Una noche supersónica: El triunfal regreso de Oasis a Chile

Una noche supersónica: El triunfal regreso de Oasis a Chile

Los hermanos Gallagher desataron la emoción pura en el Estadio Nacional: alegría, lágrimas y una avalancha de sentimientos que transportaron a las más de 40 mil personas presentes a un viaje directo a de nostalgia y euforia con sabor noventero.

La llegada a Chile de los siempre polémicos hermanos Gallagher desató un revuelo inmediato. Hasta hace muy poco, imaginar una reunión de Oasis ya parecía un chiste cruel para los fanáticos. Las interacciones en redes sociales lo dejaban más que claro: Liam lanzaba un “FUCK OASIS” en Twitter, mientras Noel respondía con la misma elegancia punzante que lo caracteriza.

No fue hace mucho cuando Matty Healy (The 1975) pidió públicamente una reunión, Noel lo despachó sin filtro: “No podría imaginar algo así. Que vaya a ver lo mierda que es su propia banda y que se separen.” Y no se quedó ahí. El mayor de los Gallagher insistía una y otra vez: “Fue un momento en el tiempo… si lo perdiste, mala suerte.” o la insensible sentencia “Oasis no se reunirá ni aunque todos los niños hambrientos de África dependan de ello.”

Hostilidad bilateral, dardos constantes y una carrera dedicada a romper —o alimentar— las ilusiones de millones. El tema siempre estuvo sobre la mesa, la sangre en el ojo también… y el juego mediático fue aún más. 

Pero la vida da muchas vueltas, quizá la familia y sangre tiran pero el dinero también: Y de golpe, nos encontramos con la noticia de la reunión: el hype mundial fue inmenso, transformando la noticia en todo un acontecimiento en las ciudades por donde el tour mundial anunció su paso.

Por supuesto que nuestro país no fue la excepción. Se abrió una tienda oficial con la ropa de la gira, un show de drones, y propaganda gráfica en distintos puntos de Santiago. El fenómeno se había tomado la ciudad. Los fans agotaron las entradas rápidamente como era de esperar, ahora solo había que esperar nada menos que un año para que el reencuentro de Oasis con Chile se volviera a dar. Un año parecía bastante tiempo para la siempre frágil relación de los hermanos Gallagher, pero finalmente, la fecha acordada llegó y este 19 de noviembre Oasis nos regaló una noche supersónica.

Richard Ashcroft ya con un Nacional copado despachó canciones que a estas alturas son verdaderos himnos del brit pop. “Drugs don’t work” “Lucky Man” y la clásica de clásicas “Bittersweet Symphony” fueron coreadas por un estadio que ya se empezaba a repletar y que recibía con entusiasmo la promesa del británico de volver a nuestro país en solitario. Un invitado más que especial y ad-hoc para prender el show de Oasis.

Fueron varias las generaciones de fanáticos que se emocionaron cuando pasadas las 21:05, las colosales pantallas que acompañaban el escenario se iluminaron y el sample de “Fuckin’ in the Bushes” empezó a sonar. El Estadio Nacional era como una olla a presión, y cuando los hermanos aparecieron, esa presión por fin se liberó en forma de llanto, gritos y saltos en el momento que los acordes de “Hello” dieron el inicio a algo inolvidable.

“Morning Glory” y “Some Might Say” debe haber transportado y conectado a muchos con recuerdos de otros tiempos, con recuerdos de una juventud en la que todo parecía más sencillo. Bandas como Oasis marcaron y definieron el sonido de muchos, y el público presente hacía carne ese sentimiento, que mezclaba felicidad y nostalgia. Esa algarabía tuvo un punto alto en “Cigarette & Alcohol” con Liam pidiendo, en un inglés solo para expertos, que el público los acompañara con el tradicional poznan inglés, por lo que el estadio entero procedió a dar media vuelta y, en un abrazo generalizado, saltar al ritmo del clásico.

Con atractivas visuales que se mezclaban con los músicos sobre el escenario, la pared de guitarras se sintió fuerte con “Roll with it” y todo el estadio saltó. Las tres guitarras que dispusieron para la gira, se sintieron con fuerza dando ese efecto abrasivo y llenador. Muy rock and roll. Pero Oasis como sabe rockear, sabe emocionar, y “Little by Little” sacó a relucir la tremenda capacidad vocal que también tiene Noel con una interpretación memorable. Así también fue el turno de Liam con la emotiva “Stand by Me”, tema siempre emocionante que bien sabe mezclar la vulnerabilidad y la grandeza del britpop, las guitarras amplias fueron el complemento perfecto para la voz rasgada del menor de los Gallagher.

Definitivamente lo mejor lo dejaron para el final, y ese momento, estaba por llegar. “Live Forever” y “Rock n’ Roll Star” hizo volver al público al estado de éxtasis. Momento que nos hizo sentir a todos que éramos supersónicos, que éramos estrellas del Rock n’ Roll. Y todavía quedaba rock, porque el encore no pudo ser mejor. La triada de “Don’t look back in anger”, “Wonderwall” y “Champagne Supernova” fue un momento soñado por todos los fanáticos que estábamos ahí, en ese momento, en ese lugar. Fueron quince minutos de emoción a flor de piel, que coronaron, posiblemente, el mejor concierto de Oasis en nuestro país, por contexto, producción y emotividad.

Los fuegos artificiales que iluminaron la noche en la capital, iluminaron también los miles de corazones que estuvieron presentes. Quizás la lección que nos dejan los hermanos, es que siempre podemos superar nuestras diferencias. Que tú y yo no somos tan distintos. Que tú y yo podemos vivir por siempre.

Nicolas Diaz

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