The Jesus and Mary Chain: “Damage and Joy” (2017)
Artificial Plastic, 2017
Lo primero que se viene a la cabeza, a la primera escucha de este disco, es que no parece que hayan pasado casi veinte años desde “Munki”, ese gran trabajo que nos dejaron los hermanos Reid antes de terminar acabados tras la gira de presentación.
“Damage and Joy” es su última producción, la cual podría haber sido publicada hace tiempo pues, de las 14 canciones, siete ya habían visto la luz a lo largo de estos años, lo que muchos han interpretado como pereza creativa. No es tan así. Los escoceses son dueños de un sonido que no ha podido ser calcado.
Si eres de los que prefiere la faceta más stoner de la banda, tienes cosas como la bien trabajada “Amputation” aunque, para abrir el disco, habríamos preferido algo más fiero; igualmente demuestran que están navegando hacia una sonoridad más estilizada. “Get on Home” deja ver suaves toques de electrónica, mientras que en “All Things Pass”, “The Two of Us”, una de las dos canciones en las que colabora Isobel Campbell, y “Presidici (Et Chapaquiditch)”, sale a relucir ese pop-noise que los ha hecho desmarcarse del resto.
Recuperan “Facing Up to the Facts”, tema que se acerca a la corriente más ruidosa de la banda. “War on Peace” suena oscura y al final remonta, mientras que “Simian Split” trae ritmos fracturados que nos traen a la memoria lo mejor del “Honey’s Dead”. “Always Sad” es más acogedora, con ciertos matices pop y acompañamiento femenino en la voz, apoyada de principio a fin por la guitarra de William Reid. Suena como todo un hit.
Las baladas sucias han sido la especialidad de los escoceses y en este disco hay un par más que buenas. Para empezar, en “Song for a Secret” encontramos la voz de Isobel Campbell y en “Black and Blues” entregan una de las mejores canciones del disco, gracias al aporte de Sky Ferreira.
No podemos decir que es un regreso por lo alto, pero sí existe una equilibrada síntesis entre su sonido más agresivo y su etapa de pop más dulce, por eso, no es completamente justa la crítica de que tanta espera no ha valido la pena. Puede que “Damaged and Joy” sea una colección de canciones que son como un puzzle y que sólo cobraron forma, como disco, por la insistencia del entorno, pero también ha sido reconfortante saber que los hermanos han vuelto al estudio con un resumen de una consagrada carrera.