetro Souza, con un leve retraso de casi 10 minutos, cuando se escuchaba la legendaria intro de un álbum escuela, el libro practico y teórico del que hoy se miran cientos de bandas que quieren ser Exodus en 1985. Bonded by Blood dio el vamos a una noche donde Exodus sin más demostró jerarquía, actitud y clase. Siempre se habla de sus compañeros de época como insignes y maestros, pero el crédito que se merecen los siempre comandados por Gary Holt no es menor, incluso lo justifica la calidad de los últimos discos de la banda que valoran aun más su presente.

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Scar Spangled Banner, Blacklist y War Is My Sheppard sonaron de Tempo of the Damned, el disco que hace diez años marcó en gloria y majestad el regreso de Exodus. En And Then There Were None Zetro nos aseguraba que “ésa” la conocíamos todos, y cuánta razón tuvo, solo hubo que mirar hacia los lados para ver la aprobación de tamaño clásico. Del periodo junto a Rob Dukes se despacharon seminales versiones de Children of a Worthless God e Iconoclasm. En Metal Command, Piranha y A Lesson in Violence el espíritu Baloff se apoderaba de los presentes y sus ex compañeros de banda daban, nuevamente, una certera clase de violencia y de cómo tocar thrash metal sin que los años te dejen como un acto de caricatura. Fabulous Disaster y Pleasures of the Flesh le daban a Zetro la oportunidad de lucirse con el material que lo hizo querido en las huestes de Exodus, aprobación total para el quinteto conformado por Lee Altus en guitarra, el eterno Jack Gibson en bajo, el fenomenal Tom Hunting en batería (otro de los tantos bateros subvalorados de metal que merecen harto más que un muchas gracias por darle un ritmo matador, veloz y dinámico al sonido que tanto nos gusta) y al inoxidable Gary Holt. En The Toxic Waltz Zetro nos preguntó si teníamos listos nuestros zapatos para patear a nuestro compañero de mosh, al ritmo del vertiginoso clásico de 1989, el que dio paso al aniquilador Strike of the Beast. El necesario encore (el cansancio de una vertiginosa noche ya acusaba recibo en los presentes) llegó de la mano de The Last Act of Defiance y una precisa pero violenta versión de Good Riddance, final tajante y rotundo para la última presentación de los maestros renegados del thrash metal.

Por Nelson Silva A.

Fotos: Julián Pacheco-CKConcerts

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