«Pussy Whipped» puso en ruta el feminismo de Bikini Kill (1993)

«Pussy Whipped» puso en ruta el feminismo de Bikini Kill (1993)

Kill Rock Stars, 1993

La banda más conocida del movimiento riot grrrl y uno de los nombres clave para entender el punk de los últimos treinta años. Nada mal para Bikini Kill, otra de las muchas bandas que no obtuvo el reconocimiento que mereció en el momento oportuno y son miradas, años después, en perspectiva. Hijas de Joan Jett y de las Runaways, devolvieron el punk a sus raíces de principiante, ya que el punk llevado por hombres se había endeudado cada vez más con la técnica del heavy metal de fines de los ‘80, presagiando al nu-metal. A diferencia de la mayoría de sus compañeros, las Bikini Kill podían escribir canciones absolutamente contagiosas, ancladas en el bajo de Kathi Wilcox y entregadas con la furia de la batería y el estilo directo de Kathleen Hanna. Estos son los pilares de Pussy Whipped, álbum donde no solo se aborda el sexismo (en forma de acoso y violación), sino que se entona el punto de que las mujeres son seres sexuales, y que simplemente no deben ser castigadas por ello.

Las ideas de Pussy Whipped tienen una actualidad brutal, tanto así que nos parecen hasta obvias; incluso,  grandes marcas se han apropiado del lenguaje que, a inicios de los ’90, pregonaban las de Washington,  pero teñidas de escepticismo y curiosidad; así, nacieron temas como ‘Alien She’, que destruye la parte femenina tradicional ,esa que  se siente contradictoria con el feminismo  que está impulsando. ‘Hamster Bab’ y y ‘Star Fish’ atacan a las industria musical y a la prensa, con las que chocaron constantemente; había muchas burlas de periodistas que  enmarcaron a Hanna como una ridícula que escribía mal, o le sacaban  citas  de contexto.

‘Star Bellied Boy’ articula la disfunción sexual, el dolor y la insatisfacción después del abuso, mientras ‘Sugar’ rechaza la narrativa sexual pornográfica con la que los hombres han mirado a las mujeres. Uno de los puntos altos es la versión de ‘Rebel Girl’, el himno icónico para la solidaridad femenina, que es un constante juego de palabras que allanaba el camino para una hipotética revolución feminista; a pesar de la oscuridad de todo lo que los riot grrrls estaban combatiendo, Pussy Whipped se ocupa de resaltar la belleza de la amistad entre feministas. En general, el álbum es agresivo, irrespetuoso, aunque termine con la versión de la banda para la balada  ‘For Tammy Rae’, que ofrece un cambio de ritmo con respecto al resto. Los cortes son imperfectos, desordenados, y capturan el sonido específico del riot grrrl.

Pussy Whipped corresponde a una irrupción huracanada en un ambiente que no se tomaba en serio el rol de la mujer en la música, por mucho que Joan Jett, Doro, Lita Ford y otras, hubieran tenido éxito. Las voces de Kathleen Hanna están absolutamente fuera de este mundo, adornadas con ese tono disruptivo e intencionadamente descuidado con el que querían encender la discusión de la valía  de la mujer como tal.

Cuando surgen conversaciones sobre las mejores bandas  punk de los ‘90, Bikini Kill siempre se queda  fuera, lo cual es injusto porque no podemos pensar en muchos álbumes noventeros que destilaban furia, sin pensar que este Pussy Whipped era un parámetro para ellos. Tantos años después, y mucho más tras el #MeToo de 2017, la revolución que llamaba Bikini Kill en este disco, está siendo realidad.

Macarena Polanco

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