Igorrr: El viaje de un alquimista musical

Igorrr: El viaje de un alquimista musical
Revisamos en profundidad el trabajo de uno de los más sorprendentes artistas de la actualidad

Igorrr es el proyecto del músico francés Gautier Serre, cuyos primeros registros datan desde 2006 con el demo “Poisson Soluble” y “Moissisure” de 2008, antecedentes que bastaron para que Serre se embarcara en esta aventura con la etiqueta de Igorrr como carta de presentación. Como tal, Igorrr ha sido capaz de asombrar con su música debido a la astucia para hacer llegar a buen puerto canciones que mezclan el black metal, industrial, progresivo , la música barroca, el trip hop y el breakcore; subgénero de la electrónica caracterizado por cadencias ágiles y cambios de ritmo igual de sorprendentes.

El trabajo de Serre ha tenido una clara evolución a través del tiempo, puesto que desde el primer álbum publicado, Nostril (2010), hasta el vanguardista Spirituality and Distortion (2020) es posible apreciar cambios interesantes en el uso de la instrumentación, el trabajo vocal y la estructura atípica y dinámica de las canciones.

Este es un proyecto musical que desafía al oyente. Igorrr sujeta a su audiencia con firmeza y lo insta a sorprenderse con los elementos impredecibles que repletan las canciones publicadas hasta ahora.

La sorpresa se justifica si escarbamos y ponemos atención en las influencias musicales de las cuales se nutre esta banda. Meshuggah, Chopin, Cannibal Corpse, Bach, Domenico Scarlatti, Taraf de Haidokus (música romaní) y Aphex Twin, solo por nombrar algunos. Artistas actuales y renombrados en el metal, así como proyectos más under e incluso compositores clásicos de siglos pasados; todos presentes de alguna forma en este proyecto.

La música de Igorrr está repleta de detalles y arreglos inusuales que progresivamente delatan la unicidad de este proyecto a medida que las reproducciones de una misma canción aumentan. Igorrr es difícil de comparar y eso lo convierte en una propuesta con mucha personalidad y brillo propio.

“Describir la música con palabras es muy peligroso para mí, la música está ahí precisamente para poder expresar lo que las palabras no pueden hacer con tanta precisión”, declaraba Gautier Serre en una entrevista en 2020

Aunque Gautier Serre ha conducido en gran medida los destinos de Igorrr, el músico francés ha colaborado con varios artistas para mantener vigente su propósito, muchísimos. De hecho, la lista se extiende a más 20 músicos colaboradores en arreglos y aportes en el estudio de grabación, pero los más recurrentes y estables son el baterista Sylvain Bouvier (desde 2008), el guitarrista Martyn Clément, quien ha dicho presente desde 2019 y desde 2017 también destaca la presencia del bajista Erlend Caspersen.

Igorrr también se ha construido con varios vocalistas en posiciones secundarias tanto en presentaciones en vivo como desde el estudio de grabación, quienes han aportado con voces guturales y cantos de apoyo a Serre. En este apartado podemos nombrar a JB Le Bail, Marthe Alexandre (cantante lírica mezzosoprano), Laurent Lunoir, Laure Le Prunenec y Aphrodite Patoulidou (cantante lírica soprano).

La escucha atenta de Igorr junto a la percepción y recibimiento de su público da cuenta de una sensación de libertad plena. La sensación de que este es un proyecto único en su especie, donde la única regla que parece seguirse es la ejecución correcta de instrumentos bien afinados.

Y aunque el nivel técnico y sonoro de la propuesta es atrayente, el núcleo musical anclado en el metal y los riffs pesados hacen de Igorrr un proyecto de nicho. Claramente Serre vierte su preocupación en la composición de un estilo que satisface su hambre como artista y creador, donde la masividad y popularidad que pueda tener su trabajo entre el público es un aspecto totalmente secundario. Y eso se nota.

Esto lo podemos notar rápidamente en el apartado instrumental, ya que al típico cimiento hecho de batería, bajo y guitarra eléctrica, se suma la presencia de violines, pianos, tornamesas, cellos, acordeones y sintetizadores. Todo en su justa medida. Todo con su justo protagonismo.

En cuanto a la estructuración de las canciones, éstas navegan por diferentes ritmos y estilos dentro de una misma obra. Cuestión que descoloca, ya que a pesar de la lógica instrumental y armónica en cada álbum como conjunto, cada tema por separado es un universo y propuesta aparte. Cada canción podría funcionar perfectamente como single y nadie podría cuestionarlo.

En Nostril (2010), su primer álbum, Igorrr juega constantemente con el uso de voces líricas y una instrumentación apegada a lo sintético. Percusiones electrónicas, sintetizadores y efectos de sonido. Un espectáculo sonoro amplio y potente que da poco espacio a la digestión entre canción y canción. La reproducción del álbum es voraz, intrépida y agresiva. “Double Monk”, “Tendon”, “Melting Nails”, “Fryzura Konika” y “Pavor Nocturnus” son algunas de las obras que sintetizan el aura de Nostril.

Pero lo particular en Igorr no solo se remite a lo musical, ya que visualmente juegan mucho con simbolismos e imágenes grotescas. Imágenes de rostros y cuerpos deformados en las caratulas de Nostril y Hallelujah, en un estilo que rememora al arte medieval por las proporciones de los cuerpos, las posturas, colores y trazos empleados. Algo similar ocurre con Savage Sinusoid y Spirituality and Distortion, donde si bien es cierto el tipo de arte cambia, los simbolismos religiosos y rituales siguen presentes. Un arte conceptual que claramente sintoniza con lo que escuchamos; como en el caso del tema “Unpleasant Sonata”, por ejemplo, cuyos arreglos vocales, gritos y lamentos parecieran tener su origen en las cuerdas vocales del ser retratado en la portada de Nostril.

Hallelujah (2012), como segundo álbum de estudio pone un énfasis evidente en la música barroca. El piano y las cuerdas de violines y cellos se entremezclan con sintetizadores y la potencia de las guitarras eléctricas. Pero la atención puesta y los minutos de reproducción de instrumentos clásicos es mucha más extensa y depurada en comparación a la guitarra eléctrica. Aquí se ahonda también en el uso de voces desgarradas en conjunción con el aporte de voces líricas. Una mezcla que no es del todo inusual, pero la ejecución de Igorrr pone el acento en la distorsión instrumental del metal y la electrónica al mismo tiempo que mantiene limpio y llano el apartado clásico de su sonido.

Canciones como “Absolute Psalm”, “Damaged Wig”, “Vegetable Soup” e “Infinite Loop” son canciones notables para ejemplificar la particularidad de este álbum. Obras impredecibles incluso después de varias escuchas y que manifiestan una dedicación religiosa por el detalle. Son innumerables los arreglos en todo el álbum, no solo en las canciones destacadas.

Aspecto característico en toda la discografía de Igorrr, ya que la cantidad de matices, cambios de ritmo, estilos y armonías generan un sube y baja de estímulos. Aquí no hay convencionalismos ni estructuras musicales apegadas a lo popular.

Y si a nivel sonoro y visual la batería de estímulos no fuese suficiente, Igorrr ha empleado en ocasiones la participación de la gallina Patrick en algunas de sus obras. Mascota del proyecto que puede ser apreciada en el videoclip de “Chicken Sonata” y “My Chicken’s Symphony”. Canciones donde Patrick picotea las teclas de un piano pequeño (como melodía) mientras los músicos de Igorrr proporcionan la base rítmica y armónica necesaria para conformar una canción.

Otra de las obras ejemplares es “Very Noisy”, donde la agresividad del breakcore crece con la visualización de su videoclip. Trabajo audiovisual realizado por la productora Meat Dept. El viaje es único, potente, absurdo y desconcertante, tal como se aprecia a continuación:

En una etapa más experimentada de Igorrr, su tercer álbum de estudio, Savage Sinusoid (2017), tiene la particularidad de haber sido grabado sin ningún sampleo de por medio, de ningún tipo. Hecho notable que expande aún más el límite musical y el trabajo prolijo presente en los álbumes pasados. Con singles como «ieuD», «Opus Brain” y «Cheval, este disco solidifica la propuesta de Gautier Serre.

Lo sofisticado que llega a ser el sonido conjugado de lo acústico y lo eléctrico dejan de manifiesto el trabajo clínico de Serre a la hora de componer. Aunque se perciba una locura musical de buenas a primeras, la escucha atenta evidencia el trabajo de artesano y la atención al detalle en cada canción.

La cuarta y más reciente placa de estudio, Spirituality and Distortion (2020), parece ser una etapa en la que Igorrr navegó por aguas aún más profundas en lo que respecta a los estilos musicales utilizados. Hay un mayor acento en sonidos asociados al barroco, al folclore europeo, acordes brillantes y una matriz musical apegada al metal que ahonda en técnicas como el palm muting y una batería mucho más profunda; así como el uso más latente de guturales y el canto lírico. Esto último utilizado de manera extensa durante el álbum en comparación a sus obras pasadas. Aquí hay mucho más tiempo en el que escuchamos voces líricas, sobre todo femeninas. Destacan canciones como “Barroco Satani”, “Parpain”, “Nervous Waltz” y “Downgrade Desert”.

En definitiva, Gautier Serre es un alquimista de la música. Un compositor famélico por experimentar con diversas corrientes artísticas y musicales. Un músico capaz de conjugar diversas influencias y sonidos a lo largo de pocos segundos con una capacidad lógica envidiable. Un artista devenido en el profeta de su propio universo. Un universo en expansión, extraño y grandilocuente.

Cristopher Andrade

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