«Al principio, éramos demasiado rockeros para la escena del jazz y demasiado jazzistas para la escena del rock» – Entrevista con Michael League de Snarky Puppy

«Al principio, éramos demasiado rockeros para la escena del jazz y demasiado jazzistas para la escena del rock» – Entrevista con Michael League de Snarky Puppy

La aceptación y masificación del género jazz fusión ha permitido que el trabajo de diferentes artistas y proyectos brillen con más presencia en el mainstream musical actual. Snarky Puppy se ha destacado no sólo por una discografía rica en variedad de sonidos latinos mezclado con fuertes influencias jazzisticas, sino que también por contar con un amplio número de músicos en escenario liderados por Michael League, bajista, compositor y mente central detrás del proyecto que ha estado activo desde hace más de 20 años, colaborando con diferentes artistas a lo largo de su actividad.

La banda se encuentra celebrando el aniversario de su aclamado disco «Sylva» con una re-edición, y para la ocasión, se embarcaron en una gira por diversos países donde Chile no es la excepción, con un concierto encabezando la versión 2025 de Tiny Fest en Teatro La Cúpula el 7 de septiembre, y también pasando por Frutillar el 9 del mismo mes en Teatro del Lago, en una producción de Stgo Fusión.

Pudimos conversar con Michael acerca de su visión respecto a este re-lanzamiento, los inicios de la banda y su relación con el bajo.

-Bueno Michael, este año marca el décimo aniversario del álbum “Sylva”, y lo están celebrando con una versión remasterizada y, también, con una versión que tiene una remezcla. Me gustaría saber ¿Qué atributos de la grabación original quisieron destacar en esta nueva versión?

En mi opinión, lo más importante en el proceso de grabación de un disco es la mezcla; aún más que el proceso de grabar. Se le da luz a algunos elementos que podrían estar muy escondidos y viceversa. Entonces, para mí, escuchar ese disco después del trabajo que hizo Nick Hart, nuestro ingeniero de los últimos 10 años, fue distinto, muy distinto. Es muy interesante escuchar un disco que ha vivido tantos años con una identidad única y después escuchar una perspectiva nueva.

Disfruté mucho del proceso de trabajar con Nick en esta nueva versión. Creo que el sonido en general es más gordo y más claro. La mezcla original de Eric Hartman fue muy linda, pero muy natural. Y esta versión, no sé, me parece más amplia, más densa y a la vez más clara.

-¿Cómo ha sido la experiencia de colaborar con la Metropole Orkest y de qué formas sientes que realza las posibilidades creativas de Snarky Puppy?

Fue lindísimo. Trabajar con la Metropole Orkest siempre es un gran placer. Es la tercera vez que he hecho un disco con ellos; dos con Snarky Puppy y una vez con Bokanté. Incluso la banda tiene que tocar de una forma un poco más disciplinada porque hay 74 músicos en lugar de 20. Todo el mundo tiene la misma oportunidad de ser creativo con sus decisiones musicales y artísticas. Entonces, me siento con un montón de libertad cuando toco con ellos, y creo que es igual para todos los miembros de mi banda, porque ya hemos pasado mucho tiempo tocando juntos.

Entendemos la dinámica, tenemos mucha química y yo creo que se ve mucho en este disco; aún más que en “Sylva”. En “Somni” se siente la seguridad y la confianza que todo el mundo tiene.

Siempre he pensado que al escuchar Snarky Puppy, la música no siempre tiene que contener letras para poder transmitir un mensaje. La diversa cantidad de instrumentos que usan en el escenario y en el estudio ayuda mucho a concretar eso. Para ti, como compositor, ¿Cómo intentas que la música de Snarky Puppy tenga una narrativa o que entregue cierto mensaje a sus oyentes?

Bueno, al final yo creo que eso lo descubro durante el proceso de composición. Al final, si no siento nada mientras compongo, veo como casi nula la posibilidad de crear algo que llegue al público de una forma emocional. Entonces, en mi opinión, si no empiezas bien, tienes que hacer cinco veces más de trabajo para que suene impresionante o comunicador después. Para mí, todo empieza con el proceso de composición, y a partir de alguna sensación que me mueva, todas las decisiones se basan en cómo amplificar ese sentimiento. Usamos un montón de texturas. Tenemos tantos instrumentos distintos, tácticas y artísticas musicales para amplificar todo, pero al final, lo que estamos amplificando es algo que tiene que estar presente durante el proceso de composición.

¿Crees que, de cierta manera, la música de Snarky Puppy, y según lo que te han comentado a través de los años, podría ligarse a momentos que son más introspectivos, más animados o momentos más celebrativos? ¿Sentes que has recibido un feedback variado respecto a lo que genera la música de Snarky en la gente?

Lo bueno de la música instrumental es que cada uno tiene la habilidad de interpretarla como quiera. Veo personas llorando en algunos momentos de algunas canciones y otra gente saltando y gritando en esos mismos momentos. Para mí esa una de esas cosas increíbles la música instrumental, porque no tenemos letras. No estamos determinando cómo debería sentirse o pensar el público. Todo está abierto y eso me encanta. Así que creo que sí; las reacciones son variadas. Y así me gusta.

Hoy en día hay una integración más masiva a géneros como el jazz o la música fusión gracias al algoritmo que sugieren ciertas plataformas de streaming que constantemente van proponiéndote nuevas bandas que escuchar. Sin embargo, bandas como Snarky Pappy, quizás Thundercat y otras similares ya tienen un público más establecido quizás. ¿Qué extrañas de los primeros días con la banda y cómo fueron sus inicios?

Cuando nosotros empezamos, la música eléctrica no existía en la escena del jazz de una forma impactante. Fue muy raro en el 2004 ver a alguien tocando bajo eléctrico en un festival de jazz. Al principio, éramos demasiado rockeros para la escena del jazz y demasiado jazzistas para la escena del rock. Luchamos durante muchos años para cambiar esos estereotipos e intentamos romper barreras entre estilos de música, géneros y escenas. En algún momento, vimos un cambio e hicimos nuestra parte con mucha intención, trabajo y sacrificio.

Había otros grupos también que estaban empujando y juntos abrimos una puerta que ahora está enorme. El mezclar géneros distintos dentro del mundo del jazz y otros es muy normal. Como dijiste, en las plataformas es como ves que hay cientos de grupos, miles haciendo algo ahora en 2025 que era impensable en 2005. Entonces, no puedo echar mucho de menos esa época, ya que sufrimos durante diez años tocando 150 o 180 veces para cinco o diez personas en el público, conduciendo 8 horas en mi furgoneta, tocando 32 conciertos en 30 días. Se puede mirar con un poco de nostalgia y todo, pero fue muy duro.

La cosa es que ya tenemos una química que muy pocos grupos tienen por haber tocado 2000 veces juntos, y estoy muy agradecido por eso. Veo todo mejor como está ahora. La gente no tiene que sacrificarse tanto como nosotros lo hicimos.

Siento que el bajo en la música es un elemento que contiene a la banda, pero que también puede entregar un peso melódico que va mucho más allá de solamente acompañar una guitarra, por ejemplo. Para ti como bajista, ¿Desde qué área tomas el instrumento cuando compones en él y qué te gusta entregar a través del bajo?

Todo depende de la canción. Veo el rol del bajo como algo muy diverso y simplemente me fijo en lo que puede mejorar en la canción. A veces es algo más melódico, más rítmico, no tocar o tocar mucho, pero siempre toco de forma diferentemente dependiendo de con quien esté tocando.

 

Javier Bravo

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