System of a Down en Santiago Gets Louder 2015: Concierto de destrucción masiva

El cansancio era enorme a esas alturas pero sabíamos que con los grandiosos shows de Gojira, Lamb of God, Deftones y Faith No More no bastaba, se venía la guinda de la torta y la verdad fue algo que superó expectativas. Algo habíamos visto de contundente por YouTube y redes de cómo venía la mano con esta reunión de System of a Down, pero la verdad que vivirlo en carne propia fue otra cosa.

La potencia Armenia de ‘I-E-A-I-A-I-O’ le daba arranque a un show descomunal, en que no hubo ningún punto de respiro. A diferencias de otras bandas como Faith No More, Deftones o Lamb of God, System of a Down no se dio ningún momento de pausa ni descanso, fue una guerra sin tregua de principio a fin, donde la mano musical tuvo una tendencia enorme a su grandioso primer álbum (sonaron ocho de aquel disco) y por supuesto a su aclamado ‘Toxicity’.

Con la magia de ‘Aerials’ nos quedaba la sensación que gran parte del repertorio de elite de la banda se estaba lanzando, pero no, este concierto sirvió para demostrarnos cuán rico es el cancionero de ellos, una máquina de composición de buenas canciones, devastadoras y muy hardcore algunas sí, pero que también tiene un feeling melódico en otras único.

Así sonaban inicialmente luego la increíble ‘Know’, un extracto de ‘Soldier Side’ le daba la pauta a ‘BYOB’ y la locura se desataba en un público muy fiel, que mosheó hasta donde más pudo cada uno de estos verdaderos bombazos llenos de energía y crossover que nos lanzaba System of a Down. Era sólo el arranque de muchas más canciones que vendrían.

Rápidamente se sucedían tracks inmensos sin tregua: ‘Soil’, ‘Radio/Video’ la inmensa ‘Hypnotize’, ‘Temper’ y una soberbia interpretación de ‘ATWA’ y ese coro que te dan ganas de llorar de emoción (en vivo y con la banda al frente más aún).

Serj Tankian estuvo todo el tiempo con ánimo de fiesta. El vocalista de System, en muy buena forma se dio el tiempo para dar bailecitos “Armenia Style”, o cuando cantaba como esquizofrénico y con ese tonito absurdo en temas como ‘Psycho’ , ‘Darts’ o ‘Vicinity of Obscenity’ lo hizo muy bien además.

Llegaba una especie de bloque “Toxicity” con la genial ‘Needles’, ‘Deer Dance’, la enfermiza ‘Bounce’. Shavo Odadjian si bien no estuvo muy certero con su bajo, dejó los dedos en él de lo que le dio y le dio en pos de una performance apasionada para este show/batalla que nos brindaron estos monstruos de la potencia en vivo.

Daron Malakian y un flirteo con ‘Into the Groove’ de Madonna daban el pie de ‘Psycho’, una locura, era verdaderamente insano lo que estábamos viendo de parte de estos dos grandes músicos al frente como Tankian y Malakian (éste último arrodillándose). Pero quedaba mucho más y una de sus más grandes canciones: ‘Chop Suey!’ en una muy rápida versión. Obviamente que ese coro se cantó a todo pulmón en Hangares.

‘Lonely Day’ brillaba como nunca, luego la intro acústica de ‘Question!’ nos mostraba a un Serj Tankian con guitarra y muy relajado, eso llamaba mucho la atención, pese a que de su voz salen inmensos dardos, se tomaba todo con calma, tenía todo bajo control a todo momento.

La gloriosa ‘Spiders’ nos devolvía a su primer disco y ya tras casi dos horas de show se escuchaban los “olé, olé, olé, System, System!”, que de verdad lograron emocionar a la banda sobre el escenario.

Daron Malakian cantaba y cambiaba la letra en una alternativa versión de los primeros versos de ‘Cigaro’ en acústico, para luego desatar toda la furia de uno de los grandes temas de la banda. Llegaba el turno para ‘Toxicity’ (se pensó que podrían haber invitado a Chino Moreno como en Rock in Rio pero muy probable que por horarios no se diera). Aunque la verdad lo que importaba al público y la banda era la grandeza de este tema, donde Malakian incita al mosh y se desató una polvareda gigantesca que dejó hasta algo ciego a Serj Tankian quien se limpiaba los ojos tras aquello.

El broche de oro no podía ser otro. ‘Sugar’, para sellar uno de los mejores shows no tan solo de la banda, sino de los que se han dado en nuestro país, System of a Down cerraba un show que nos dejó destruidos físicamente, pero con una felicidad inmensa, de ver en pie a una de nuestras bandas favoritas y al parecer, mejor que nunca.