Cult of Luna- «The Raging River» (2021)

Cult of Luna- «The Raging River» (2021)

2021, Red Creek

Vía Nación Progresiva 

El disco lanzado en 2019, A Dawn to Fear, fue una piedra angular en la carrera de las leyendas del Post-Metal, Cult of Luna. La expectativa detrás de uno de los discos más agresivos de los suecos era muy alta, la congregación de distintas etapas del sonido de la banda parecía no dar más lugar a la experimentación, a decir verdad, no se sabía con exactitud que depararía el futuro.

Conscientes del problema que es el sacar un álbum fascinante, Cult of Luna tomó el camino sensato y decidió sacar un EP para iniciar el año 2021, The Raging River. Este material no es simplemente una continuación de A Dawn to Fear, es una extensión de las cualidades que le dieron tanta identidad a su antecesor y de alguna manera purga a los músicos de la visión que tenían en 2019 lo suficiente para dejarnos a la espera de lo nuevo pero no tanto para dudar de la calidad de aquel grandioso disco.

Three Bridges abre el EP con una energía demasiado pesada, las pequeñas reminiscencias de Industrial combinadas con atmósferas Doom tienen como resultado una canción con un inicio no solo lento sino extenso, carente de un riff real de guitarra, los arpegios y una base rítmica muy básica sirven como base para una voz cuyos guturales transmiten agonía en cada frase; tras un par de iteraciones el sonido bien definido del PostMetal característico de los suecos toma el control total de la pieza, ese sonido que no solo definió la carrera de éstos sino al género como tal en aquel lejano disco de 2004, Salvation. Líneas melódicas que fungen como parte de una atmósfera cambiante segundo a segundo, un contrapunto constante entre cada instrumento que crece y sutilmente construye una pared de sonido inmensa. El puente, momento en el que la pieza baja de intensidad, es un pasaje característico del Post-Metal europeo, demostrando el impacto que la banda ha tenido en los músicos de las nuevas, sin embargo para cuando los guturales vuelven, el climax de la pieza ha sido construido, brillante, agudo y saturado, en completa oposición con su inicio.

La segunda pieza del disco, What I Leave Behind, sacada directamente de las sesiones del A Dawn to Fear, nos deja ver lo libre que se siente Cult of Luna durante el EP y lo poco que apuesta en este lanzamiento, la interpretación se siente totalmente cruda en cada integrante, cosa que la mezcla deja intacta, notas siendo arrastradas por la saturación del sonido se arremolinan y crean un efecto de distorsión durante toda la pieza. Los riffs, las melodías y acompañamientos se encuentran perdidos en todo momento, el efecto reta al escucha a adentrarse y descifrarlo todo por el mismo. Una canción que difícilmente genera una primera buena impresión pero que esconde para el insistente una recompensa, poder ver lo meticuloso de los arreglos del A Dawn to Fear en combinación con un respiro de los suecos.

Las colaboraciones en el medio musical son un fenómeno interesante, en ocasiones, se unen los grande y surgen mega-bandas, en ocasiones un featuring deja que desear y otras simplemente son consecuencia del fenómeno conocido como fan service. Cuando una banda logra ponerse en el rol de fan y lograr colaborar con aquel músico que admiran, se nota. Inside of a Dream tiene como vocalista invitado a Mark Lanegan, cantante de Screaming Trees. Tanto como contexto como por chisme de farándula, los suecos cuentan haber esperado esta colaboración desde hace más de 15 años, el resultado es, en una opinión totalmente subjetiva, una de las canciones más elegantes en la trayectoria de la agrupación. La instrumentación es una ambivalencia entre el Minimal y el Folk, los sintetizadores tocando notas pedal extensas son la base de los instrumentos armónicos que se limitan a ornamentos esporádicos, la batería apoya por una cantidad limitada de segundos y Mark Lanegan hace el resto. Un arreglo melódico con inflexiones al Blues o el Folk norteamericano y una voz espectacularmente interpretada  son las aportaciones que el cantante hace a una pieza que, no debería pero, es sumamente compleja. Emotiva, pacífica, colorida pero sobretodo trascendental.

Tras aquel bello intermedio, I Remember, regresa, nuevamente a ser una extensión sonido de A Dawn to Fear. Durante el primer verso la interpretación se percibe muy visceral y potente, las experiencias narradas en la pieza dejan entrever el dolor del protagonista, pero en un giro brusco, un pasaje instrumental con duración mayor a dos minutos crea un sentimiento de suspenso utilizando una base rítmica y una cadencia armónica iterativas cuyo timbre incrementa poco a poco desde lo prácticamente insonoro hasta la inevitable explosión y retorno al riff inicial. La construcción de un segundo pasaje atmosférico podría tornar la pieza en algo repetitivo y cansado por lo que los suecos, sabiamente, lograron combinar su riff principal, con el verso y un constante arreglo minimalista a lo largo de la segunda mitad de la canción Es en este momento cuando por primera vez escuchamos a una guitarra líder tomar el rol protagónico por un largo periodo que estruja el espacio del gutural pero que a la par incrementa su intensión.

La experimental Wave after wave, épica de 12 minutos, es un ejercicio sonoro por parte del guitarrista y vocalista Johannes Persson. Una pieza que justifica por completo el EP, The Raging River. Construida alrededor de una cadencia armónica simple, la canción se convierte en una sinfonía donde cada sección, salvo la rítmica, está constituida por guitarras. Mientras una sección de guitarras toca el riff principal, otras se limitan a hacer ornamentos, al mismo tiempo hay un grupo haciendo atmósferas y otro líneas melódicas más discernibles. La extensión de la canción permite jugar a Johannes con múltiples variaciones de esto. No hay dos segundos iguales pues ésta es como una improvisación enorme. Cual pintor que crea una pintura abstracta, el guitarrista es el único que sabe cuando dejar de agregar capas y variaciones al sonido original, el artista es el único que sabría cuando su obra está terminada, el único que sabe cuando dejar de dar pinceladas a un cuadro que no contiene nada más que pinceladas sobre pinceladas de color.

El aporte que Cult of Luna ha hecho al género a lo largo de su carrera es una carga que los suecos han sabido llevar disco con disco, conscientes de esto y después de un disco sobresaliente, deciden relajarse y bajar la presión con un EP que no les exija demasiado, un disco que les permita experimentar, cumplir sus sueños en un rol de fan y finalmente cerrar el ciclo de su última propuesta. The Raging River es el producto de años de experiencia que si bien no define la próxima faceta que podamos esperar de ellos es un disco de transición, un paso y un respiro sin darle la espalda a ningún momento en su carrera.

Por Hugo Mg

Nacion Rock

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