Es un clásico total para adornar nuestros Facebooks, Twitter o estados en redes cuando la…
Cancionero Rock: «The Magnificient Seven» – The Clash (1980)
Fue otro gran clásico de The Clash que nos ha dejado ahí, incrustado en nuestros subconscientes para la eternidad. Y otro más por cierto, de la banda que es reconocida por ser una de las más influyentes del punk rock de la historia, aunque su música en estos tramos de su carrera no suene nada punk (si es que la premisa de que punk es los tres acordes disonantes, los gritos contra el establishment desmedidos y poca prolijidad en los «arreglos»). La gran proeza de The Clash fue llegar musicalmente hasta donde ninguna banda punk había llegado hasta ese entonces, nutriendo en Sandinista!-quizá más que en ningún otro disco- de otras influencias musicales y empapándose de lo que pasaba en muchos circuitos alrededor del planeta. Joe Strummer realmente estaba abriendo su mente musical por estos años y la banda le seguía a pie de cañón todas sus aventuras.
Pero nada fue obligado por el líder; si bien el rap estaba emergiendo en la escena musical de Nueva York cuando The Clash llegó a la ciudad para grabar Sandinista!, fue también el guitarrista Mick Jones quien realmente se metió en el género, llevando un boombox y obteniendo el apodo de ‘Whack Attack’ de sus compañeros de banda por lo mismo. «Cuando llegamos a Estados Unidos, Mick se topó con una tienda de música en Brooklyn que tenía música de Grandmaster Flash y Furious Five, Sugarhill Gang … estos grupos estaban cambiando radicalmente la música y lo cambiaron todo para nosotros», señaló Strummer.
Según cuenta la historia y los documentales del grupo esta canción comenzó con orígenes muy simples. Las primeras notas fueron germinadas por Ian Dury y el bajista de los Blockheads, Norman Watt-Roy. «Jones dijo, ‘necesitamos algo original’ porque Joe quiere hacer un rap’. Joe escribió todas las letras de una sentada ahí mismo, de forma totalmente espontánea. Unas horas más tarde estaba en la lata de grabación», señaló Watt-Roy en una entrevista de 1991.
La influencia al tema no llegaba solo del rap y la onda disco, claramente tuvo sus matices cinematográficos clásicos, más bien del western de 1960 de John Sturgess del mismo nombre. Strummer, por esos años le encantaba hablar de actualidad y de personajes históricos y esto se convirtió en una mezcladora de cemento de todo eso. La lírica nos da cuenta de la rutina y la monotonía como un ente que disminuye humanamente al hombre, girando en torno al aburrido día de trabajo («¡Suena! ¡Suena! ¡Son las 7:00 a. M.! ¡Muévete para empezar! Agua Fría en la cara te trae de vuelta este sitio horrible»), Que se desvía regularmente para discutir otros temas, incluido el comercialismo y la publicidad manipuladora («Dame un Honda, dame un Sony. Tan barato y tan falso.») y buscar distracciones en la brutalidad policial y la opresión en la pausa del almuerzo («¿Qué tenemos para divertirnos? Policías pateando gitanos en la acera»).
Luego llega este episodio lúdico donde coloca a los librepensadores históricos en situaciones cotidianas contemporáneas: Karl Marx tiene que pedir prestado dinero a Friedrich Engels en la caja de una tienda, y Martin Luther King y Mahatma Gandhi van a ver a su equipo de fútbol, quienes son goleados 50-0, y mete a Nixon junto a Sócrates y Platón antes de hacer eco de los noticiarios y lo ridículo y banal de su contenido: («Noticia destacada:
Una aspiradora se traga un periquito»).
El texto es amplio, tal cual como una canción de rap lo amerita, y la entrega vocal de Joe Strummer puede considerarse una especie de proto-rap siempre avanzando al ritmo incandescente del tema y a esas exquisitas líneas de bajo; y bueno, el mito o aquello que la convertiría en la primera pista de rap escrita por una banda de rock blanca con esta interpretación es algo bastante discutible: se grabó en marzo de 1980, seis meses antes de que Blondie incursionara en el género con «Rapture» y que es considerado como el primer tema de ‘rap’ blanco masivo, con Debbie Harry rapeando de forma bastante sutil, aunque ya muchas bandas y solistas del mundo más underground ya lo estaban haciendo.
La canción se convirtió en una de las favoritas de los conciertos y permaneció en el set de la banda desde su primera aparición en abril de 1981 hasta el final de su existencia. Como en «Capital Radio» o «London’s Burning», a Joe Strummer le encantaba improvisar la letra de esta, lo que se demuestra en la versión en vivo de la canción incluida en el recopilatorio en vivo From Here to Eternity, grabado en Boston en septiembre de 1982.
Por Patricio Avendaño R.