Entrevista con Meme del Real: «Este es el tipo de álbum donde cada pieza está justificada»
					Uno de los nombres más prolificos de la escena musical latinoamericana es sin duda el de Meme del Real, quien regresa con «La Montaña Encendida”, su más reciente álbum en solitario. Tras años de ardua carrera en su papel fundamental como músico de Café Tacvba, Meme ofrece una faceta más introspectiva y experimental, donde la música electrónica, la lírica profunda y la contemplación se unen en un cinemático viaje.
En esta conversación con el músico, conocimos más acerca de las ideas, procesos y motivaciones interiores que dieron forma a un disco que, más que escucharse, se siente con atención.
Meme, hace muy poquito fue el lanzamiento de «La Montaña Encendida». Me llama la atención de buena forma, sobre todo que sea un formato LP como un formato disco y que de alguna forma se rescate esta especie de tradición y no caer quizás en la tendencia de lo que es el single y lo más inmediato. ¿Cómo fue para ti el concebir la idea base de este trabajo y de alguna forma, darle la forma para llegar a la cantidad necesaria que hacen de esta una obra tan completa?
Te puedo decir que fueron las canciones o la suma de las mismas las que le dieron este formato largaduración, y que también es un formato con el que yo he crecido desde niño y profesionalmente. Es natural para mí darle una continuación. Desde hace tiempo, cuando yo de pronto había sacado algunas composiciones o canciones para algunas películas, un sencillo que hice por ahí solo, me hizo pensar que lo que sigue es robustecer esta cadena de canciones y hacer un álbum completo. Sin embargo, cuando estas canciones fueron apareciendo, lo que sucedió es que fueron la suma de las canciones las que no podían compartirse de otra manera más que en un formato de álbum completo, porque junto con Gustavo Santaolalla fue que elegimos de lo que había las que ahora quedaron en este proyecto de «La Montaña Encendida», del cual no era inicialmente la intención, ni tampoco que tuviera un concepto «específico». El concepto y la energía estaba definida por estas canciones que estaban diciendo algo, que sin duda es como comprimir el tiempo y la experiencia en esta pieza, porque habla a veces de cosas muy del pasado, y también habla cosas de lo que va a pasar, o de lo que me está pasando, y eso es lo que le da sentido o lo que les liga unas con otras; lo que las ensambla.
Me gustan los álbumes completos. Creo que este, de manera espontánea o circunstancial, se convierte en eso y, más encima, siento que tiene un sentido conceptual que el título lo acaba redondeando. Me encanta poder después de haber romanceado con esa idea de hacer algún álbum, que pudiese robustecer esta serie de canciones que yo venía haciendo. De pronto apareció para mí es importante, porque un álbum para mí tiene que estar completo. Me gusta escuchar discos que puedes poner de inicio a fin y donde puedes tener más o menos relación con algunos de los temas; disfrutar más o menos algunas canciones, pero donde cada canción es como una obra de teatro o libro donde cada capítulo es importante, aunque tal vez no sea tu favorito, hace que se equilibre el resto, y creo que este es el tipo de álbum donde cada pieza está justificada por esto, por la relación que tienen las canciones con las demás y porque por sí solas también tienen un valor. Repito, puede ser que a mí me gusten más o menos, pero me gusta pensar que es como un esqueleto que no puede mantenerse en pie si no tiene todas las piezas que lo conforman.
Después de tantos años de carrera, ¿Cómo vas encontrando lo que una canción necesita? ¿Cómo vas decidiendo qué sintetizador se queda o qué guitarra se va?
Usualmente, las herramientas que tengo a la mano para trabajar más o menos en el camino. Desde el inicio del grupo ha sido una de mis tareas la búsqueda de dónde está la energía rítmica que le puede ofrecer algo a la composición, o a la idea que alguno de los integrantes del grupo de Café Tacuba haya traído, o yo. Parte de esa exploración me lo dio la relación que tengo con los instrumentos electrónicos, desde cajas de ritmos en su inicio, agregando samplers, secuenciadores. Ahora con las computadoras, softwares modulares y todo lo que hay, también se puede trabajar rítmicamente desde ahí.
Creo que es como un proceso lúdico donde yo me divierto buscando texturas o, sobre todo, dónde se mueve lo que le va a aportar a esa canción. Y en esa exploración puede ser que la canción ya estaba compuesta en piano o en guitarra acústica, y entonces empieza a mezclarse naturalmente; si hay una idea que estuvo en guitarra y empiezo a desarrollar algo arriba más electrónico o vicevers. De pronto era una exploración nada más sonora, de texturas o rítmica o de secuencia armónica donde algunos sintetizadores me estaban dando pie a sentir que estaba descujalando un hilito que tenía algo más adelante, y ahí de pronto aparece también la posibilidad de decir «Bueno, aquí tal vez una guitarra de 12 cuerdas o un piano y no mucho más, una jarana». Cuando comencé ya en el proceso a darle los últimos toques al disco con Gustavo Santaolalla, agregó un ronroco, una guitarra acústica también y una guitarra eléctrica, pero te puedo decir que, en ese sentido son pocos elementos.
Lo bonito de explorar y de jugar con esto es que puedas, no quiero decir con pocos recursos porque tampoco es que sean tan pocos, con esos ingredientes, diferentes platillos; diferentes recetas, y eso para mí también es una de las prácticas. ¿Cómo me puedo divertir y reinventar algo con estos elementos? Sin ser ese el fundamento conceptual o creativo de las canciones al final es lo que acaba definiendo también esto que dices.
En el lado más lírico también encuentro que es muy bonito el ejercicio descriptivo de algunas canciones como por ejemplo «Tumbos» o «Princesa». ¿Qué inspiraciones fuiste tomando para darle voz a estas canciones?
No es algo que yo haya pensado o reflexionado mucho al respecto. Sí había canciones o música que me invitaban a, tal vez, relacionarme con algo. Hay canciones que aparecen de una manera mancomunada donde viene ya una idea más precisa de la música y de la lírica, y de pronto, la vas tratando de externar, de traducir y se va resolviendo. Eso es más fácil porque quiere decir que hay algo inconsciente que los tiene relacionados, y que por eso esa música está reaccionando a esa lírica o viceversa.
Tiene que ver con algo personal, con algo ficticio, con algo existencial que va más allá del intelecto. A veces hay canciones que están buscando su par. Había ideas musicales que yo trataba de poner alguna letra y de pronto aparecía alguna palabra sin pensarlo mucho, y esa era la palabra que me estaba dando la posibilidad de darle sentido a la música. Creo que he estado practicando, por así decirlo, la manera en la que tal vez estoy atento a esas señales y tal vez a no poner otra vez mucho intelecto en es que «esta canción debería de decir algo» o «yo quisiera decir esto» y déjame encontrar una música que acompañe esta idea. Creo que lo que encontré y descubrí en este proceso es que lo que a veces no me generaba sentido es lo que acababa dándole sentido a la vez a la expresión. Y es como un proyecto de mucha intuición, sobre todo en lo lírico.
Mi intención no era buscar líricas que dijeran tal o cual cuestión, o que estuvieran escritas de tal o cual forma. Yo solamente trataba de narrar lo que me venía a la mente. Podría ser una experiencia, una situación o como de una lectura poner algo de eso que me estaba llamando la atención que decía «esto tiene que ver tal vez con esta pieza musical que estoy haciendo», «qué pasaría si le pongo y entonces se transformaba en algo». No sé, siento que por eso es que este proyecto se ha convertido en esto, en un proyecto en solitario porque descubrí, repito, con estas canciones, que había algo que yo estaba diciendo de un lugar donde era realmente personal pero que también sentía que tenía que compartirlo desde ahí, y por eso también están cantadas de esta forma; por eso mi voz es que tal vez ayudó a darle el sentido también lírico que está ahí.
A veces no solamente es la música, la letra sino es la forma en la que se dice y eso es lo que Gustavo Santaolalla también me ayudó a ver. La forma en la que estás diciendo lo que está ahí dicho es lo que le da esta energía que tiene y que se conjuga en todo el proyecto, entonces eso es lo que hay que visibilizar.
¿Tienes momentos favoritos del álbum cuando lo escuchas completo o hay alguna situación al momento de grabar que puedas definir como un muy buen recuerdo musical?
En este momento todavía encuentro, por suerte, un placer en escuchar el álbum y las canciones todavía cuando lo escucho. Por experiencia con discos en los que he trabajado, llega un punto donde de pronto dices «no ya por favor, no lo quiero volver a escuchar» o «esta que viene ya me la brincaría». Todavía, cada canción me va sorprendiendo. Si bien lo conozco en todo el detalle de las canciones y cómo está secuenciado, me sorprende cuando vuelve a aparecer una canción. Hay momentos que me encantan como en «Líquenes» o «Komorebi en Do» que me conectan como si la estuviese componiendo todavía, que realmente descubro por qué esa canción existe y cuál fue la semilla que dio pie, que se incendió para que eso ocurriera. Todo el disco todavía me emociona completo y en sus partes. Posiblemente llegará un momento donde empiece a desprenderme y ya no disfrutarlo tanto como ahora, pero por ahora todavía sigue muy vivo.
Respecto a esta canción que mencionaste, «Komorebi en Do», ¿Fue el proceso de la luz lo que te llevó a pensar en esto y a quizás pensar la música desde ese proceso lumínico o el nombre llegó después de la música?
Creo que, como lo dijiste de esa forma, el álbum y estas canciones me han hecho descubrir que este proceso llegó de un lugar donde meaventureé a entrar en lo desconocido y lo conocido a la vez. Conozco mucho de hacer discos, de producir, de tocar, de promocionarlos, pero desde el lugar donde lo estoy haciendo ha sido nuevo para mí, y eso tiene que ver con una búsqueda, con un sentido de aventura y de gestionar el miedo hacia lo desconocido, de soltar y olvidar un poco lo que uno es o lo que uno cree que es, y ahí es donde esta frase o este nombre japonés «komorebi» aparece. En medio de esas sombras de pronto aparecen haces de luz que van iluminando lugares que no habías visto. Estamos habituados a que probablemente es mejor evitar la oscuridad cuando se habla de estar en un proceso oscuro y puede ser que en ese espacio de oscuridad es donde realmente conectas con algo también. Por eso que tantos artistas también dicen que en algo muy oscuro, hay algo que es extremadamente luminoso. Si uno se aventura e ilumina un poquito de esa oscuridad, es posible que haya algo que sea nuevo y que pueda enriquecer. Creo que es el reto que me ha dado este disco y que las canciones me mostraron como una revelación al entrar en un terreno donde de manera consciente no hubiese llegado, y por eso es que sigo honrando ese proceso, tratando de practicar el camino hacia lo desconocido y dentro de un lugar relativamente seguro.


