The White Stripes: Las 12 canciones que demuestran porqué reinventaron el rock & roll en los 2000’s

The White Stripes: Las 12 canciones que demuestran porqué reinventaron el rock & roll en los 2000’s

Un 2 de febrero de 2011 y luego de diez años ininterrumpidos de actividad, uno de los dúos más singulares de la historia de la música dejaba de existir. Sus argumentos fueron ambiguos, no fueron claros del todo; una imagen, un abrazo en medio de lágrimas que estremeció al mundo y una frase para el cierre que ahora nos hace más sentido que nunca: «nos separamos para preservar lo hermoso y especial de la banda».

Ahora, la banda ingresará al Rock and roll Hall of Fame, y si hablamos de rock and roll en el sentido más puro y estricto de la palabra, Meg y Jack se lo merecen y de sobra. En 1999 el grunge y propuestas alternativas venían de capa caída, asomaba el numetal como la gran cosa, pero lejanos a eso, armados de un estilo, de una batería simple, de actitud, de una guitarra que cargaba la sabiduría de generaciones, un estilo minimalista, garage, seductor, romántico y eufórico y con el rojo y blanco como sus estandartes, la banda trajo de vuelta el rock clásico y el blues pero no para refrendarlo solamente como un acto de homenaje (que vaya si lo fue) sino para hacerlo tan propio como íntimo, tan abrasivo como ruidoso. Transformándolo en algo nuevo. 

Es por eso que hoy celebramos el hito con 12 canciones selectas en que el foco estuvo en la variedad. Su estilo a veces era delirante, pero a veces realmente sacudía todo y otras jugueteaba, pero siempre nos dejó ese «más que algo». No había duda de la genialidad y dominio de White, pero como todo yin necesita un yang, sin la chispa, eficiencia, cariño, entrega y el talento de Meg esta banda no estaba completa.

Más allá del fenómeno «Seven Nation Army», quisimos destacar 12 canciones, 12 buenas razones para que The White Stripes se haya ganado con honores el mérito de tener su lugar en el Salón de la Fama. 

¿Estás de acuerdo con la selección? ¿Cuál (es) agregarías a la lista? 

Hotel Yorba 

TWS también demostró que toda esa energía estridente de las que se jactaron podía ser llevada al plano acústico. Con una performance minimalista armada de una percusión, panderos y una guitarra de palo hicieron de «Hotel Yorba» una verdadera delicia garage country de su discografía (ya temprana) que mantiene todo arriba. Dicho Hotel Yorba es un edificio antiguo ubicado en el suroeste de Detroit y obsesionó un poco a White. Jack cuenta que, de niño, oyó el rumor de que los Beatles se habían alojado allí; un rumor que, aunque falso, le encantaba. The White Stripes grabaron gran parte de ese videoclip ya algo de culto de la canción fuera del hotel, pero se les negó el permiso para filmar dentro. Una Meg amarrada en el video y una letra encantadora hacen de este single una de las mejores muestras de la originalidad de la banda.

Ball & Biscuit 

Momento cumbre de «Elephant» (y de la carrera de TWS) del blues rock heavy apasionado y donde White logra literalmente aparearse con su guitarra a través de una sinfonía de solos magistrales. De hacer rugir con alebosía su Airline rojiblanca. Como buen séptimo hijo real Jack acude a esta singular leyenda que ha hecho eco Iron Maiden y otras referencias en la cultura popular, pero esta vez arraigado en el blues de Willie Dixon llamada justamente «Seventh Son» que es mencionado en una letra directa y muy sexual. El derroche de estilo, el sonido demoledor, el ritmo blues cadencioso y una actitud salvaje y un pequeño guiño a las drogas: «Ball (cocaína) y Biscuit (anfetamina)» y a un micrófono de la vieja escuela. Es un bombazo que define la esencia WS y probablemente sea su mejor canción.

Death Letter 

Toda la amargura de perder a tu amada y que te lo expongan en una carta. En efecto y como su nombre lo indica, la canción trata sobre un hombre que se entera de la muerte de la mujer que ama a través de una carta. El protagonista narra cuando va a reconocerla a la morgue, asiste a su funeral y regresa a su casa sumido en la depresión. Es tan solo otra de las referencias del triste blues y una sacada de sombrero de White ante uno de sus ídolos bluesman de antaño como Son House, aunque, por supuesto TWS poniendo más crudeza y rock a la cosecha de uno de los maestros del Delta blues.

Stop Breaking Down

Cuando los Rolling Stones hicieron su versión del tema de Robert Johnson para el sublime «Exile On Main St.» fue gran cosa para conectar con las raíces del blues, llevándolo a un formato rock. Pero cuando los White Stripes conectaron con ambas versiones, pero poniendo al servicio del tema su destreza, gritos, locura y sonido de ese gran primer álbum, prácticamente la hicieron suya. Una de las primeras «clases no pagadas» de historia del blues a manos del dúo maravilla de los 2000’s.

 The Big Three Killed My Baby

Es el manifiesto primitivo de una rabia humeante. Desde su debut homónimo, Jack lanza una diatriba contra las grandes automotrices —General Motors, Ford y Chrysler—, no solo por su poder corporativo sino como símbolo de un sistema que devora innovación y humanidad. Es una canción política, pero también es un aullido de desesperación, con guitarras que chirrían como cadenas en el concreto. Su sonido es crudo y su mensaje directo: no hay espacio para la complacencia cuando el arte quiere morder.

You’re Pretty Good Looking (For a Girl)

Irrumpe como un relámpago pop cargado de ironía y melancolía. Es el punto de partida de De Stijl, y ya desde aquí Jack White deja claro que bajo la superficie de sus canciones late una tensión entre la dulzura y el desencanto. La guitarra fluye con encanto, mientras la batería de Meg marca el ritmo con una inocencia casi infantil. Pero la letra corta como navaja. Entre cumplidos disfrazados y frases de aparente ligereza, se desliza una crítica al lenguaje condescendiente del amor moderno, ese que reduce y decora en lugar de mirar de verdad. 

Little Cream Soda

Un temazo que devuelve al Jack más oscuro y febril. Es una narración críptica y casi alucinógena sobre el hastío, donde el ruido es un protagonista más. Aquí se habla de pérdida, de rutinas rotas y de memorias que se repiten como mantras. Jack canta como si el mundo se hubiese vuelto plano, monótono. Las guitarras rugen con furia stoner, cercanas a Black Sabbath, mientras la batería golpea con primitivismo ritual. Jack y Meg construyen un paisaje desértico donde la repetición se convierte en mantra: cada verso es una postal del vacío cotidiano, de la rutina convertida en ruido blanco (o petróleo).

In the Cold, Cold Night

Es una de las piezas más singulares del catálogo de The White Stripes. Incluida en Elephant (2003), no sólo marca un giro estético dentro del álbum, sino también un gesto narrativo. Meg White toma el micrófono y canta con una voz casi ausente, frágil, que contrasta radicalmente con la intensidad habitual del dúo. Desprovista de técnica, pero llena de una fragilidad magnética, transforma la canción en un pequeño conjuro. Es un blues minimalista, nocturno, donde el deseo se arrastra como humo por debajo de la puerta. En una industria obsesionada con la perfección, Meg canta sin adornos, sin miedo, y eso es exactamente lo que la hace poderosa.

 Fell In Love with a Girl

Despojándose de su sonido blusero de sus trabajos anteriores, ‘Fell in love with a girl’ no sólo viene a representar la cúspide del garaje rock o del álbum ‘White Blood Cells’ en sí mismo, sino que la cúspide de lo sucio e inacabado como un elemento estético y bello y un pilar esencial cuando de plasmar lo más honesto y directo del amor —o el enamoramiento— se trata. Sin necesidad de recurrir a la metáfora de la mano de guiños al rock & roll y el punk en su estado más primitivo.

I Think I smell a Rat 

‘I think I smell a rat’ —perteneciente a ‘White Blood Cells’— sigue la misma tonalidad sonora de aspecto sucia que se aborda en el transcurso de todo el álbum, aunque con una dirección lírica que muchos podrán verse inquietados a la escasa profundidad de significado. “Creo que huelo una rata” sin realmente darle vueltas al asunto más que referir a lo que es en su literalidad, pero que después de todo se concreta como un acto minimalista que sólo dibuja la espontaneidad, sinceridad (y genialidad) del dúo.

Black Math

De carácter estridente, experimental y donde la guitarra culmina por poseer personalidad propia para ser un agente que expresa el sentimiento de la canción por sí sola, presenta a Jack White en su apariencia más furiosa. En ella, aborda su frustración ante lo educativo —principalmente complejo— utilizando metáforas matemáticas para expresar su lucha por la exploración del autodescubrimiento y autoconocimiento y cuestionando, también, si el aprendizaje es una habilidad física o mental.

Hardest Buttom to Buttom

En la coherencia con la línea del álbum al que pertenece (‘Elephant’), la pieza ‘Hardest buttom to buttom’ marca un consistente riff y beat que, más allá de aparecer como un hermano chico de ’Seven Nation Army’ —o una alusión hipotética— en el que de hecho, el ritmo y tempo es el mismo, es una de las canciones que al día de hoy dibuja con mayor precisión la definición de The White Stripes como exponentes del rock alternativo de la década de los 2000. Explorando lo impactante desde lo sencillo y honesto.

 Compartimos un playlist con las selectas y algunas otras que seguramente pueden ser de tu agrado o echaste de menos en esta selección:

 

 

 

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