The Devil Wears Prada en Chile: Un rugido demoledor

Fotografías por Jerrol Salas
Pasaron muchos años para que The Devil Wears Prada volviera a Chile, trece años en que la música mutó, y de alguna manera evolucionaron como artistas en cuanto a sonido, abrazando nuevas capas melódicas, pero sin perder el filo que los llevó a ser uno de los nombres más sólidos en el metalcore. Y ayer durante la hora y poco más de concierto, se respiró esa nostalgia, haciendo del reencuentro un descontrol que quedará impregnado entre los asistentes.
El show parecía tener su guión propio, las puertas se abrieron a las 19:30, y poco a poco se fue llenando el recinto, pero aunque la ansiedad era perceptible, canciones como Believe de Cher, y One More Time de Daft Punk, pusieron la cuota «bailable» a una espera que se hacía cada vez más impasible. Un guiño medio irónico y festivo antes de que todo se volviera ruido, sudor y potencia.
A las nueve de la noche, Watchtower retumbó por todo Metrónomo, encendiendo a un público feroz que no se ha ganado fama mundial por mitos, sino que demostraron una vez más por qué ese salvajismo y entrega con la música son tan valorados por artistas foráneos que se llevan una energía cruda, pura y entusiasta. La descarga fue inmediata y el rugido de Mike Hranica se sintió como un impacto en la cara, un golpe que el público respondió con mosh-pit que devoraron todo el show en una constancia implacable. Danger: Wildman también alimentó el caos descontrolado que esa «furia core» puede provocar.
Ya avanzando, tuvimos una probada de lo nuevo. Salt y Broken fueron muy bien recibidas, ciertamente un capítulo más melódico de la banda, pero no por ello de menos impacto, aunque sí era posible escuchar un poco más los coros y gritos de cosas que no se pueden expresar del todo. La masa de gente se movía todo el rato, de hecho, no hubo un momento de quietud, era inevitable saltar con las personas, entregarse a la marea potente, que ellos devolvieron con una performance durísima y con múltiples agradecimientos, como si genuinamente no pudiesen creer que acá se les ha esperado con paciencia y mucho cariño.
Luego, la intensidad volvió a subir con Noise, los breakdowns eran impecables, aunque la acústica no le hizo justicia a la destreza de Kyle Sipress en la guitarra, ni al filo imparable en la percusión de Giuseppe Capolupo. Pero también, hubieron momentos de distensión, donde Jeremy DePoyster decía lo increíble que se sentía ser parte de ese momento único donde trece años habían pasado desde la última visita a Chile, que como banda ya estaban cumpliendo 20 años. Previo a For You, el último lanzamiento de la banda, Mike dijo que dependía de nosotros ser el público más brutal del tour, y no se decepcionaron, porque “I do it for you” resonó tan fuerte que era perceptible en sus rostros la felicidad de volver aquí.
Cuando estaban tocando Sacrifice se armó un mosh pit que abarcó casi todo el sitio y que muchos afirman fue casi un wall of death, donde también muchos se animaron a hacer un crowd surfing brutal. Y en la vorágine de esa catarsis colectiva, Hranica se lanzó sobre la multitud, confiándose a brazos enardecidos que le dieron un paseo feroz por unos minutos. Hubo de todo, un flotador de alien que era casi un invitado especial, la bandera de la fanbase colgada del teclado de Jonathan, pero sobre todo, hubo fidelidad a esa conexión que sobrevive al tiempo, que siempre que se da ese encuentro se hace con la fuerza de la primera vez. Pero no todo dura eternamente, y el final, llegó demasiado rápido con Hey John, What’s Your Name Again?
Setlist
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Watchtower
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Danger: Wildman
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Born to Lose
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Salt
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Broken
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Ritual
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Reasons (Excision cover)
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Noise
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Reptar, King of the Ozone
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Escape
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For You
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Dez Moines
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Chemical
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Sacrifice
Encore:
15. Dogs Can Grow Beards All Over
16. Hey John, What’s Your Name Again?