Deftones-«Private Music» (2025)- O el secreto de la infinita fuente de la creación

Deftones marca un nuevo gran lanzamiento y probablemente esté dentro de lo mejor del año
Dicen que las serpientes representan el mal y valores negativos en algunas culturas. Pero muy positivos en otras: vida y muerte, sanación y veneno, creación y destrucción. La capacidad de cambiar de piel. Eso en esta etapa podría definir a Deftones a la perfección, y quizá la portada no es solo un adorno, ya que la banda ha decidido mantener su tradición artística: (lechuzas, flamencos, gatos y ponys desfilan como un zoológico propio en sus portadas). La conexión animal está clara, como también con el hábito de la renovación. «Private Music» también preserva otra tradición que, justo cuando se están cumpliendo 30 años de su debut, se vuelve intacta: la banda sigue sonando acorde al origen de su especie -incluso no olvidan aquella etapa cuando eran unos adolescentes skaters soñadores tocando en el garage de Stephen Carpenter-pero renovando hábitos al mismo tiempo, siempre. Es como si tuvieran un mágico secreto, un elixir, o la «fuente infinita» como bien dice uno de los tracks más memorables del álbum.
Lo dijo el propio Abe en una entrevista reciente: a Deftones no le seducen las suculentas ofertas de giras de aniversario, ni trabajar en reediciones espectaculares, porque Deftones siguen creciendo con canciones propias, en influencia, situándose en un nivel comparable al de Tool, Radiohead o Björk por su vigencia y la capacidad de seguir renovándose sin perder identidad. Su nuevo trabajo, private music, llega en ese contexto: una banda en pleno control de su sonido y dispuesta a moldearlo con libertad. En definitiva, hacer lo que quieren, pero bien. Les resulta.
En este disco, Deftones juegan con contrastes: pesadez y delicadeza, belleza e incomodidad. Canciones como “cXz” o “cut hands” muestran a Chino Moreno entre lo etéreo y lo agresivo, mientras Stephen Carpenter alterna riffs densos con una ejecución sorprendentemente ligera. Es un disco muy pesado, pero también la tensión entre ambos mundos no los divide, sino que une al sonido del grupo, manteniendo esa dualidad que siempre los ha definido: vulnerabilidad y brutalidad. Morrissey y Meshuggah. Atmósferas y explosión en catarsis. Yin y Yang, el equilibrio que todos debemos tener y que Deftones desde tiempos inmemoriales ha dado una clase ejemplar. «I Think About You All the Time», por ejemplo, puede sentirse frágil, pero la guitarra esta ahí, atenta, enamorada de la melodía y al servicio de una de las canciones más hermosas del grupo en su historia.
La producción de un monstruo del sonido del rock/metal alternativo como Nick Raskulinecz lo es todo -y probablemente sea uno de sus mejores trabajos. Refuerza esa estética: precisa, pulida y envolvente, capaz de hacer que un tema minimalista como “Milk of the Madonna” fluya con naturalidad, o que los coros de “Infinite source” brillen con un aura casi celestial. El cierre magistral con «Departing The Body» tiene un trabajo titánico en términos de texturas. Frank Delgado aporta capas atmosféricas imbuidas por acto de magia casi y que amplían la experiencia, sumando texturas electrónicas y detalles sutiles que sostienen la intensidad.
Treinta años después de su debut, Deftones siguen explorando el enigma de cómo combinar lo pesado y lo hermoso, y quizá su mayor logro sea mostrarse cómodos en esa incertidumbre. Durante estos últimos cinco años la serpiente lentamente elaboró, observó, esperó, consiguió lo suyo y va por más.