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Spiritbox – «Eternal Blue» (2021)
Pale Chord Recods & Rise Records, 2021
Una de las bandas jóvenes de la actualidad y que ha realizado un llamativo trabajo es Spiritbox. Su primer y reciente álbum publicado el 17 de septiembre pasado, Eternal Blue, es una buena suma de esfuerzos que ha dado como resultado un álbum ecléctico, variado. Con momentos desgarradores y de riffs pesados, así como también canciones y varios minutos de un metal alternativo más relajado y de melodías apacibles. Álbum que se suma al EP anterior de la banda, Spiritbox, estrenado en Octubre de 2017.
Eternal Blue consta de 12 canciones donde las sensaciones y sonidos que las conforman dan la impresión de una banda que aún está en búsqueda de su identidad. Es notorio un groove metal con tintes industriales, así como también varias melodías y ritmos que transforma a ratos a la música de Spiritbox en un metal progresivo atrevido y de interesante factura.
En lo estrictamente musical, los efectos electrónicos y aportes atmosféricos-armónicos de los sintetizadores en canciones como “Holy Roller” o “We Live In A Strange World” son recursos que aportan en la búsqueda de Spiritbox por dinamizar sus canciones. Dos canciones interesantes desde el punto de vista de los arreglos dados por los sintes y sonidos envolventes, pero totalmente diferentes en cuanto a lo que proponen. “Holy Roller” es sumamente agresiva, industrial, marcial, potente y de sonidos más distorsionados en guitarras, además de un gutural impresionante por parte de Courtney LaPlante. En comparación, “We Live In A Strange World” es una canción mucho más lenta y con una letra recitada gracias a la voz limpia que notamos en sus primeras estrofas. Una canción mucho más experimental y solemne. Una comparativa que sirve para ejemplificar el desarrollo y colores presentes en este álbum. Obra que contiene canciones lentas y armoniosas, pero también varias otras de riffs pesados y guturales profundos.
Otra de las características distintivas de Spiritbox es la atención al detalle al presentarnos una serie de sonidos graves envolventes y atrapantes tanto en guitarras como en la batería y por supuesto el bajo. Fenómeno que va de la mano con el uso de sintetizadores, los cuales en varias ocasiones trabajan como arreglos que colorean el caos y la potencia de riffs abiertos y pesados.
“Yellowjacket” es quizás una de las canciones más destacadas de Spiritbox en este álbum. Metal industrial de guturales y doble bombo en batería. Única canción del álbum que tiene la colaboración de un músico ajeno a la banda, la presencia de Sam Carter, vocalista de la banda de metalcore Architects. Una vez terminada “Yellowjacket” comienza uno de los momentos más interesantes a nivel armónico y melódico de Eternal Blue. Se trata de “The Summit”, obra de claros tintes progresivos. Un trabajo creativo muy bien pulido a nivel instrumental. La guitarra arpegiada que va acompañando a la voz de Courtney LaPlante termina por crear una canción distintiva para Spiritbox. O más bien, la suma de “Yellowjacket” y “The Summit”, es lo que distingue a Spiritbox como una banda que no teme en utilizar esa capacidad para transitar entre la agresividad y distorsión musical para luego interpretar un nivel musical más pausado, armonioso y contenido.
Si de guturales y potencia musical se trata, destaca la presencia de “Silk In The Strings”. Instancia donde despliegan toda la fuerza y desgarro del metal. Metal con tintes industriales, numetalero y progresivo. Una conjugación de energías y formas que representan los momentos más espectaculares de este álbum. En lo espiritual, Spiritbox recuerda a ratos a lo que hace Jinjer. Sin embargo, Spiritbox es más industrial; con percusiones más directas, cerradas. Así como también en lo que respecta a las guitarras, siendo éstas más ásperas y con riffs más envolventes. Características que en este álbum conviven sin problemas junto a canciones más apacibles y tranquilas.
Es innegable que Spiritbox ha buscado arriesgarse en un álbum multicolor como lo es Eternal Blue. Álbum ecléctico. Con riffs y percusiones potentes, pero también de tranquilas y lentas melodías con momentos profundos, a mediana velocidad y atractivamente envolventes. Una producción y trabajo compositivo destacable, donde es notable el esfuerzo y profesionalismo puesto de por medio. Una banda que junto a su capacidad creativa entrega claras muestras de una búsqueda identitaria. Sin ser un mal álbum para nada, Eternal Blue es experimentación. Una experimentación llevada de manera interesante y que aun evidencia ganas por seguir madurando, donde la presentación de una rica diversidad de estados de ánimo, ritmos y melodías hace de Spiritbox una banda de crecimiento prometedor.