The Aristocrats en Chile: Patos, pingüinos y virtuosismo al servicio del espectáculo

The Aristocrats en Chile: Patos, pingüinos y  virtuosismo al servicio del espectáculo

 

El pingüino policía Sgt. Rockhopper estuvo al acecho de nuestro amigo Duck en una virtuosa y musical persecución que se tomó el escenario de Club Chocolate. El humor y talento del trío instrumental cautivó al público en un show libre de celulares

Fotos: Vicente Chacón 

Con la astucia de un pato en fuga y el ojo experto del pingüino persecutor, The Aristocrats trajo a nuestro país el viaje musical de nuestro amigo pato en su periplo hacia Nueva York. El trío conformado por los talentosos Guthrie Govan, Bryan Beller y Marco Minnemann convirtió el escenario en toda una aventura musical que, a base de humor, técnica y una gran química entre ellos, hicieron de la noche en la capital, una experiencia inolvidable.

Casi una década transcurrió desde el último concierto de los aristocráticos en nuestro país, que marcó su debut en suelo nacional. Esta vez llegan de la mano de Duck, el disco lanzado en 2024 y que los trae a estas latitudes en el marco de su gira promocional. Dado el tiempo transcurrido, y la calidad de show que ofrecieron en aquella oportunidad (se presentaron junto a Adrian Belew) es que las expectativas para eran altas, tanto así que, dado al éxito de ventas, se agregó esta segunda fecha, que terminó por ser el primero de los dos shows que la superbanda realizará en Chile.

 

El Club Chocolate empezó a calentar motores con una dupla nacional que, si hablamos de talento, ellos tienen un nombre más que ganado en el panteón criollo. Koke Benavides (Octupus) referente nacional cuando hablamos de progresivo, y América Paz, ganadora del premio Pulsar a instrumentista del año 2025 derrocharon precisión y velocidad, en la justa medida para lo que se venía.

Por un momento, imaginemos que estamos llegando a casa después de un día agotador. Un respiro luego de esa siempre agotadora jornada. Nos da por tomar la guitarra para improvisar un par de acordes. En ese intervalo, en el que no existe tiempo ni espacio, se suma, sin aviso, un bajista que acompaña el mismo tempo, el mismo sentir. Todo fluye, todo suena natural y orgánico. Los acordes toman su lugar mientras, el ritmo de una batería toma posesión de todo, todo.

Algo así podríamos decir que fue The Aristocrats. Con una naturalidad y sensibilidad absoluta, propia de los que saben, abrieron fuegos con Hey, ¿where’s my Drink Package? Ese fue solo comienzo del viaje de Duck, nuestro amigo pato que, entre aventuras y desventuras, le tocó moverse entre soplos de rock, fusión y cositas jazzeras. Sgt Rockhopper fue la natural continuación de una historia que estaba destinada a terminar para bien. Para bien, porque la química que presenciamos en Chocolate no es el resultado simplemente de el virtuosismo, es el resultado del fiato que se logra cuando se está en el momento y lugar correcto. Tal cual como el momento que nos regaló Marco Minnemann con un solo de batería que, honestamente, puso los pelos de punta a todos los que atentamente, contemplábamos absortos, cada movimiento de baquetas.

 

La balada de Bonnie de Bonnie y Clyde dio ese toque oscurito y con aires a cine noir de forma elegante. Presenciar a Guthrie Govan en una mezcla de improvisación, técnica y corazón es algo realmente conmovedor. Poco a poco la música lo iba llevando a un climax. Cuando decimos que Aristocrats es mixtura de virtuosismo y corazón, hablamos de momentos como este. Bryan Beller con su bajo, acompañó constantemente con un tacto realmente conmovedor. Aunque no tanto como lo fue su sentido del humor. Porque si hubo alguien que llevó adelante espectáculo conversando, echando la talla y logrando llegar al público, fue Bryan. Un bajo pulcro, correcto y al servicio de la música, fue lo que el estadounidense hizo. No es fácil en un escenario que, por momentos, lleva los ojos a los otros patos (ya saben a lo que queremos decir).

La jornada llegó a su fin, en una noche que se hizo muy, muy corta. Get it like that, y Desert Tornado, dieron despedida a una velada que quedó sin duda marcada, por la cercanía y carisma de una triada de músicos que, sin duda, saben cómo conectar el resto de patos. Nosotros.

Nacion Rock

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